Más allá de su histrionismo «centro-izquierdista», la política efectivamente desplegada por el actual presidente argentino resulta funcional y sorprendentemente afín a la estrategia imperialista de las grandes corporaciones que están trabajando desde hace tiempo en la conformación de un Nuevo Orden Mundial, a través de operadores político-empresarios como las corporaciones Rockefeller, Morgan, Rotschild, Goldman & Sachs, Lehman Brothers, Ford, Hewlett-Packard, Mitsubishi Corp., IBM Corp., Wal-Mart Stores, las 7 grandes empresas petroleras mundiales, etc. En breves palabras, esta nueva conformación del mundo (la tan mentada globalización) significa la concentración de la riqueza en muy pocas manos, la creciente pauperización de la gran mayoría de la población mundial y el invierno demográfico [1].

Como hemos mostrado anteriormente, una prueba de esta subordinación argentina al poder privado mundial corporizado en el grupo Rockefeller es la presencia del Banco de la Nación Argentina como miembro de un grupo de corporaciones y empresas privadas (en su gran mayoría estadounidenses, aunque también algunas europeas, asiáticas, latinoamericanas y ¡argentinas!), el Council of the Americas, creado en 1965 por David Rockefeller para impulsar el libre comercio y la iniciativa privada en los países iberoamericanos. Otra prueba de esta subordinación de la otrora «patria socialista» a la estrategia de los Rockefeller lo constituye el ofrecimiento presidencial, en setiembre del año ppdo., a empresarios del mencionado Council, para que exploten la extracción de petróleo en nuestro país a un costo de 7 ó 9 dólares el barril y embolsen la renta que supone venderlo a $ 55 ó 60 dólares, sin siquiera pensar un solo instante en nacionalizar esa renta petrolera, tal como hace por ejemplo su admirado Hugo Chávez en Venezuela.

Estos días pasados hemos tenido una muestra más de este «matrimonio» político y comercial de nuestros montoneros de antaño con la oligarquía angloamericana del Eastern Establishment estadounidense. El 19 de febrero pasado se oficializó el funcionamiento del Consejo Nacional de Inversiones, organismo creado por el gobierno argentino para «promocionar al país entre empresarios y fondos del exterior», buscando inversiones. Este organismo está conformado por el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y por los ministros de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, y de Economía, Felisa Micelli. La Directora de este invento kirchnerista es Beatriz Nofal, titular de la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones, quien «tendrá a cargo la coordinación y seguimiento del Plan Estratégico Nacional de Promoción de Inversiones con el objetivo “de garantizar el crecimiento económico sostenido”» [2].

La presencia de esta funcionaria (ex radical alfonsinista) en el gobierno «montonero-socialista» revolucionario y «anti-neoliberal» significa que EL GRAN PLUTÓCRATA ESTADOUNIDENSE DAVID ROCKEFELLER Y EL PODER POLÍTICO-FINANCIERO QUE REPRESENTA TIENE, BAJO SU SUPERVISIÓN Y CONTROL, LAS INVERSIONES EXTRANJERAS EN LA ARGENTINA, dado que Beatriz Nofal es miembro de Interamerican Dialogue/Diálogo Interamericano, el organismo privado creado por David Rockefeller, Robert McNamara y Cyrus Vance el 15 de octubre de 1982, a través del cual estos personajes han nucleado y nuclean a la social-democracia latinoamericana, cuyos miembros han ocupado y ocupan cargos políticos de máxima importancia en la región (desde Jefes de Estado a Ministros, Presidentes del Banco Interamericano de Desarrollo, etc.) [3].

1. Beatriz Nofal se ha hecho presente en la política argentina en el gobierno de Ricardo R. Alfonsín, también miembro activo del Interamerican Dialogue (lo cual quizás explique su llegada a la presidencia argentina en 1983 y su vigencia en la política nacional, a pesar de su fracaso en la gestión gubernamental).

Pero antes de ser funcionaria, esta mendocina neo-militante kirchnerista se formó académica y profesionalmente en las entrañas del poder mundial, después de egresar en 1975 de la Universidad Nacional de Cuyo con el título de licenciada en Sociología. Entre 1976 y 1978 hizo un master en Planificación Regional del Desarrollo, en el Institute of Social Studies, de La Haya, Holanda, y un posgrado en Desarrollo en la Universidad de París. Luego se mudó a Estados Unidos, donde obtuvo su doctorado (PhD) en Desarrollo Económico, en la Universidad Johns Hopkins, donde también fue profesora. A partir de 1983 trabajó en el Banco Mundial, y también se desempeñó en el Massachusetts Institut of Technology (MIT). En éste se desempeñó como profesora de Teoría del Desarrollo Económico, y de Industria y Comercio Internacional. En 1985 fue nombrada asesora en la Subsecretaría de Política Económica del Ministerio de Economía de la Nación, y en enero de 1986 asumió como subsecretaria de Desarrollo Industrial, dentro de la Secretaría de Industria y Comercio Exterior, que comandaba Roberto Lavagna, cargo que ejerció hasta diciembre de 1988 [4].

Hasta que asumió este nuevo cargo gubernamental en octubre de 2006, era miembro activa del área de Latinoamérica, el Caribe y Canadá, según consta en la página web del organismo rockefelleriano [5]. Desde entonces, sigue siendo miembro, pero con licencia (¿¡).

2. Interamerican Dialogue/Diálogo Interamericano. Luego de la guerra de Malvinas y del default mexicano con la deuda externa en 1982, el gran capital angloamericano que había promovido y apoyado las dictaduras militares latinoamericanas y sus políticas liberales, decidió que era la hora y el momento de dejar de lado las botas y pasar a los votos: ya no más dictaduras, sino democracias, PERO SIN MODIFICAR UN ÁPICE LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS Y SOCIALES PROMOVIDAS POR LAS DICTADURAS.

El 15 de octubre de 1982 se funda este organismo, en el cual sus fundadores –David Rockefeller, Robert McNamara y Cyrus Vance, entre otros- nuclean y congregan a la socialdemocracia latinoamericana, la cual pasa a ser la cara bonita y «progresista» de los procesos democráticos post-dictaduras, una especie de «capitalismo salvaje con rostro humano». Si bien los «democráticos» militantes de «nuestras» social-democracias vernáculas repudian los procesos dictatoriales y, como en nuestro país, los llevan a juicio, no investigan judicialmente a los que ejecutaron las políticas económicas de los mismos. No sólo han brindado un paraguas judicial y jurídico a las mencionadas políticas económicas, sino que además las han continuado sin modificarlas en lo sustancial, y sin repudiar tampoco las espurias e ilegítimas deudas externas. Bajo el manto del socialismo laico progresista han integrado las economías regionales a los proyectos y diseños del Nuevo Orden Mundial en una nueva división internacional de la producción y del trabajo. La cena celebrada por el Council of the Americas en honor del presidente Kirchner, el 21 de setiembre de 2006 en New York, es un ejemplo paradigmático de este esquema: sentados a la mesa y homenajeando al «abanderado» de los derechos humanos estaban muchos de los dueños de las empresas que financiaron y apoyaron el golpe de Estado de 1976, y que no sólo hicieron grandes negocios con la dictadura cívico-militar procesista sino que además estatizaron sus deudas locales con el exterior, transfiriéndolas a todos los argentinos.

¿Qué es en esencia Interamerican Dialogue/Diálogo Interamericano? Un organismo de 100 sobresalientes líderes públicos y privados de Estados Unidos, Canadá y 22 países de América Latina y el Caribe. Estos líderes provienen de los ámbitos politico, mercantil, académico, comunicacional y no-gubernamental. Nueve de estos miembros fueron presidentes de sus respectivos países, más de una docena sirvieron como ministros, y catorce han sido congresistas. Casi el 20% de ellos está en los sectores de negocios o financieros. Seis miembros están vinculados a los medios de comunicación y nueve con universidades. Los miembros del organismo son un grupo intelectual y políticamente heterogéneo, ya que incluye a republicanos y demócratas de Estados Unidos, y a diversas expresiones políticas de Canadá, América Latina y el Caribe. Sus miembros «están unidos por su compromiso con los principios democráticos, la discusión libre y vigorosa y la cooperación económica regional» [6].

Entre sus miembros estadounidenses/americanos figuran Peter D. Bell, David de Ferranti (funcionario del Banco Mundial), Brent Scowcroft (Consejero de Seguridad Nacional del presidente Gerald Ford y miembro del CSIS [7]), Thomas McLarty III, James E. Carter (ex presidente de Estados Unidos), Stanley Fischer (ex Citigroup), Richard Haas (presidente del Council on Foreign Relations/CFR).

2. a) PETER HAKIM es el presidente de este organismo. Fue vicepresidente de Inter-American Foundation y trabajó para la Ford Foundation, en Nueva York y en América Latina. Sirve en juntas y comités consejeros de la Foundation of the Americas, Banco Mundial, Banco de Desarrollo Interamericano, Human Rights Watch y en Foreign Affairs en Español (publicación del CFR). Además, es miembro del Consejo de Relaciones Internacionales (Council of Foreign Relations/CFR), es decir, es funcionario del poder privado que domina a Estados Unidos y al mundo entero.

2. b) ¿Quiénes financian al Interamerican Dialogue? Que no se trata de una institución cualquiera o anodina, lo prueba el hecho de su financiamiento. Entre quienes contribuyen a mantener activo este centro, se cuentan la Fundación Ford (es decir, el Departamento de Estado norteamericano y la CIA), el Open Society Institute (George Soros), la Fundación William y Flora Hewlett, la OEA, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, la Corporación Andina de Fomento, el Banco de Desarrollo Asiático, la Embajada de Chile, la Embajada de México, la Embajada de Finlandia, la Embajada de Japón, la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional, la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID), el Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional, la AFL-CIO, Chevron Corporation, Coca-Cola Company, Deutsche Bank, Federal Express Corp., Eton Park, Banco de la Reserva Federal de Atlanta, Ford Motor Company, General Electric, Global Crossing International Inc.(adquirentes de las empresas de Pescarmona), Hewlett Packard, el HSBC, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase & Co., Corp., MasterCard International, Merck & Co., Moneygram, New York Life International, Oracle Corporation, PriceWaterhouseCoopers LLP, ScotiaBank, Western Union, etc. Muchas de estas empresas también son miembros del Council of the Americas.

En definitiva, Interamerican Dialogue constituye un organismo creado para suministrar soluciones a las coyunturas económicas, políticas y gubernamentales, siempre bajo el patrocinio de un conjunto de poderosísimas empresas transnacionales y ejecutivos y gerentes al servicio, fundamentalmente, de los intereses de Estados Unidos en Latinoamérica. En resumidas cuentas, este centro de investigación, propaganda y difusión de ideas se ha propuesto institucionalizar entidades supranacionales, como medio para socavar las soberanías nacionales (objetivo grato para David Rockefeller); frenar el crecimiento demográfico, resaltando una preocupante e irreal amenaza demográfico a causa de un supuesto exceso de población; reducir el rol de las Fuerzas Armadas. El fin último de esta institución es consolidar y mantener la hegemonía imperial en todo el hemisferio del grupo de poder privado que domina en Estados Unidos [8].

Concluyendo: el presidente Néstor Kirchner ha elegido para promover las inversiones extranjeras en Argentina a una persona que forma parte de un organismo creado por la plutocracia privada angloamericana para promover el liderazgo político-comercial de las grandes empresas transnacionales de origen estadounidense. Como han informado los diarios, la funcionaria argentina y rockefelleriana ha comenzado su gira reuniéndose con el Council of the Americas y la ha de concluir reuniéndose con Diálogo Interamericano. Todo queda en familia.

La preguntas que uno se plantea es: ¿Por qué esta actuación tan contradictoria, cuasi esquizofrénica, de criticar al capitalismo salvaje y nombrar funcionarios que están desde hace tiempo al servicio de quienes son los dueños imperiales de dicho capitalismo? ¿Por qué tanto criticar a la década menemista, al Consenso de Washington, al Proceso de Reorganización Nacional, al neoliberalismo privatizador, etc., para luego hacer negocios con quienes se han beneficiado con el diseño y promoción de estas políticas imperialistas que han postrado a nuestra Patria? ¿O se trata del viejo truco perverso y antipatriótico de aparentar ser de «izquierda» para servir a la «derecha» y actuar igual que ésta? Evidentemente, abrazarse con Hugo Chávez sirve para disimular la postración ante David Rockefeller y su séquito. En tal caso, conviene recordar que la mentira siempre tiene patas cortas, siempre la verdad sale a la luz.