EEUU mantiene a miles de personas en «centros de detención» secretos 


Amnistía Internacional considera que lo que ocurre en la base de Guantánamo no es más que la punta visible del iceberg.

Estados Unidos ha detenido, fuera de sus fronteras, a decenas de miles de personas de forma totalmente ilegal, según pone de manifiesto un informe publicado por Amnistía Internacional. La organización detalla el caso de dos ciudadanos yemeníes, Salah Nasser Salim Ali y Muhammad Faraj Ahmed Bashmilah, detenidos durante año y medio por EEUU en una prisión secreta de Jordania, encadenados, sin ver la luz solar y sin poder contactar con familiares o abogados. Amnistía  reclama a Washington que revele la identidad de todas las personas detenidas secretamente, concrete los lugares de encarcelamiento y permita una inspección internacional en los mismos. «Se debe acabar con las detenciones secretas, no sólo porque tales prácticas favorecen a la tortura y al maltrato, sino porque hacer desaparecer a alguien constituye un crimen contra el derecho internacional», subrayó la investigadora Sharon Critoph.

Amnistía Internacional  denunció anteayer que unas 70.000 personas han sido detenidas por Estados Unidos fuera de su territorio y aseguró que la prisión de la base de Guantánamo (Cuba) «no es más que la punta visible del iceberg».

Los yemeníes relataron a Amnistía que fueron torturados durante cuatro días por los miembros del servicio de inteligencia jordanos antes de ser enviados por avión a prisiones subterráneas no identificadas donde permanecieron durante más de año y medio sin haber sido acusados de delito alguno.

A una de esas cárceles secretas llegaron tras un vuelo en avión de unas tres horas. El presidio era más moderno, estaba gestionado por oficiales estadounidenses y la música occidental sonaba 24 horas al día, según el informe de Amnistía.

Desde el pasado mes de mayo se encuentran en una prisión de Yemen, detenidos por las autoridades del país, que ­afirma Amnistía Internacional­ reconocen que no se han formulado cargos contra ellos y que, por lo tanto, no hay razón para que tengan que permanecer encarcelados. Los dos yemeníes, amigos entre ellos, residían en Indonesia, donde Salah fue arrestado en agosto de 2003, mientras que la policía apresó a Muhammad en octubre de ese mismo año en Jordania.

«Creemos que la situación de estos dos hombres es sólo un ejemplo más de las numerosas detenciones secretas que están llevando a cabo las autoridades estadounidenses en todo el mundo», aseguró la investigadora de Amnistía, Sharon Critoph, que se ha entrevistado con los citados yemeníes.

Subrayó, además, que «los estados que colaboran con tales violaciones de los derechos humanos fundamentales, como Jordania, Indonesia y Yemen, son también responsables».

Amnistía Internacional reclamó la liberación inmediata ambos yemeníes, a no ser que sean inculpados por alguna infracción prevista por la ley y que sean juzgados a través de un procedimiento justo