Madrugada del 21 de septiembre del 55...

ALN NO SE RINDIÓ

por el Movimiento Nueva Argentina

Aquellas horas iniciales de la primavera de 1955 trajeron, en realidad, un muy largo invierno del que la Argentina sigue sin salir.

Los derrotados por la Revolución Nacional iniciada en 1943 volvían con vientos de revancha para rehacer el Estado y la historia, sintiéndose protagonistas de la última batalla de la segunda guerra mundial, fieles a su visión eurocentrista de la política. En esos días, nada menos que Winston Churchill les daba la razón, desde Londres, proclamando que la caída de Perón era su mayor éxito luego de 1945.

En esas horas sobraban los jerarcas procurando reciclarse de las formas más grotescas. Muchos, que habían escalado socialmente en los recientes años, embanderaban sus casas, aun en barrios obreros construidos por el peronismo. Los punteros del aburguesado partido oficialista se borraban. La CGT se encerraba en la "meditación"...Juan Domingo Perón, oliendo muy de cerca la traición y la ingratitud, iniciaba en soledad un largo exilio.

PERO UN VALEROSO GRUPO DE MUJERES Y HOMBRES SE MANTUVO FIRME Y LEAL: LA ALIANZA LIBERTADORA NACIONALISTA.

Los aliancistas se acantonaron en su vieja sede de San Martín y Corrientes, en el corazón del barrio bancario de Buenos Aires. Estaban allí para defender a Perón y volver a pelear con las fuerzas de choque de la Unión Democrática -siempre encabezadas por la FUBA y el PC- a las que habían corrido de la calles en 1945.

Pero esta vez las patotas democráticas tuvieron el auxilio de los cañones del Ejército. A eso de la una del nuevo día primaveral el comando central de la ALN estaba rodeado de tanques. Un oficial de apellido Guillenteguy envió a otro de menor grado a exigir la rendición. Lo echaron a empujones al grito de "LA ALIANZA NO SE RINDE. DECILE AL QUE TE MANDO QUE NOSOTROS NO AFLOJAMOS NI TRAICIONAMOS".

Pero la orden del nuevo poder era clara... Decenas de cañonazos demolieron a la vieja casona de San Martín 392, con cientos de ocupantes dentro.

La Junta Militar dio un comunicado a la 1,40 de la madrugada: "las explosiones que acaban de escucharse obedecen exclusivamente al ataque que las fuerzas del orden han efectuado a la sede de la Alianza Libertadora Nacionalista, ocupada por 400 a 600 hombres, poderosamente armados, que se negaban a rendirse".

Nunca se informó oficialmente sobre las víctimas. Algunos aseguraron que no hubo muertos, como en un milagro de primavera...El periodismo -automáticamente devenido en partidario de la libertad y la democracia- minimizó -casi ignoró- el hecho. La revista Ahora al menos le concedió dos páginas -VER ARCHIVO ADJUNTO- titulando "reducen a 600 agitadores" aunque líneas más abajo ya los llama "asesinos a sueldo". El gran concurso de infamias y diatribas estaba en sus comienzos mientras Delfor y su Revista Dislocada lanzaban aquello de "deben ser los gorilas...deben se...".

Hace pocos años un periodista -Edelmiro Valdés- escribió en el periódico de circulación continental Tiempos del Mundo rememorando en soledad aquel hecho. Estimó entonces que cincuenta cadáveres quedaron bajo los escombros.

Hoy, cuando la izquierda y la derecha -y especialmente los disfrazados de "nacionales y populares"- reescriben desde su cátedras la historia de los argentinos -operación Cerrutti Costa- para hacérsela deglutir a generaciones desinformadas, esta es una de las páginas censuradas. Esto no existió, ni debe volver a existir. De ninguna manera.

SI LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS QUE GANAN -cantaba Lito Nebbia- ESO QUIERE DECIR QUE HAY OTRA HISTORIA...