HOMENAJE A WALTER BEVERAGGI

Ramón Bau

Nos permitimos un pequeño homenaje al mejor economista alternativo que ha tenido nuestro mundo en los últimos años, Walter Beveraggi, muerto este año 1993, cuya pérdida ha sido enorme. Esta persona excepcional, a la que tuve el honor de ver y abrazar en Madrid hace unos años, ha sido sin duda el que mejor ha planteado una solución razonable y meditada, realista y presentable, al sistema usurario que domina actualmente el mundo. Nos permitimos por ello reproducir algunas de sus frases y sus pensamientos:

 

"El marxismo es, fue y será un sistema quimérico e impracticable, particularmente en lo tocante a la Planificación General Económica, que es uno de sus presupuestos teórico- prácticos. Pero al menos es un planteo sincero, aún en los aspectos más reñidos con la ética. En cambio el Capitalismo Liberal, tan incompatible o más que el marxismo con la ética, es susceptible de mimetizarse en la medida necesaria para disimular convenientemente tal incompatibilidad, aun cuando en la práctica sus resultados demuestren una y otra vez su intrínseca perversidad. En virtud de esta condición, el Capitalismo Liberal podemos calificarlo como el sistema farisaico por excelencia". Todo el resumen de nuestras ideas vendría a decir que el hombre, sin otro esfuerzo especial que el de producir usando los medios normales, puede tener y debe tener lo necesario para su subsistencia digna (lo que incluye lo necesario no sólo para comer sino para desarrollarse como persona, pero que excluye el consumismo alocado moderno).

 

 

LA CRISIS DEL LIBERALISMO ECONOMICO

 

La libertad económica permite al individuo hacer o dejar de hacer -en el terreno económico- lo que virtualmente le plazca, con la única limitación de no violentar los principios éticos del orden natural, y entre ellos la libertad y derechos del prójimo. Por consiguiente la libertad económica individual es dentro de nuestras ideas un tema que debe ser respetado por todos, pero que -al mismo tiempo- debe ser ejercido responsablemente para salvaguarda del orden natural y del bien común.

 

El liberalismo económico en cambio, al consistir en un sistema que ignora la Etica, aparenta defender la libertad económica individual pero, en la realidad, al no reconocer limitaciones éticas ni objetivos superiores, deja a un gran número de individuos a merced del capricho o de las decisiones no sólo económicas de los que han alcanzado (con buenas o malas artes) un poder económico dominante. Por ello el liberalismo económico viene a la postre a ser la tumba de las libertades económicas individuales.

 

Dos prescripciones básicas e irreductibles del Liberalismo Económico son:

 

- El afán de lucro como motor esencial de la iniciativa económica individual

 

- El 'dejar hacer, dejar pasar', o sea la plena libertad de hacer por el individuo, sin restricciones morales de ningún tipo, y la libertad de comerciar, también sin restricciones (fuera de las leyes, que se hacen sin objetivo ético sino con objetivo económico sólo).

 

El afán de lucro o de ganancia es indudablemente un estímulo material de primer orden para alentar la iniciativa privada, y lo apoyamos totalmente. Pero al eliminar las limitaciones éticas, y al estar toda la sociedad imbuida de esta falta de ética, se llega a que este aspecto positivo se convierta en el aprovechamiento de cualquier oportunidad de negocio, por más deleznable que sea, desde la prostitución a la prensa sensacionalista o la droga.

 

Es cierto que los Estados han adoptado una especie de ética antinatural que prohibe ciertas actividades consideradas nocivas y las castiga legalmente. Pero esta 'moral' artificial se ha mostrado tan relajada y falta de consistencia y base que no ha logrado calar entre la gente. Así se ha llegado a considerar aceptable el consumo de droga o la pornografía, la especulación, etc hasta tal punto que hoy nadie se fiaría de la palabra de otro pues sabe que 'mentir en lo económico' no se considera ya una falta de ética.

 

Ahora bien, NO es necesario aludir a las actividades casi ilegales para apreciar las lacras del capitalismo liberal, eso sería incluso normal. No, la falta de ética intrínseca se nota en su operatoria normal: la programación de la escasez crónica de bienes y servicios indispensables para una vida digna de los seres humanos, como un recurso habitual del liberalismo a fin de mantener el 'equilibrio' del sistema, destinado a la obtención de precios 'rentables'.

 

Así junto a las actividades claramente inmorales como la usura, especulación, monopolios disimulados, destrucción ecológica y mercantilización de la inmoralidad, sobre ello está la propia base: las restricciones a la producción incluso cuando hay necesidades básicas de los seres humanos, poniendo delante de la 'rentabilidad' del capital la necesidad lógica de bienes.

 

 

LA ESTABILIDAD DEL SISTEMA LIBERAL

 

Evidentemente un sistema que se basa en la 'libre oferta y demanda', no sólo de bienes y servicios sino también de factores contribuyentes a su producción, un sistema que tiene como meta generalizada el 'afán de lucro', presupone necesariamente un mecanismo tendente a compaginar o armonizar la infinidad de elementos y entes productivos por una parte y la infinidad de personas y consumidores.

 

Desde los tiempos en que Adam Smith atribuyó a la Economía el carácter de Ciencia, surgió la necesidad de descubrir cual es ese ordenador universal destinado a armonizar los innumerables ingredientes participantes del proceso económico.

Desde entonces la teoría económica clásica o 'liberal' se consideró satisfecha con la propuesta de Adam Smith en su libro 'La Riqueza de las Naciones' de 1776, quien sostiene que una hipotética mano invisible se encarga del 'ensamble' entre oferta y demanda tanto de bienes y servicios como de factores productivos, llamando a esto MERCADO.

 

Se puede decir que esta concepción ilusoria se mantuvo vigente hasta los años 30 de este siglo. Los ciclos económicos que alternaban fases de depresión y prosperidad no alcanzaban a destruir el mito liberal de la 'mano invisible ordenadora', y los remedios eran medidas fiscales o monetarias.

 

Fue la severísima crisis mundial de 1929 y 1934 la que dió por tierra el presunto automatismo milagroso de la 'mano invisible' como ordenadora infalible de la actividad económica, en base al Libre Juego irrestricto de las fuerzas del mercado. Lo que empezó como una baja desastrosa de la Bolsa de New York siguió con la quiebra de miles de empresas y llevó a una caida total de la producción y los precios. Y de todo ello la consecuencia fueron millones de obreros en paro, creando un desastre increible.

 

En 1934 ya se había tomado conciencia de lo utópico de la 'mano invisible' automática de la oferta-demanda y las leyes del mercado. Se vió que los remedios hasta la fecha usados para tratar sus ciclos eran totalmente insuficientes, había por tanto que replantearse el liberalismo capitalista, y a esta tarea se abocarón John Keynes y toda una serie de economistas, que hasta nuestros días intentar ordenar el liberalismo.

 

 

REMEDIOS KEYNESIANOS AL LIBERALISMO ECONOMICO

 

Tras el colapso de la Gran Crisis del 34 el sistema liberal dejó de tener confianza en el equilibrio automático del sistema, por lo que casi todas las Universidades estudiaron este tema. El más lúcido de los estudiosos de este tema fue John Keynes en su libro 'Teoría general de la Ocupación, el Interés y el Dinero' de 1936, donde se profundizaba en el análisis de la teoría económica clásica, proponiendo remiendos de emergencia para acabar con la crisis.

 

La más importante de las propuesta de Keynes fueron los remedios fiscales. En síntesis Keynes sostenía que la depresión económica se debía invariablemente a una caida de la demanda global en relación a la oferta de bienes y servicios (oferta global), que había alcanzado niveles de gran prosperidad en los tramos de expansión. Y esta merma de demanda desencadenaba una baja de precios y producción que, en caso de persistir, llevaba a una acomulación de la depresión, y a la crisis global.

 

Para ello Keynes propone incrementar el gasto público, estatal, en los momentos de decaimiento de la demanda privada, aun cuando este mayor gasto estatal provoque un déficit público grande a corto plazo, ya que este déficit puede ser contrarrestado por un superavit en los presupuestos fiscales en los momentos de prosperidad posteriores.

 

Otro economista, Alvin Hansen, perfeccionó esta estrategia con la idea de orientar a infraestructuras el gasto del Estado, de forma que promuevan el progreso posterior.

 

La aplicación de estas medidas permitió salir de la crisis a los USA.

 

 

EL CRIMEN DEL MONETARISMO DE FRIEDMAN

 

Tras el periodo de guerra, la rehabilitación general llevó a un periodo de gran producción, y con ella tendencias inflacionistas cíclicas.

 

Tras este periodo de postguerra aparece Milton Friedman de la Universidad de Chicago, decidido crítico de Keynes, que con un respaldo total de la prensa de todo el mundo y de los poderes financieros mundialistas, lanza su teoría Monetarista.

Según sus teorías la inflación es 'siempre y en todo lugar' resultado de la excesiva creación de moneda, por cuyo motivo Friedman promueve la restricción monetaria en términos severísimos, acompañada del aumento enorme del interés bancario. Esto ha sido el causante de la ruina y el hambre de millones de personas desde entonces.

 

Esta estrategia promocionada desde luego por los banqueros internacionales y apoyada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevaron al endeudamiento masivo de la mayoría de los paises y ha significado la penuria más absoluta de todos los paises casi sin excepción.

 

Pero no sólo fue terrible para los paises del Tercer Mundo, a los que arruinó totalmente en la deuda, sino que provoca gravísimas dificultades, deuda y paro en los paises industrializados.

 

En síntesis: con la excusa de evitar la inflación, el monetarismo de Friedman ha promovido en todo el mundo la restricción monetaria y crediticia. Como para Friedman el déficit presupuestario es el causante principal de emisión de moneda, su eliminación ha significado dejar al Estado sin medios para invertir, fuera de endeudarse con la Banca. ¡Así USA es ahora el pais más endeudado del mundo!. Para colmo su proposición de aumentar el interés bancario (teóricamente para evitar la aparición de dinero crediticio inflacionista) ha llevado a que los servicios de la deuda sean simplemente usurarios.

 

La situación actual es el mantenimiento de estas tesis monetaristas: altos intereses, endeudamiento enorme y restricciones monetarias como solución. La consecuencia es el paro y el empobrecimiento por la deuda.

 

El monetarismo se ha opuesto furiosamente a los planes de reactivación económica del Estado, a los que acusaba de inflacionistas. Y con ello se ha ido llevando a otro mal peor: la deuda y el paro.

 

 

UNA SOLUCION NUEVA ECONOMICA

 

Los problemas económicos de la vida moderna han sido y son creados por el hombre mismo, esencialmente por el acaparamiento de los recursos productivos por unos pocos: por el marxismo mediante la dictadura y el capitalismo mediante el monopolio del dinero.

 

Nos hemos podido al fin librar de la planificación centralizada integral del marxismo, que significaba el acaparamiento total de todo por parte de una burocracia obsesiva y tiránica.

 

Pero el capitalismo liberal es mucho más perverso en su hipocresía.

 

El liberalismo por medio del monetarismo ha llevado a una situación de 'crédito bancario escaso y caro' que lleva a la especulación del dinero y la derrota del trabajo: el paro.

 

Lo primero que hay que hacer es definir que el objetivo único y básico de la economía es el pleno empleo, o sea el servicio al Hombre.

 

En el sistema liberal el desempleo depende de la 'tasa de interes', según la cual el empresario invierte o no (y por tanto genera empleo). De esa forma el interés del dinero marca el paro existente.

 

No importan los recursos técnicos o naturales, sino que el liberalismo da el poder al dinero y su renumeración antes de nada.

 

El dinero de cualquier país vale poco o mucho, según la cantidad de bienes y servicios que ese país es capaz de producir. Si un país tiene pocas unidades monetarias (dinero) y muchos bienes o servicios, el dinero valdrá mucho. Esto es conforme a la sencilla fórmula P=M/Q=1/V (P= nivel de Precio, M=Cantidad de Moneda emitida, Q=cantidad productos, V=valor de una moneda). Y el valor de una moneda es el inverso del nivel de precio, o sea más valdrá una monda cuanto más bajo sea el nivel de precios.

 

Hasta la década de los años 30 se consideraba que el valor de la moneda dependía de la cantidad de metales preciosos (oro, plata, etc) que tenía el emisor, y por tanto el 'papel moneda' estaba 'respaldado' por las reservas de metales.

 

Pero esta ficción ridícula ya ha terminado, y hoy día ya no tiene sentido hablar del 'patrón oro'.

 

Ninguna moneda es hoy intercambiable por oro o plata, que se han convertido solo en una mercancía más. Hoy el dinero es fiduciario, o sea basado en la Fe o confianza en el estado que lo respalda.

 

En este entorno es evidente que el valor de la moneda que se emita depende del DESTINO que esa moneda tenga al ser creada. Si el destino es productivo, la moneda no tendrá solo el valor que ya tenía en las unidades preexistentes sino que puede tener incluso más, si el resultado productivo supera al del valor de la moneda precedente.

 

O sea si Q (cantidad de productos y servicios) crece más que lo que haya crecido M para producir ese Q, P (nivel de precio) baja, y por tanto sube el 'valor de la moneda', o sea lo contrario a un estado inflacionario.

 

Con este sencillo párrafo se plantea la base de la Teoría Cualitativa de la Moneda de Walter Beveraggi, que es la base de un planteamiento realmente distinto de la Economía.

 

 

TEORIA CUALITATIVA DE LA MONEDA

 

El dogma liberal se ha basado siempre en la teoría cuantitativa. Para ella el valor de la moneda es homogéneo e igual en toda nueva emisión, y por tanto sea cual sea el destino de la creación de moneda, siempre esta creación favorece la inflación. Por ello la teoría de Friedman tiende sistemáticamente a restringir el crédito y controlar por tanto la 'expansión' de la economía.

 

Para la teoría cualitativa de la moneda sostiene que el nivel de precios P no depende tanto de la cantidad de moneda M como de la calidad del uso de la nueva creación de moneda. De forma que si se genera moneda con fines productivos no solo no es inflacionaria esta nueva moneda sino incluso puede ir contra la inflación.

 

Esta diferencia tiene repercusiones enormes en todo el proceso económico. Frente a la restricción del crédito, los altos intereses y consecuentemente el nivel del paro alto ligado al nivel alto del interés del dinero (dificultades a la inversión), la aplicación cualitativa de la moneda indica que crear dinero por parte del Estado (dar créditos baratos) es precisamente la mejor cura para la recesión y el paro SI ESE CREDITO SE ASIGNA CUALITATIVAMENTE A PROCESOS PRODUCTIVOS.

 

Todo ello no solo lleva a controlar el paro y reactivar la economía, sino también a abaratar el dinero evitando las deudas inmensas del Estado. Y solo exige una cosa: que el dinero favorezca las actividades productivas.

 

Los problemas por los cuales el mundialismo liberal se niega a aplicar estas fáciles conclusiones son básicamente: abaratar el crédito va contra los intereses de la finanza mundial. Si los Estados generan dinero no lo piden a la Banca mundial y no se endeudan, con lo que la finanza pierde el control político de los Estados.

 

La clase política está interesada en usar el dinero en gastos electoralistas, en gastos públicos 'no productivos'.

 

El derroche y la malversación de fondos públicos hace que el uso del dinero creado por el Estado en factores realmente productivos (orientándolos a la empresa privada) vaya contra el deseo político de las partidocracias de gastarlo en paliar el déficit público generado por el malgasto, la corrupción y la mala administración.

 

La teoría liberal de que no se puede favorecer un sector frente a otro (horror al intervencionismo estatal político) domina las mentes de los economistas oficiales.

 

Sirvan estas líneas de despedida emocionada al gran amigo y economista Walter Beveraggi. En paz descanse.

 

 

[Prólogo al libro La Teoría Cualitativa de la Moneda de Walter Beveraggi Allende]