LA PRINCIPAL CAUSA DE ESTA CRISIS TERMINAL

colaboración del Ing. Fernando M. Fernando Martí


La mayor crisis del mundo contemporáneo es la desaparición gradual pero acelerada del Hombre. Nos referimos al Hombre con mayúscula, como los hubo en abundancia en épocas pretéritas y no a las larvas antropomórficas que reptan hoy por el mundo aguardando ansiosas dejar de existir, porque hace ya tiempo que dejaron de ser.

Y lo curioso es que este fenómeno no se da en las Mujeres. Llenas de vida, ocupan cargos cada vez de mayor responsabilidad llenando los huecos que dejan los hombres con minúscula.

Las drogas (incluyo el alcohol) y los medios de difusión (en especial la televisión) dirigen y destruyen a los pocos supervivientes e impiden el surgimiento de nuevas generaciones que pudieran remplazar y sanar la generación perdida en la que nos encontramos.

Solo cabe intentar sostener y si fuera posible acrecentar el número de aquellos que mantienen aún  la llama vertical del Espíritu prendidas en sus corazones y son conscientes de la tragedia que vivimos, que nos lleva inexorablemente a la muerte de un ciclo de civilización. Roguemos y actuemos para que Nuestro Señor Jesucristo nos permita ser no los últimos del pasado, sino los primeros del futuro.

Esa es nuestra oportunidad.

Ese debe ser nuesto mayor desafío.

Asistimos a la agonía de un tiempo y al nacimiento de otro. Ambos procesos son dolorosos pero necesarios.

Las instituciones tradicionales de todo orden acompañan y catalizan este proceso de degradación y dejarán de existir, si ya no lo hicieron, tal como las conocimos.

Es por ello que consideramos oportuno recordar el significado de dos palabras que signan este tiempo:

HIPÓCRITA: Que finge o aparenta lo que no es o lo que no siente. Dícese especialmente del que finge virtud o devoción.

PUSILÁNIME: Falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes.

(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española )