POR QUÉ SE COMBATE

por Eduardo Sebastián Gutiérrez  -  gutierrezes@hotmail.com

 

Las eternas idas y vueltas en épocas de elecciones, sobre si se participa o no del sistema legal vigente de partidos políticos, trae regularmente a la palestra, cada dos años de promedio según lo establecen esas normas, una añeja discusión que hasta el presente no ha sido resuelta: sí se participa, o no se participa.

Y no es un asunto menor, precisamente, por que de su acatamiento emanan las posteriores acciones personales y de grupos abocados al quehacer político, de la Política. Obviamente nos estamos refiriendo en carácter exclusivo a los llamados Patriotas, y además, Esclarecidos, vale decir, concientes plenos de la Nacionalidad de Argentina, de sus Principios Fundacionales: Católica e Hispanoamericana.

La cuestión política, la Política, está directamente relacionada, ligada, correspondida, por la Moral (Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia. Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. Conjunto de facultades del espíritu, por contraposición a físico. Que no pertenece al campo de los sentidos, por ser de la apreciación del entendimiento o de la conciencia), y esta, por la Religión (Virtud que mueve a dar a Dios el culto debido. Profesión y observancia de la doctrina religiosa. Obligación de conciencia, cumplimiento de un deber. Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto)

Este camino inverso a la mención habitual, pero que debe ser tomado en ambas direcciones, o viceversa, para que todo esté en plena coincidencia con el orden establecido por Dios en la Creación del Universo, u Orden Natural, es un camino de perfeccionamiento en las vidas de quienes lo asumimos como propio, más allá de los defectos atribuibles esencialmente a una naturaleza quebrada en su origen, no condenada, sino que tiende en medio de sus cotidianos avatares, a obrar el bien y desechar el mal.  

La vocación por la Política, el actuar en Política, no es para todos, como tampoco el Sacerdocio, y de igual manera las Profesiones acreditadas. Son decisiones personales por vocación, propensión, disposición y aptitud.

Actuar en Política y hacerlo en función de lo expresado en el tercer párrafo, requiere de inicio, una decisión fundamental, plena, tajante,  categórica, enérgica; porque al ser asumido ese camino como el Objetivo Central, el Eje,  en la vida de quienes asumimos tales responsabilidades que necesariamente deben regirla, se ordena todo a su fin, por lo que se podría definir como una Misión de vida. Y Misión asumida de manera voluntaria, personal, libre, y responsable.

Pero así como el Sacerdocio es el mandato supremo de la personal  vocación (Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de Religión), en orden de importancia para con el Deber Primero, el Amor a Dios por sobre todas las cosas: “Id y predicad Mi Palabra a todas las Naciones”, la Política le sigue en grado, puesto que el Amor hacia Dios no puede ser verdadero sin su correlativo hacia la Sociedad Política, los demás Hombres: “No hay Amor más grande que el de aquél que entrega la vida por sus Amigos”.

Se tienen entonces definidos hasta aquí, 3 (tres) aspectos esenciales y básicos del quehacer del Patriota en Política:

  1. Religión, Moral y Política: Camino de perfeccionamiento personal.

  2. Un Mandato central: Ir a predicar Su Palabra a todas las naciones.

  3. La vocación por la Política: Una Misión asumida personalmente.

Toda cuestión definida como intrínsecamente perversa, representa un sistema complejo y completo de razonamientos y mecanismos, una manera de ver e interpretar el mundo, cuyo esencial cometido, su operación principal, está destinada a atraer a las personas, introducirlas en sus procesos dialecticos, despojarlas de todo contenido que se le contraponga, para finalmente reconstituirlas con una nueva cosmovisión, la mas de las veces contrapuesta íntegramente a la anterior. Estos procesos se denominan en su conjunto como la dialéctica materialista, y es un sistema que tiene como base operativa visible de captación, los dos mecanismos ideológicos por excelencia, y sus derivados: liberalismo y marxismo. A este común denominador se le debe sumar para cerrar el círculo de la ingente estructura internacional sobre la cual se basa su operatividad: las finanzas internacionales, la masonería y el sionismo.

La esencia de la democracia moderna, la que todos conocemos desde hace ya bastantes años, tiene estas características esenciales, pues conjuga en un solo fin, los intereses en nada contrapuestos, más bien escalonados de todos los antes mencionados. Los trabajos que se han adjuntado son la fundamentación más que sobrada de las innumerables justificaciones de tal aseveración. Recomiendo muy especialmente leer de los archivos adjuntos: El pecado propio del liberalismo.

La ideología, o cosmovisión, de la democracia, supone la implantación de un sistema de representación política fundada sobre la base de estructuras llamadas los partidos políticos, que sumados a un sistema legal, constituyen una estructura mayor que se ha dado en llamar el Régimen (Modo regular o habitual de producirse algo. Conjunto de normas que gobiernan o rigen una cosa o una actividad. Sistema político por el que se rige una nación). Y si el origen es intrínsecamente perverso, sus efectos (Aquello que sigue por virtud de una causa), habrán de llevar esa impronta a cuestas. En consecuencia, tanto el sistema de partidos políticos, como el Régimen, representan a la esencia intrínsecamente perversa del liberalismo.

Hasta este punto creo estamos todos de acuerdo, sin mayores dificultades, por que en los Principios fundamentalmente, las coincidencias, podría arriesgarme a afirmar, son completas.

La situación cambia y sustancialmente, al considerar el orden operativo de la cuestión, poner por obra, cuando del orden de los Principios se debe pasar lógicamente a la Acción Política, al Accionar en Política.

La generación de los conflictos, las diferencias, radican en la búsqueda del sistema o forma que posibilite el mejor y mayor aprovechamiento de las acciones en relación a su fin, que no es otro más que la Fidelidad en el cumplimiento de los Principios; vale decir, que en la búsqueda de lo mejor, es donde se presenta lo peor, por que en el orden político, como lo son en el orden en general, la desunión (Separación de las partes que componen un todo, o de las cosas que estaban juntas y unidas), y la discordia (Oposición, desavenencia de voluntades u opiniones), son los peores males. 

En gran medida a estas diferencias profundas, las zanja José Antonio Primo de Rivera, cuando afirma que el sistema y el régimen representan la decadencia de España, pero que él se presenta a las elecciones por la diputación para dar batalla, aunque lo hace de una manera descreída, sin ganas y sin fe, y que la única fe valedera lo es aquella que representa la posibilidad del cambio completo del sistema y del régimen, lo que solo podrá lograrse reemplazando de cuajo a todo el andamiaje ideológico liberal y socialista, y para que ello sea posible, define necesario orientar todos los esfuerzos para forjar una Revolución Nacional.

No todos los que afirman que nada se puede hacer tienen la total de la razón, y tampoco los que consideran que la única posibilidad de construir algo es por medio de los partidos políticos.

En lo personal considero que si bien los primeros tienen más razón que los otros, ninguno de los dos apunta adecuadamente a resolver la cuestión que no permite unir a las fuerzas Patriotas en un sólido y consistente bloque revolucionario.

La carencia de una Conducción Ideológica y Política, Patriota y Esclarecida, donde las apetencias personales desparezcan completamente; las inclinaciones o apegos hacia ideologías extranjeras y sus políticas sean dejadas de lado por completo, al no ser apropiadas para un País Heredero de la Hispanidad, y por tanto Soberano e Independiente; y la sobreestimación del caudillo militar salvador de todos los esfuerzos personales obligatorios para concretar la manga obra de la Revolución Nacional Necesaria, ha posibilitado la atomización de los Patriotas, y establecer grados de encono insospechados.

Todas estas facetas o aspectos, son clara y exitosamente explotados por el enemigo real de la Patria, que de diferentes formas, por métodos más que conocidos y algunos no tanto, han estado sosteniendo estas disputas y al precio que sea necesario, mientras por otro lado, el de sus intereses y designios, iba concretando certeramente y con una grado de persistencia envidiable, un proceso de enajenación nacional que la presente se encuentra prácticamente en su finalización.  

Y lo extraordinariamente llamativo, es que todos reunidos, los unos y los otros, no solo coinciden en el diagnóstico (Arte o acto de conocer la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos), sino que además lo hacen de igual manera en la prognosis (Conocimiento anticipado de algún suceso), nada halagüeña por cierto, pero en el orden práctico, en el hacer, en la acción, se contraponen y no pocas veces de manera feroz, echando por tierra lo más importante: la coincidencia en lo esencial.

Las elecciones recientes han dejado ampliamente demostrado que ambas posiciones, los unos y los otros, están cometiendo un error gravísimo, que no es otro que dejar pasar de lado las diferentes oportunidades que se presentan, no digo de los actos electorales, sino de acercarse a esa cada vez mayor cantidad de Argentinos desorientados, confundidos, carentes por completo de faros que le iluminen el verdadero camino del reencuentro con la Patria de Todos, y que nada quiere saber de estos delincuentes  que gobiernan, y de los otros delincuentes, pseudo oposición, que bailan al compás del festín, y muy bien rentados por cierto, que el Régimen  promociona, con el fin expreso de mantener los privilegios de los atorrantes y el sometimiento del Pueblo todo.

Tan solo sumen entre: No asistentes al acto electoral, Votos Nulos, Votos en Blanco,

Votos de algunos “supuestos” amigos, y llegarán a que el 37% sobre la base total de legitimados para votar, alrededor de 7.000.000 de Argentinos, no quieren saber nada y no precisamente por nihilistas o anárquicos, sino por hastío, o el típico desinterés por la resistencia sin frutos que doblega a muchos espíritus no preparados para afrontar con decisión las adversidades prolongadas, o por la carencia de representantes adecuados que encarnen a los verdaderos ejemplos a seguirse.

Y si a este significativo numero le sumamos los que han votado las opciones más "viables" pero en sentido de expresa repulsa a los aspectos mas negativamente mostrados de este sistema claramente antinacional, podría inferir sin cometer yerro alguno, que mas de 10.000.000 millones de Argentinos están a la espera de ese “algo” que nunca les y nos llega: un gobierno de Patriotas.

Pero para que esta organización no se transforme en una unión entre animales sueltos obligados a estar en el mismo corral “por razones de supervivencia”, tal como los “acuerdos” entre candidatos dispares presentados a la sociedad argentina votante en las ultimas lecciones, como quizás “afligida” alternativa ante la creciente incredulidad y hartazgo por parte “del soberano”, es forzoso pedir a cada adherente, se despoje del ropaje anterior antes de ingresar resueltamente a formar parte de una Empresa nacional en Serio, como lo es el restaurar el Imperio de la Verdad en La Patria.

Y la principal Verdad a reconocer, además del Dios Verdadero, es la que nos debemos declarar cada uno de nosotros, al reconocer en todo lo actuado, un grado de responsabilidad en los sucesos presentes y en el estado de descomposición generalizada, y por la causa que fuera, haciendo principal hincapié, como es de suyo hacerlo, ante la ineficacia puesta de manifiesto en nuestras acciones.

Aquí y ahora debemos definir nuevamente todo porque los modelos y propuestas que en el pasado pudieron haber tenido una cierta efectividad, por la evolución propia de la dialéctica del enemigo, y el acontecer histórico diferente, han sido ampliamente superados, y en no pocos casos, trastocados en sus fines y puestos a su servicio.

Debemos proponernos que definitivamente no se pueda ingresar más a la Casa Nueva, la Patria Restaurada, con la suciedad acumulada.

Creo sinceramente que ha llegado la hora de dejar de lado algunas cuestiones y seriamente abordar la necesaria organización del Bando Patriota, por dos razones esenciales:

  1. Se avecina la hora final de la Patria, donde deberemos asumir decisiones tajantes, de vida o muerte.

  2. Debemos responder por nuestras Obligaciones no cumplidas al presente en la Defensa de la Patria.