PEQUEÑAS DELICIAS DE LOS KIRCHNER EN LA GRAN MANZANA

por Seprin.com

Tras cuatro días de comentarios desde Buenos Aires acerca del costo excesivo que pagó la comitiva presidencial por una habitación en el Four Seasons, el vocero "mudo" -que cada "día comunica peor"- dijo que en realidad el costo que se pagó por la suíte fue tan sólo de 1.800 dólares diarios. El precio pagado no es un dato menor porque los comentarios que llegaron a Buenos Aires fue que en realidad se pagó 15.000 dólares...

Los funcionarios kirchneristas estaban realmente furiosos por el escrache a la hija de Kirchner. Por si no lo sabían, los funcionarios K deberían saber que -desde el Presidente hasta el último orejón del tarro de esta delegación- todos los movimientos y actividades que realicen constituyen actividades oficiales y públicas, es decir, están bajo la mira de todos los argentinos que los votaron.

De modo que para nada se justifica que forme parte de la delegación la hija de Kirchner. Tampoco se justifica que el Presidente se enoje con la prensa porque es la única manera de que millones de argentinos se puedan enterar de la hipocresía de este Gobierno. El escrache a la hija de Kirchner no es insignificante, porque recuerda a otro presidente de la historia reciente que se paseaba por el mundo con su hija, a quien el mismo actual Presidente criticó en su momento al prometer austeridad. Los enojos de Kirchner y el trato desastroso con la prensa traen a la memoria a otro ex presidente que huyo de la Casa Rosada en helicóptero...

Mientras el Presidente se prepara para tocar la campanita en la Bolsa de Nueva York a muchos argentinos les duele que el Presidente y su comitiva paguen U$S 15.000 diarios por una suíte en el hotel Four Seasons de Nueva York, cuando en el mismo hotel la habitación común cuesta tan sólo 700 dólares. Pero a los Kirchner les gusta el “bon vivant”, las bañeras de mármol, los plasmas, el sonido envolvente, entre otros placeres para nada austeros que se convierten en un verdadero insulto para millones de argentinos que no tienen acceso a la vivienda sobre todo cuando muchos fueron ayer a los bancos y se encontraron con que las cuotas de los créditos siguen siendo inaccesibles. Les gusta sentirse como los emperadores sentados en la cima del universo.

Tamaña ostentación K ante tantas carencias de los argentinos indigna porque precisamente la austeridad fue una de las banderas del kirchnerismo. Pero esta gente gasta tanto o más dinero que sus antecesores.

Quizás haya sido la vista espléndida al Central Park de Nueva York desde la suíte más cara del Hotel Four Seasons lo que habrá llamado la atención a Florencia Kirchner, la hija del Presidente, para salir de comprar por las calles de la Gran Manzana. Mientras los K se preparan para tocar la campanita de la Bolsa de Nueva York, Florencia K –pese a que muchos funcionarios negaron que formaba parte de la comitiva que viajó a EE.UU- fue sorprendida por un fotógrafo del diario La Nación quien la encontró de compras.

Florencia Kirchner acompañó a sus padres en este viaje a Estados Unidos y a poco de aterrizar la comitiva oficial en Nueva York, caminó por la calle 54 del corazón de Manhattan, acompañada por una amiga y un miembro de la custodia oficial, luego de que ambas entraran a hacer compras en un local de la tienda deportiva Nike, conocido como Niketown. Pero Florencia estaba entrenada y sabía lo que tenía que hacer y escapó a los paparazzis.

¿Cómo es el Four Seasons de Nueva York?

El Four Seasons no es un hotel acogedor. Tampoco es un hotel sencillo. Con sus 52 plantas, es el hotel más alto de Nueva York, y con 55 metros cuadrados, las habitaciones estándar son las mayores de la ciudad. Desde el techo de ónix y alabastro de 10 metros de altura del vestíbulo, hasta las bañeras que se rellenan cada sesenta segundos, el Four Seasons NY es tan grande como pueda imaginar. En un entorno moderno, minimalista y de Prada en negro, alegra la vista ver el monumento de piedra caliza color miel en honor del antiguo esplendor y alarde de Nueva York. Aquí el piso en el que se aloja es símbolo de su estatus, y famosos ya consagrados se pelean por el derecho de estar más arriba. Siendo parte del proyecto completo de I.M. Pei en el hemisferio Oeste, con su brillante fachada moderna no se parece en absoluto a los demás Four Seasons, está hecho con la misma piedra caliza que el Louvre — pero no sólo es el mismo tipo de piedra, sino que la piedra se extrajo en el mismo lugar y en el mismo momento. Todo el hotel es color caramelo y marfil y muy muy Déco. Mesas pulidas y ovaladas, grabados del Corbusier, y sofás rubios del color del pelo de la Harlow. Puede ver a Fred Astaire y Ginger Rogers paseando por sus suelos de mármol reflectantes y a Nick y Nora Charles registrándose con su terrier. El juego del Four Seasons consiste en superar a todos los demás. Agotaron las existencias mundiales de sicómoros ingleses -por el valor de dos años- para amueblar las habitaciones de sus huéspedes. No sólo tienen cuartos de baño (que, dicho sea de paso, son de la talla de la mayoría de los apartamentos de Manhattan), sino que además tienen vestidores. Cuando los mejores hoteles de Nueva York adquirieron sábanas Frette, el Four Seasons cambió las suyas a Rivot Carmegini. No tiene un cocktail de Martini en el bar, sino catorce. El Four Seasons ha apostado por tener el mejor desayuno, el mejor té, y la mejor comida. Incluso el servicio de habitaciones es excesivo. Una base de datos guarda el perfil de todos y cada uno de los huéspedes. Y la utilizan. Cada mañana, el personal se sienta a revisar los historiales de todos los huéspedes que se han registrado en el día. Por lo que, si hace tres años tuvo antojo de pastel de pavo, se enfadó porque había pasas en sus cereales o le gustaba llamar al servicio de habitaciones a las 4 de la mañana, lo recordarán. Pero no conocerá el Four Seasons hasta que no haya pasado toda una mañana en la cama. Pida las famosas tortitas de ricotta al limón, pulse el botón de la gigantesca cama, observe cómo se abren las cortinas de seda color albaricoque, y disfrute de la vista.


”Un día del presidente Kirchner en Nueva York”

Si se mira la agenda de Néstor Kirchner en Nueva York, puede concluirse que viajó a la capital financiera de los Estados Unidos para tomarse una semana de descanso.

La única agenda más o menos importante del presidente es con sectores empresarios norteamericanos, que nunca niegan su asistencia a las invitaciones de los mandatarios extranjeros.

Otra cosa muy distinta es si esos empresarios decidieran inversiones luego de compartir una conversación con el presidente, algo que está muy lejos aún de suceder. La agenda neoyorquina fue confeccionada por el cónsul en Nueva York, Héctor Timerman, y no por el embajador argentino en los Estados Unidos, José Octavio Bordón. Bordón podría perder el cargo pronto si los contactos de Kirchner con el gobierno norteamericano se reducen a la nada. La comitiva argentina viajó a Nueva York con la información de que no habría encuentros importantes con la administración norteamericana.

Hasta el último momento, Bordón estuvo haciendo gestiones casi desesperadas para que el subsecretario de Asuntos Latinoamericanos, Tom Shannon, aunque más no fuere, aceptara visitar a Kirchner en el hotel donde se hospedaría el mandatario argentino.

Otro dato importante: esta es la primera vez en muchos años que un presidente argentino no tiene un encuentro con el presidente norteamericano en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. De todos modos, la Asamblea General de las Naciones Unidas es el momento cumbre anual de la política internacional y no un encuentro de inversionistas, como entendió el gobierno según la agenda que difundió.
Además, la Argentina integrará hasta fin de año el selecto grupo de quince países que forman el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el máximo órgano de conducción de la política internacional.

Sin embargo, en la agenda de Kirchner está patéticamente ausente la política internacional y las reuniones con los principales líderes del mundo. Es probable que el español José Luís Rodríguez Zapatero no vaya a Nueva York, porque nunca le contestó a Kirchner una propuesta de reunión entre ellos en la ciudad norteamericana. Desde ya, sería muy grave si Rodríguez Zapatero fuera a Nueva York y no lo recibiera a Kirchner, aunque los ánimos del español quedaron bastante mal desde la visita presidencial a España, en junio pasado. Ninguna promesa de Kirchner hecha en Madrid se cumplió todavía.

En cambio, sí irán el francés Jacques Chirac, el británico Tony Blair, la alemana Angela Merkel, el mexicano Vicente Kox y el colombiano Alvaro Uribe, entre muchos otros presidentes y jefes de gobiernos. Un intento de encuentro de Kirchner con Chirac fue rechazado en el acto por el gobierno francés. Todavía incide en esa relación el destrato de Kirchner a la empresa francesa Suez. La administración de Blair cree que Kirchner hará algún acto hostil contra Gran Bretaña en las islas Malvinas durante el año electoral de 2007. “Se equivocan en dos cosas: creen que las Malvinas no nos importan y que no sabemos que harán algo. Las Malvinas no nos importan hasta que las tocan y sabemos que harán algo”, dijeron voceros británicos.

Merkel ya le anticipó a Kirchner, en su reunión en Viena, que el gobierno alemán necesita que haya avances con la deuda en default del Club de París. El Estado argentino le debe al Estado alemán unos 1000 millones de dólares, que están en el Club de París. Por su parte, Fox y Uribe pertenecen a corrientes ideológicas que Kirchner no quiere frecuentar y con ellos se enfrentó también en la cumbre de Mar del Plata. Kirchner sí se verá con el líder del gobierno italiano, Romano Prodi, pero éste quiere agradecerle el aporte del presidente argentino para que la colectividad italiana en la Argentina lo votara en las elecciones que derrotaron a Silvio Berlusconi. Además, Prodi quiere hablarle de los bonistas que no entraron al canje de la deuda argentina y que aún se encuentran en default.

ANEXO

La información que provee el gobierno sobre las cuentas públicas, muestra una situación de grandes excedentes financieros que están expresados en el monto del superávit fiscal, y que convierte al Estado en la entidad más rica del país. Miles de millones de pesos generados por la perversidad política.

El superávit se produce por el mantenimiento de impuestos distorsivos que impiden el mejoramiento social y la inversión. El artificial tipo de cambio, se compensó con el irracional impuesto a las exportaciones.

El destino del superávit es la dilapidación, la corrupción, prebendas y extorsión política, subsidios políticos que empobrecen a la población no subsidiada, crear una sociedad de siervos oprimidos y fortalecer el nefasto poder del gobernante.

Los efectos colaterales de esa política económica son, el empobrecimiento de la mayoría del pueblo, cuya expresión más visible es el crecimiento de las villas de emergencia, carentes de servicios elementales para la vida, y la brutal brecha entre ricos y pobres, reprochada por todos los sectores sociales. El gobierno seguirá empobreciendo al pueblo.