El empleo en nuestro país, se sigue visto dominado por el trabajo en negro, las desigualdades, los bajos salarios y la falta de cobertura social. El mercado laboral hoy en día en la Argentina , y los por qué se ha llegado a una situación que se envuelve cada día más en una crisis estructural.

 

EL DETERIORO DE LA SITUACIÓN LABORAL EN LA ARGENTINA

 

por la Agencia de noticias CNA

 

 

El mercado laboral en nuestro país, luego de la década del ’90, quedó en un estado tal de precariedad que le costará mucho a la Argentina sacar adelante, porque el neoliberalismo instaló un modelo de desprestigio y descrédito del trabajo, desvirtuando el rol del trabajador como uno de los seres fundamentales para el crecimiento de un país.

 

La crisis financiera internacional que comenzó el año pasado con la caída de varios gigantes bancarios, ha repercutido enormemente no sólo en los países desarrollados, sino que los países del tercer mundo comienzan a sentirla más fuerte cada día que pasa, no quedando la República Argentina al margen de la misma.

 

La Argentina atraviesa uno de sus períodos más crítico en lo político, económico y social, de las últimas décadas. El veranito económico que vivió la Argentina entre el 2003 y el 2007, quedó atrás y dio paso ahora a un descenso en sus perspectivas econó­micas, que se agravó por el conflicto entre el campo y el gobierno nacional, y la llegada de la crisis financiera internacional que hace estra­gos en todo el mundo. Después de cinco años de crecimiento econó­mico, el desempleo comienza a crecer y las visiones de cara al futuro ofrecen un sombrío panorama.

 

Panorama del mercado laboral

 

Del país sembrado de fábricas e industrias donde se daba trabajo a millones de personas y que era ejemplo de toda la región, se pasó luego del estado neoliberal de los ’90, a un período desolador, con persianas bajas en casi todas las fábricas del país y que requiere de mucho trabajo por parte de las autoridades nacionales para sacar adelante.

 

El gobierno nacional, ante las repercusiones de la crisis financiera internacional en nuestro país, decidió comenzar desde el año pasado un nuevo proceso de sustitución de importaciones con el objetivo de fomentar la industria nacional y ello se viera impulsado en una mayor demanda de mano de obra y permitiera paliar la crisis en el mercado laboral. Por el momento, los resultados de esta política son escasos, ya que la desocupación continúa incrementándose y las demandas sindicales se extienden a lo largo y ancho del país.

 

El Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina se contrajo un 0,8 por ciento en el segundo trimestre en comparación con el mismo lapso del 2008. Es la primera caída en casi siete años, que registra el Instituto Nacional de Estad ística y Censos (Indec). Durante este período se produjo un alza de la desocupación nacional al 8,8 por ciento, con respecto al 8 por ciento del segundo trimestre del año pasado, según informó oficialmente el organismo público a principios de este mes.

 

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina realiza un relevamiento anual de hogares y personas mayores de 18 años en el que se monitorea la evolución de una serie de indicadores de déficit de las principales dimensiones del desarrollo humano y social de nuestro país.

 

A este respecto se observa que en el año 2004 la desocupación afectaba a un 19% de la población económicamente activa, captándose de este modo los últimos efectos de la crisis de 2001-2002. Posteriormente, el crecimiento económico con generación de empleo hasta el año 2008, con la particularidad de ser en buena parte un empleo pleno regular y legal, disminuyó la desocupación a un 10%.

 

Sin embargo, la desaceleración en el ritmo de creación de empleo y, más tarde, la retracción económica local e internacional, durante 2007-2008, generaron un incremento de la desocupación alcanzando un 12% en mayo de 2009. Al mismo tiempo, en esta coyuntura, aumentó la proporción de empleo de baja calidad: los trabajadores con emple os precarios o con subempleo inestable constituyeron aproximadamente un 55% del total de los ocupados lo que muestra un punto de inflexión en la generación de empleo de calidad observado en los anteriores relevamientos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) 2009.

 

Los cambios en el mercado laboral fueron heterogéneos entre CBA-GBA y el resto urbano del país: en los aglomerados del interior aumentó la desocupación llegando a un valor levemente superior al de CBA-GBA. Así, mientras que entre 2008 y 2009 el desempleo no sufrió alteraciones en CBAGBA, manteniéndose en un 11% de la PEA , en el interior se incrementó un 71% pasando de un 7% a un 12%. Por otra parte, mientras que la proporción de empleo pleno subió un punto porcentual en CBA-G BA, en el interior del país disminuyó de un 41% a un 35%. Finalmente, en ambos áreas descendió relativamente el empleo precario (no registrado) y se incrementó el subempleo inestable.

 

En definitiva, la involución de las economías regionales, consecuencia del conflicto agrario, posiblemente generó una destrucción de empleos con derechos plenos y un relativo aumento de empleos de baja calidad tanto desde el punto de vista de la precariedad como desde la continuidad laboral.

 

Los efectos de las crisis afectaron en mayor med ida a los integrantes de los estratos de menor nivel socioeconómico (primer cuartel de hogares), y que por otra parte, los integrantes de estratos medios altos sólo fueron afectados por la disminución del empleo pleno sin caer en el desempleo.

 

En primera instancia se observa que la posibilidad de obtener un empleo con derechos laborales plenos varía en función del estrato socioeconómico, de modo que a menor nivel socioeconómico es marcadamente menor el porcentaje de trabajadores sin los derechos laborales que determina la legislación. Esta brecha es tan importante que, en el año 2009, un 59% de los trabajadores del estrato medio alto tenían derechos laborales plenos, mientras que sólo los poseían un 16% de los integrantes del estrato muy bajo

 

En lo que respecta a la evolución 2008- 2009, a excepción de los trabajadores del estrato bajo, se observa una disminución del alcance de los derechos laborales. Las menores disminuciones relativas se observan en los ocupados del estrato muy bajo y de los del medio alto (los primeros porque ya tenían en 2008 valores muy bajos en la calidad del empleo y los segundos por su mayor calificación que genera mayores elementos de defensa de derechos).

 

Por su parte, la incidencia del subempl eo inestable disminuye al aumentar el nivel socioeconómico del estrato al que pertenecen los trabajadores. En el 2009, un 28% de los trabajadores del estrato muy bajo sólo consiguieron subempleos inestables mientras que sólo se vieron forzados a este tipo de empleos un 6% de los del estrato medio alto. En lo que respecta al impacto de la crisis, en 2009 respecto de 2008, se incrementó marcadamente la proporción de trabajadores inestables del estrato medio alto (2% a 6%) y en menor medida los de estratos muy bajos (21% a 28%).

 

En última instancia, la ausencia total de posibilidades de inserción al mercado de trabajo, el desempleo, afecta en mayor medida a los trabajadores de los estratos inferiores. En 2009, los integran tes de estratos socioeconómicos muy bajos presentaron un 22% de trabajadores desocupados mientras que los de estrato medio alto sólo un 6%. Los incrementos mayores de desocupación se observaron entre los integrantes del estrato muy bajo y medio bajo (pasaron de 15% a 22% y de 9% a 16%, respectivamente). Esto evidencia el perfil de puestos de trabajo que supuestamente se destruyen: de baja calificación y de sectores medios ocupados en pequeñas y medianas empresas.

 

Resumiendo, se evidencia que las crisis, tanto la nacional como la internacional, impactaron en el mercado de trabajo deteriorando las condiciones laborales de casi la totalidad de los trabajadores cortando un ciclo de expansión economía que generaba empleos de calidad. Este impacto, continuando con las lamentables lógicas del mercado, se evidencia en mayor medida en los estratos de menor nivel socioeconómico generando una perdida en las mejoras obtenidas luego de la crisis de 2001.

 

Las alteraciones en el mercado de trabajo generaron cambios que influyeron en las condiciones de vida de gran parte los trabajadores. Estos cambios, originaron, tanto a nivel objetivo como subjetivo, un empeoramiento de las condiciones laborales. Desde un punto de vista objetivo aumentó, entre 2008 y 2009, el porcentaje de trabajadores que no contribuyen a la Seguridad Social , pasando de un 51% a un 53% del total de ocupados.

 

La importancia de este hecho radica, no sólo en la ilegalidad de las actividades y en la evasión de contribuciones patronales e impuestos sino principalmente en la pérdida de derechos (presentes y futuros) que deberían tener los trabajadores (obra social, futura jubilación o pensión, salario familiar, posible indemnización por invalidez, etc.). Es decir, en el deterioro de la calidad del empleo.

Por otra parte, los contextos sociales volátiles y con alto grado de incertidumbre impactan fuertemente en las expectativas de la población, la que puede modificar el propio escenario a partir de las acciones que adopte derivadas de esas expectativas y temores. La Encuesta de la Deuda Social Argentina permite captar percepciones que son sensibles a los ciclos económicos y los escenarios políticos. Uno de los temores que están siempre presentes, en mayor o menor grado, es el temor a la pérdida del empleo, aspecto fundamental en la sensación de seguridad y estabilidad de las personas y que está estrechamente vinculado con su capacidad de planificar a mediano y largo plazo.

La EDSA 2008-2009-Panel revela que el porcentaje de hogares con trabajadores con temor a perder el empleo se incrementó de un 24% a un 30% entre 2008 y 2009. Debe tenerse en cuenta que en 2004 post-crisis 2001-2002-, dicho temor alcanzaba al 37% de los ocupados.

 

El desempleo imperante, se da justo en un momento de fuerte crisis, y donde en todo el suelo nacional arrasa el dengue enfermedad típica de la pobreza erradicada en 1919, y que hac e que nuestro país en vez de evolucionar, involucione.

 

La crisis pega muy fuerte en la industria nacional, que se encuentra en inferioridad de condiciones con la extranjera para competir, por lo que la situación social se tornará muy compleja en muchas ciudades del interior de la Argentina, con lo que la idea de un estallido social que ronda en muchas de las cabezas de los funcionarios nacionales, podría llegar a darse si no se da una rápida solución a estos problemas que empiezan a crecer con el inicio de la crisis.

 

El problema del desempleo es un punto oscuro que han tenido todas las administraciones nacionales y al cual no han podido darle una solución a largo plazo. Este año se inició con una fuerte incertidumbre, donde el gobierno deberá meter mano si quiere brindar una solución rápida y concreta a este problema que aqueja a buena parte de la ciudadanía y con políticas que sean a largo plazo y estén constituidas dentro de un plan general que incluya a todos los sectores de la sociedad en la lucha contra el mismo.