A POR TODAS

por el Partido Nacional Republicano

  

El gobierno de Rodríguez Zapatero está llegando a tal extremo de ignominia en su “proceso de paz” que, para algunos, asuntos como el que se refiere al sanguinario etarra De Juana Chaos excederían los límites de cualquier despropósito. Para el Partido Nacional Republicano se trata de un episodio más de una dilatada ejecutoria para la que ya no resultan válidas las explicaciones al uso que sólo apuntan al odio que Zapatero pudiera profesar a España, ni a las tradicionales relaciones de entendimiento del PSOE con los separatistas. Menos aún la cuestión podría reducirse a una lectura en clave electoralista. No cabe duda de que “lograr la paz vasca”, al precio de la desintegración de España, el aplastamiento de los vasco-españoles y la humillación de las víctimas del terrorismo, podría reportar enormes beneficios electorales. Pero esta argumentación no sería convincente porque, precisamente, resulta que, a la par, está siendo motivo de un desgaste del PSOE de proporciones considerables. Por supuesto, nosotros nunca hemos estimado que zETAp actúe bajo inspiración de la idiotez incurriendo, una vez tras otra, en supuestos errores políticos.

 

Se impone una reflexión de más alcance: desde los esfuerzos denodados por conseguir la  aprobación del Estatut, con todos sus escabrosos culebrones, a las actuales martingalas por mantener en pie el “proceso de paz”, se aprecia una clara disposición a asumir costes. Zapatero actúa forzado, sin los márgenes de libertad de opción que ha demostrado en otros campos. Sin embargo, se muestra con gran determinación para llevar estos asuntos adelante. Todo indica que está siendo el gerente de una empresa, el simple administrador de un proceso que cuenta, desde hace tiempo, con el apoyo de grandes poderes fácticos –empezando por el emporio mediático de Polanco- y que ha sido decidido desde las más altas instituciones del régimen.

 

El tránsito de una monarquía autonómica a una plurinacional exige no reparar en gastos. Siempre que quienes acaben pagando la factura sean los españoles con su unidad  e igualdad. Además de con su dignidad, soportando que se arroje capazos de oprobio sobre la memoria de casi un millar de asesinados por el separatismo vasco. Y por qué no decirlo, con su bolsillo. Porque de esto tendrán que sacar tajada los de siempre. No quisiéramos pensar siquiera, si algunos tuvieron que pagar incluso con sus vidas un día de Marzo de 2004.

 

Por todo ello, si Zapatero va a por todas, la respuesta de los españoles debe ser también ir a por todas. Lo que significa no contentarse con impugnar sólo al administrador de la catástrofe para dejar igual el patio. Tampoco permitir que siga en la poltrona a quien, efectivamente, cumple con su alto papel institucional, que no es otro que, al menos, mirar hacia otro lado. Hay que deponer a todo el consejo de administración. Esto no puede hacerse situando a otro hombre de la empresa en Moncloa, no nos sirve Rajoy.

Si queremos que España perviva y garantizar nuestra convivencia pacifica deberemos dotarnos de un nuevo marco político, asentado en la soberanía única e indivisible del pueblo español y en la igualdad ciudadana. Ese nuevo marco político sólo puede ser una República que articule como Nación democrática a nuestra maltrecha Patria, sometida hoy a los designios de una oligarquía política y económica nefasta. La gran masa amorfa de individuos que hoy habita España deberá transformarse en un cuerpo activo de ciudadanos. Desde hoy mismo, esto implica organizar la rebelión popular contra el régimen del 78 y sus intentos de renovarse como monarquía plurinacional confederal.

Ni Zapatero ni Rajoy: ruptura democrática mediante la movilización hacia la Republica Nacional Española. 

 

 

Secretaría General del Partido Nacional Republicano

 

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