| 
       Crímenes
      rituales Por:
      José Luis Ontiveros 
       Sin
      embargo, la sevicia que impera en Guantánamo contra aproximadamente 500
      prisioneros musulmanes de 40 países distintos, sin ser sujetos a ninguna
      acusación ni defensa, rebasa las propias cuotas de su infamia, en la
      podrida civilización de la usura y la democracia. Resulta
      del todo insustentable que los dos jóvenes sauditas y un yemenita que
      supuestamente se ahorcaron en sus celdas tenga la mínima verosimilitud,
      dado que éstas son vigiladas constantemente por cámaras manejadas por la
      soldadesca yanqui, se trata, en el fondo simbólico de un crimen ritual
      impuesto por los verdugos de la americanósfera. Se trata de la
      islamofobia conducida exponencialmente como destrucción de las raíces
      identitarias musulmanas, un tipo particular de odio teológico,
      determinado por el más feroz y excluyente de los fundamentalismos: el
      fundamentalismo democrático y la corriente de los neoconservadores que
      practican ritos extraídos de los libros invertidos, del Aleph como centro
      del cosmos y letra fundamental del alfabeto críptico que Borges recreó
      en uno de sus más interesantes e incomprendidos relatos. Los
      mártires de la fe islámica que viven este infierno, si bien han estado
      sujetos a vejaciones de la peor especie como el ver ultrajar el sagrado
      Corán, en ergástulas alumbradas toda la noche, han resistido estos
      ultrajes, ya que la sharia, la ley islámica prohibe el suicidio, niega
      rotundamente que un hombre disponga de su muerte, ya que ésta es un
      destino prefijado por Alá.  Guantánamo
      muestra hasta qué grado de abyección se ha degradado Estados Unidos, por
      el delirio de los cristianos redivivos. Guantánamo abre la puerta en el
      siglo XXI a los poderes reptantes que obran una venganza milenaria.  |