A CUATRO AÑOS DEL ARGENTINAZO

Balance 

     Se cumplen casi cuatro años de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre del 2001 que derribó al gobierno del nefasto Fernando de la Rúa. Estas fechas emblemáticas quedaron grabadas en la memoria popular desde entonces y, justamente, son consideradas un patrimonio del pueblo trabajador. Para la burguesía, en cambio, la conmemoración popular del “Argentinazo” representa una mala pesadilla porque demostró el potencial revolucionario que descansa en nuestras manos. El grito ¡Que se vayan todos! no estaba dirigido solamente contra la corrompida casta de políticos burgueses, jueces, cúpulas del ejército y de la policía quienes, actuando bajo las órdenes de los capitalistas argentinos y las multinacionales extranjeras, arruinaron al país y nos llenaron de hambre, desocupación y sufrimiento. También era un grito contra la ficción y la hipocresía de la democracia "burguesa" que permite a todo el mundo decir, más o menos, lo que quiera mientras que las decisiones fundamentales que determinan el destino de millones de personas son tomadas por un puñado de banqueros, grandes capitalistas y oligarcas.

     Tras la experiencia del "Argentinazo", la burguesía argentina sólo podía recomponer la situación política del país para garantizar la continuidad de su dominación con un gobierno que despertara ilusiones en la población, como lo hizo el gobierno de Kirchner, que tuvo que ofrecer algunos gestos, discursos y actuaciones "radicales" aunque no cambiaran el fondo de la realidad. Esto tuvo como objetivo preservar los intereses de conjunto del capitalismo argentino, poniendo algunos límites al saqueo de los recursos de la nación y de esta manera contener la bronca de la población para alejar el fantasma de una nueva rebelión popular. Pero tras dos años de gobierno, todos los sectores de la clase dominante (banqueros, empresarios industriales, multinacionales y hacendados agrícola-ganaderos) han limado sus diferencias por el reparto de las parcelas del poder económico y se han alineado sin excepción alrededor del gobierno para que apuntale al capitalismo argentino que, por su debilidad, sólo puede mantenerse cargando el peso de la crisis capitalista sobre los trabajadores, los estudiantes, los desocupados y los jubilados.

¿A quién beneficia realmente la política del gobierno?

     Hace un año, los capitalistas argentinos y extranjeros tuvieron mucho que celebrar. Primero, con la firma del acuerdo con el FMI para reanudar el pago de la deuda externa en el 2004 a los banqueros y financieros internacionales, que se llevaron doce mil millones. Luego con la aprobación del Presupuesto de la nación para el año 2005 que contempla pagar más de dieciseis mil millones a los bancos argentinos en "compensación" por la pesificación y cinco mil millones a los grandes capitalistas nacionales que se beneficiaron de los contratos de las obras públicas y de infraestructura. Kirchner, que llegó al gobierno criticando ferozmente la etapa privatizadora menemista, no va a reestatizar ni una sola de las empresas privatizadas. Es más, continúa subsidiando a la mayoría de las empresas privatizadas con cientos de millones de pesos con el fin de garantizarles beneficios millonarios a sus dueños que no rinden en interés de las familias trabajadoras. 

     A pesar de la reactivación de la economía en el último año, los trabajadores apenas nos beneficiamos de la misma. El desempleo real supera el 20%, el trabajo en negro afecta al 45% de los trabajadores, los accidentes laborales entre los trabajadores "en blanco" aumentaron un 17% y el doble entre los trabajadores “en negro”, por la precariedad y la falta de seguridad en el trabajo. El gobierno sólo se limita a introducir cambios cosméticos en la legislación laboral, pero las medidas de fondo reclamadas por la patronal (reducción de aportes patronales, empleo precario, salarios bajos, etc.) se mantendrán. Sólo una respuesta contundente del pueblo argentino como en diciembre de 2001 puede obligar al gobierno a ceder frente a los reclamos de la población.

     Todo el ambiente social puede cambiar rápidamente, en la medida que los trabajadores y el resto de la sociedad empiecen a comprobar los límites de la política de Kirchner y los compromisos que atan a su gobierno con los capitalistas. A pesar de la aparente calma superficial, se está acumulando bronca y frustración entre los millones de trabajadores y desocupados en la medida que sus condiciones de vida no cambiaron en lo fundamental. Más tarde o más temprano pasarán a la acción para obligar al gobierno a que se concreten sus promesas por mejores salarios, empleo digno, construcción de viviendas, etc. Esto ya se está empezando a ver con el aumento de las luchas de los trabajadores por reclamos salariales. 

     Mientras que el 60% de la población está por debajo de la línea de pobreza, mientras que los capitalistas continúan evadiendo miles de millones de dólares fuera del país, mientras que diariamente mueren 2 trabajadores en accidentes laborales, mientras que el poder adquisitivo es devorado por la suba de los precios, mientras que la sociedad asiste aterrada a la extorsión y a la labor criminal de una policía corrupta, mientras ocurra todo eso, no habra Justicia Social.

     Por eso, camaradas de Argentina, hay que organizarse para luchar contra los miserables que nos desgobiernan. Por otro Argentinazo !

Amilcar Aguiar