LA LEYENDA DEL CHE

por el Dr. Edgardo A. Moreno

 

Al cumplirse 40 años de la ejecución de Ernesto “che” Guevara, los medios de comunicación en general se dedicaron a homenajear a quien fuera uno de los principales impulsores de los movimientos guerrilleros de inspiración marxista.  Tales recordatorios coinciden en presentarlo como un guerrillero esclarecido y humanitario, un gran idealista, un luchador por la justicia social y un hombre valiente que se enfrento al imperialismo.

         Atento a la unanimidad de los elogios consideramos pertinente hacer oír otro punto de vista, al tiempo que divulgar aspectos de su persona que la mayor parte de la gente desconoce y que echan por tierra el publicitado mito del che Guevara.

En primer lugar diremos que, como guerrillero, sus empresas fueron  un total fracaso. Con excepción de Cuba ( en donde triunfaron ocultando su condición marxista y gracias a los dólares con los que sobornaron a los generales del ejercito de Batista) todas sus incursiones armadas terminaron lastimosamente. En Nicaragua, Republica Dominicana, Panamá y Haití, fueron totalmente derrotados, igual que en el Congo y en Bolivia. En aquella ultima aventura, los campesinos e indígenas, a pesar de vivir en una situación de explotación, no estuvieron dispuestos a apoyar a un grupo de extranjeros, que no comprendían su idiosincrasia y hablaban de teorías extravagantes. Inclusive el Partido Comunista Boliviano fue lo suficientemente realista para darse cuenta que no recibirían el apoyo popular. Mas tarde se lamentaría el Che en su Diario: “las masas campesinas no nos ayudan en absoluto”.  Aquellos campesinos, a quienes fue a “liberar”, pronto lo entregarían al ejercito.

Pero no solo como guerrillero fue un fracaso, sino también como economista.

Su acción en el ministerio de economía cubano solo contribuyo a arruinar al país. Pretendió industrializar la isla y terminar con el monocultivo, pero fracaso. Cuba tuvo que resignarse a cumplir con el rol de proveedora de azúcar que le asigno la URSS y a depender de sus subsidios para sobrevivir.

Por otro lado, su pretendido humanismo en nada se condice con las profundas convicciones violentas que sostenía; las mismas revelan un absoluto desprecio por la vida humana y su dignidad.

En Enero de 1957, cuando viajaba de México a Cuba confesaba en una carta a su esposa:  “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre” . Instalado ya en Sierra Maestra comenzaría a saciar esa sed.

Su propio Diario da cuenta de varias ejecuciones que llevo a cabo durante la lucha por derrocar al régimen de Batista. Sin embargo el paroxismo de sangre tuvo su punto álgido cuando Castro lo puso al frente de la prisión de La Cabaña. Allí cientos de sospechosos de ser enemigos de la revolución fueron fusilados por orden de Guevara.  "No hace falta hacer muchas averiguaciones para fusilar a uno. Lo que hay que saber es si es necesario fusilarlo. Nada más."

Según Jorge Castañeda, uno de los biógrafos de Guevara y simpatizante de la revolución, el Padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas victimas solo en los pocos meses en que el Che estuvo a cargo de aquella nefasta prisión.

Para los mas afortunados, que se salvaban del paredón, estaban los campos de concentración, a los cuales según palabras del Che “...se manda a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no trabajo bestial”.

En 1964, en el seno mismo de la Asamblea de las Naciones Unidas, reconocería estos crímenes al decir: “nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, si, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario”.

Mas adelante, en 1967, en su Mensaje a la Tricontinental expresaría a los cuatro vientos su pasión motivante: "El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar."

         Sus panegíricos pretenderán justificar esta opción por la violencia y el odio, con el remanido idealismo y afán de justicia que supuestamente lo movía. Sin embargo creemos que, el idealismo de por si no es algo digno de elogiar, depende del cariz de las ideas defendidas; no se puede decir por ejemplo, que promover la pedofilia sea un idealismo digno de respeto. Si el ideal no es noble y posible no es digno de elogio. Ahora bien el ideal del Che lo era? Desde nuestra óptica, la pretensión de expandir la revolución comunista por medio de la lucha armada no fue mas que una utopía criminal.

Mas allá de lo que se declame, el régimen por el que Guevara lucho, lejos de concretar la justicia social, solo produjo miseria, opresión y muerte. La supuesta lucha por los oprimidos solo fue un mascaron al servicio de un proyecto global de dominación. Sus declamaciones antiimperialistas solo quedaron en eso, en declamaciones. En realidad la revolución castrista no llevo la independencia a Cuba, solo significo un cambio de amo; la isla se convirtió en un satélite de los soviéticos, sin cambiar su condición de colonia de una potencia extranjera.

         Finalmente, una faceta mas del Che quedaría por tocar (muy exaltada por sus partidarios) y es el de su heroísmo. Al respecto lo primero que podemos decir es que la frase que pronuncio al momento de ser capturado no revela un espíritu muy heroico que digamos: “No disparen. Soy el Comandante Guevara, les resulto más útil vivo que muerto”.  De todos modos, aun concediéndole algún grado de valentía, no podemos dejar de consignar que esta virtud la podemos encontrar en cualquier sector en pugna; inclusive hasta en las bandas de delincuentes se pueden encontrar valientes; lo que si es importante resaltar es que nuestra Patria tiene muchísimos héroes dignos de imitar, hombres realmente ejemplares, que dieron su vida defendiendo la nación y que no tienen un merecido homenaje.

          En conclusión, pensamos que la figura del Che, que hoy se nos vende paradójicamente como un producto mas de consumo del mercado capitalista, no es mas que un mito, una leyenda. Cientos de testimonios, y sus propios dichos lo muestran como un fanático despiadado que eligió el camino de la violencia para imponer sus ideas. El régimen que ayudo a instaurar, y que pretendió exportar,  hoy en día es una de las pocas dictaduras que existen en el mundo.

Resulta incomprensible que una sociedad que ama la libertad y se opone al uso de la violencia lo haya convertido en un ídolo y en un modelo para la juventud. De modo pues que los elogios a su figura, en boca de quienes se dicen democráticos no son mas que una incoherencia completa.