REPORTE DE LA AGENCIA KALI-YUGA N.1 FEBRERO 2010-02-03

ACCIONES Y REACCIONES

por Walter Preziosi

 

Nunca antes como ahora se ha podido percibir la relación entre hechos en apariencias diferentes. Días pasados el notorio periodista filósofo italiano Giovanni Sartori, hoy convertido en el sucesor de la maliciosa y fallecida Oriana Fallaci, escribía en el matutino milanés Corriere della Sera que, si bien no era posible ocupar Afganistán y Pakistán, sí lo era en cambio la posibilidad de establecer allí una colonia que vigilara a los fundamentalistas y que con prontitud evitara que éstos lanzaran una bomba tóxica sobre el Occidente ya que, nos explicaba, un puñado de toxinas podría causar una epidemia que daría con la vida de mil millones de personas. Ante esta sarta de mendacidades proferidas que tanto abundan en el ‘occidente’ para justificar sus intervenciones fue el mismo Bin Laden el que se encargó de contestar en un audio especialmente entregado a la agencia Al Jazeera. En realidad no es el fundamentalismo el que hace peligrar con toxicidad al mundo, sino los principales países, como EEUU y China por ejemplo, que se han negado a firmar los acuerdos de Kyoto y se empecinan en contaminar el medio ambiente en función de sus negocios sin preocuparles ni la salud ni la vida de las personas. Sería tan sencillo que el mundo renunciara por un instante a esa fiebre consumista y tecnológica que lo invade para que de este modo y sin acudir a las guerras que nos sugiere Sartori de inmediato se evitaría la toxicidad en el planeta. El capitalismo y el comunismo son pues los males que hay que extirpar y no el fundamentalismo que lo único que hace es defenderse de tal invasión.

Pero la contaminación del medio ambiente cuyos efectos se perciben a simple vista con los cambios climatológicos que estamos viviendo a diario es apenas un botón de muestra para comprender la otra contaminación mayor consistente en la desinformación que hoy estamos viviendo y que esta agencia de noticias combate con sumo vigor en el medio de habla hispana. Así como estamos condenados a padecer un incesante flujo de envenenamientos hechos en nombre de los dicen combatirlos, hoy los periodistas, en vez de informar, ocultan lo que está sucediendo. Vamos pues a indicar algunos hechos puntuales de la actual guerra de civilizaciones que se han venido ocultando en estos últimos días a fin de colaborar en la lucha en contra de la contaminación.

1)    La batalla de Lashkar Gar

Se trata de la capital de la provincia de Helmand en Afganistán en donde actúan en simultaneidad el ejército británico y hace poco también el norteamericano debido a la alta conflictividad allí imperante. El viernes pasado en la ciudad de Londres estaban reunidos los representantes de 70 países tratando de ver cómo se resolvía la guerra de Afganistán que ya lleva más de ocho años y cada vez va peor. El presidente Karzai allí presente dio una información dramática. Manifestó que se precisa presencia extranjera para al menos 15 años más. Todos los concurrentes escucharon azorados. Se acordaron entonces de George Bush que había dicho que todo se resolvía en cuatro meses y de Obama que explicaba que enviando un refuerzo de 30.000 hombres en el 2011 ya se podían ir. Ante lo cual, y para romper con el pesimismo, el delegado de la ONU en Afganistán, el sueco Kurt Eide, dio un mensaje tranquilizador. Estaban en tratativas con ciertos talibanes que estarían dispuestos a dejar las armas por dinero y cargos públicos. Todos saltaron entonces de alegría. Al fin se encontraban con talibanes razonables dispuestos a separarse de Al Qaeda. Hubo alguno de los presentes que elaboró un sesudo discurso de exaltación de la democracia, la antidiscriminación y la libertad sexual que llegarían al país después de tal hecho prodigioso y modernizador. Pero la alegría duró apenas unas horas, ese mismo día el movimiento talibán no solamente desmintió tales reuniones sino que, para darle una cierta consistencia a sus expresiones, envió un comando kamikaze de 7 hombres a la ciudad antes mencionada de Lashkar Gar. Se dividieron en dos grupos uno de ellos tomó un hotel habitualmente ocupado por extranjeros y el otro disfrazado de soldados afganos tomó el cuartel militar de la ciudad. Estuvieron peleando durante ocho horas quedando en ese lapso la ciudad prácticamente paralizada. 45 soldados de la coalición ocupante murieron tras la inmolación de tres kamikaze, los otros cuatro pudieron escapar. A fin de que nuestra mente no se encuentre ocupada siempre con los nombres de sujetos como Sartori difundiremos ahora los de los tres mártires que se inmolaron en la acción. Ellos son: Mullah Naseem, Mula Muhammad Wali y Ale Hafeez.

Las consecuencias de todo esto fueron que muchos de los presentes en la reunión de Londer comenzaron a considerar la posibilidad de dar por terminada cuanto antes la ‘guerra inútil’ y si bien alguno tímidamente esbozó los argumentos dados antes por el matutino milanés, el sentido común parecía empezar a imperar, hasta que tuvo que intervenir nuevamente el presidente Karzai para jugar su última carta. Dio una noticia increíble. “¿Uds se creían que era cierto que somos el país más pobre del Asia? Pues bien tengo una noticia impactante. Estudios muy recientes efectuados por ingenieros chinos que han venido especialmente al país nos informan que navegamos en el petróleo, que somos la gran reserva petrolera de la humanidad.” Hubo sensaciones de asombro y perplejidad entre los presentes.

2)    Los aviones inteligentes

Mientras que estas profundas reflexiones se efectuaban en Londres, el mando militar norteamericano trataba de encontrar una explicación a la derrota de Lashkar Gar. El Gral. Mc Chrystal explicaba que ello se debía a que en la zona sur no llegaban pertrechos indispensables como el combustible para los tanques de guerra y los aviones ya que los talibanes en el vecino Pakistán habían clausurado el paso de Khyber destruyendo en los últimos días unos 20 camiones cargados con combustible. Si bien resultaba valorable el apoyo  brindado por Rusia al permitir que por su territorio transiten los pertrechos, lamentablemente éstos ingresaban por el norte y tenían que recorrer todo el país para llegar al sur, siendo en el trayecto asaltados por los talibanes afganos. Para colmo de males se tropezaban ahora con un problema gravísimo que era que estos últimos habían encontrado la forma de destruir la principal arma norteamericana, los aviones inteligentes sin piloto. Estos últimos son armas terriblemente eficaces que superan la ficción de Hollywood ya que los misiles que lanzan tienen la capacidad de distinguir a talibanes de inocentes civiles por lo que los ‘daños colaterales’ que ocasionan son prácticamente insignificantes. Pero, decíamos, los talibanes habían encontrado la fórmula, aun no develada, de destruirlos. Al menos dos fueron abatidos en la última semana.

Al parecer el Pentágono, con el visto bueno del presidente Obama, ante este tremendo e imprevisto inconveniente habría resuelto dar un giro radical a la situación. La táctica ahora es la extensión de la guerra a Pakistán lanzando una lluvia de misiles sobre aquellas zonas en las que se supone que están los talibanes. Pues bien en el día de ayer la aviación norteamericana arrasó con la pequeña localidad de Datta Khel, lanzando 18 misiles de gran porte produciendo la muerte de unas 47 personas y heridas a otras 150. En el día de hoy se produjo la reacción talibán cuando fue atacada una fuerza conjunta yanqui-pakistaní en la región de Swat produciendo la muerte de 9 soldados, entre ellos tres marines. La guerra se ha así extendido a Pakistán y con este último hecho se ha puesto en evidencia la presencia militar yanqui en tal país.

Pero, tal como dijéramos al comienzo las acciones producen también reacciones muchas de ellas impensadas y a miles de kilómetros de distancia. El matutino estadounidense New York Times se alarma por el grado de crisis impuesta por la guerra a la economía yanqui y la considera como sin precedentes. Se afirma allí que el déficit actual tiene sólo tres precedentes en toda la historia norteamericana: con la guerra civil, con la Primera y con la Segunda guerra mundial. Pero en tales casos existía la expectativa de que esos déficits disminuirían cuando se restableciera la paz y desapareciera el gasto bélico. Nada de todo esto está hoy a la vista, sino por el contrario el cada vez mayor incremento del mismo.