El Traductor Gráfico

Informe sobre la verdadera realidad nacional e internacional del Movimiento por la Segunda República Argentina (MSRA)

 

                                                          Investigación y redacción: Héctor Giuliano, Adrian Salbuchi 

 

LA DEUDA CUASI-FISCAL DEL BANCO CENTRAL: [i]
el Costo Financiero de la Política del Dólar Alto

  

Escribe Lic. Héctor Giuliano (*)
 
 

El endeudamiento del BCRA (ii) está desnudando lo que probablemente sea el Talón de Aquiles de la actual Política Económica: el aumento desproporcionado de los pasivos financieros del Banco Central para sostener la Política de Tipo de Cambio Alto en un marco continuado de sobre-endeudamiento del Estado.   La Administración Kirchner parece focalizar la pelea en el valor del Dólar pero el principal problema es la Deuda, no el tipo de cambio.

 

 

LA ESTRATEGIA DEL CABALLO DE TROYA

 

Desde hace tiempo (iii), con fines de referencia práctica, venimos computando la Deuda Cuasi-Fiscal como parte de la Deuda Total Argentina, ya que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se ha transformado hoy en una suerte de “ventanilla lateral” del endeudamiento público.  En realidad, todo el problema que en estos días se está “blanqueando” en materia de Deuda del BCRA no es nuevo y deriva de la cuestión del sostenimiento de la Política de Tipo de Cambio Alto implementada después de la Crisis de Deuda del 2001, como instrumento clave de la salida de la Convertibilidad con macro-devaluación del peso.

 

El tema es que la salida de la Convertibilidad – más allá del proclamado Tipo de Cambio Flexible con intervención del BCRA - no habría sido en la práctica un cambio de régimen sino un cambio de paridad (de 1:1 a 3:1 pesos por dólares).   En consecuencia, rige hoy en nuestro país un nuevo tipo de cambio de carácter fijo y cotización más alta, pero que es necesario sostener desde el Estado; y para ello se ha desarrollado un mecanismo muy especial.   Esta política – desarrollada bajo las administraciones Duhalde y Kirchner  – parecía haber dado con la “piedra filosofal” de la solución cambiaria: imprimir pesos para comprar dólares.

 

El esquema de razonamiento que llevó a la actual situación se descompone, sin embargo, en dos partes:

  • En una primera instancia, el BCRA imprime billetes “de la nada”, esto es, sin respaldo en Reservas; y con esos pesos compra dólares en el Mercado (y los compra “caros”, a 3.10 $ por dólar);  
  • Pero, en un segundo tiempo, el mismo BCRA absorbe o esteriliza la casi totalidad de esos billetes emitidos por medio de la colocación de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC), por las cuales paga servicios de interés a tasas elevadas (con un “piso” promedio superior al 10 % anual).

Esto significa que - en los hechos y aunque trasponiendo las operaciones - LA ARGENTINA SE ESTÁ ENDEUDANDO PARA COMPRAR RESERVAS. Con el doble agravante citado que compra moneda extranjera a precios altos (dada la devaluación del peso) y paga Deuda cuasi-fiscal cada vez más cara.    Por eso decimos que, en los hechos, el BCRA es una “ventanilla” lateral o complementaria del Endeudamiento Público (en este caso, para sostener la Política Cambiaria); y vamos a explicar algo más el  por qué.

 

 

LA DEUDA PÚBLICA DEL ESTADO.

 

Conforme los términos del artículo 3 de la Carta Orgánica del BCRA, su función primaria y fundamental es preservar el valor de la moneda.  Según la versión “oficial” del propio BCRA, la actual política de acumulación de reservas que se lleva a cabo – lo mismo que pasa en gran parte del Mundo – tiene por objeto respaldar la Base Monetaria y generar a la vez un stock de intervención con divisas excedentes para prevenir eventuales shocks externos derivados del movimiento de capitales especulativos.

 

En los hechos, empero, tal aumento de reservas internacionales pudiera estar más probablemente destinado a reforzar las garantías de pago de la Deuda Pública – Externa e Interna convertible en moneda extranjera – que supera los 180.000 Millones de Dólares (MD) (iv). Tal nivel de reservas ya sobrepasa niveles históricos récord pese a lo cual el BCRA sigue comprando divisas; y lo hace a un ritmo promedio de no menos de 100 MD, emitiendo para ello – en función de la actual paridad cambiaria - poco más del triple en pesos (300 M$).

 

Esta expansión monetaria - producto de la emisión de dinero por el BCRA para comprar dólares – ya no se hace para acumular reservas sino para sostener el valor del dólar, como una función fáctica adicional del BCRA y para alivio del Tesoro, que elude así destinar fondos con este objeto.   Ocurre que la actual Política de Tipo de Cambio Alto fuerza al Gobierno a comprar dólares para evitar la apreciación del Peso. El dinero para comprar esos dólares no sale de los recursos fiscales sino que se imprime. Con ello se genera una lógica presión inflacionaria en la Economía por vía monetaria (excedente de medios de pago); y entonces el propio “gobierno” interviene en el Mercado para comprarlo emitiendo Deuda, como lo explicamos antes.  Pero, ¿qué “gobierno” es el que sale a comprar esos dólares?   No es la Tesorería de la Secretaría de Hacienda dentro del Ministerio de Economía, sino el Banco Central que está definido como una institución autónoma dentro del Estado.

 

Por ende, aquí se presenta un conflicto - que se arrastra desde la salida de la Convertibilidad en 2002, con la macro-devaluación y su política de Tipo de Cambio Alto - entre las funciones y finalidades del Gobierno y las del Banco Central para mantener elevada la cotización del dólar.  Cabe aclarar que en esto no hay juicio de valor: aquí el Autor no entra en el debate sobre la conveniencia o no de la actual Política Cambiaria, que es un tema mucho más largo y complejo, discutible por separado.   Lo que importa acá es el objetivo mucho más acotado de determinar el grado de consistencia interna de esta política cambiaria y en qué medida la misma agrava inexorablemente el problema de la Deuda.    Porque la Deuda Pública, en el fondo, se compone de dos secciones diferenciadas pero complementarias: la Deuda Directa en cabeza del Estado Nacional, y la Deuda Indirecta o Complementaria cuasi-fiscal del BCRA.   A lo que habría que añadirle una tercera: la Deuda Devengada o “invisible”, que no se muestra en las cifras oficiales, y que es producto de la Capitalización de Intereses por Anatocismo, la Indexación de la Deuda en Pesos indexada por Inflación (ajustada por CER) y la Deuda por Unidades Ligadas al Crecimiento (UL PBI), rubros éstos que no aparecen mostrados en las informaciones oficiales.

 

Si tomamos todos estos conceptos – 163.000 MD de Deuda Pública “oficial” (al 12.12.06) + unos 3.500/4.000 MD de Capitalización de Intereses + 5.500 MD de aumento anual de Deuda por Indexación + unos 10.000 MD de Valor Presente de las UL PBI – tendríamos que este subtotal real de la Deuda del Estado tiene así un piso de 182.000 MD.   Si a esta Deuda Pública se le suma la Deuda Cuasi-Fiscal del BCRA – 55.000 M$ (equivalentes a unos 18.000 MD) – el total de la Deuda Argentina (sin contar Provincias, Municipios y Fondos Fiduciarios, ni Deudas Contingentes por Juicios contra el Estado con sentencia en firme), tenemos que el total de Deuda del Estado pasaría los 200.000 MD.   Esta cifra global equivale al 95 % del PBI (hoy estimado en alrededor de los 210.000 MD), es decir, LA DEUDA TOTAL SERÍA HOY EQUIVALENTE AL PRODUCTO BRUTO.

 

 

 

EL PROBLEMA DEL BCRA.

 

La Política de Dólar Alto del gobierno Kirchner ha llevado a un círculo vicioso: el Estado aumenta sistemáticamente su endeudamiento, tanto por la vía Fiscal de la Tesorería (bonos y préstamos) como por la vía Cuasifiscal del BCRA, para comprar reservas.   El aumento del circulante emitido para adquirir esas reservas presiona Inflación y entonces el BCRA (y en menor medida, el Tesoro) salen a “esterilizar” esos fondos excedentes,  pagando servicios a tasa cada vez más cara.   Este hecho - como hemos observado - sólo toca al tema reservas y su deuda cuasifiscal derivada, sin considerar aquí el paralelo incremento de nuevas deudas del Estado por emisión de Bonos, toma de préstamos de los Organismos Multilaterales de Crédito y adelantos del BCRA, entre otros rubros de importancia.

 

Pero volvamos al Banco Central y a sus desequilibrios en curso.   Hoy en día se está produciendo en la Argentina – y en gran parte del Mundo – un extraordinario ingreso de capitales especulativos, que se suma a las liquidaciones de divisas comerciales por Exportación.   Estos capitales – esencialmente Fondos de Cobertura (Hedge Funds) – aprovechan la existencia de un tipo de cambio “fijo” en nuestro país que actúa como garantía o Seguro de Cambio gratuito para obtener altas ganancias locales por arbitraje entre Tasas de Interés y Tipo de Cambio.

 

Como en la década del ´90, capitales de tipo “golondrina” entran a nuestro país al amparo de una paridad cambiaria que saben el Gobierno necesita mantener prácticamente fija, se colocan a tasas de rendimiento muchísimo más altas que en otras plazas financieras internacionales y luego pueden retirarse llevándose de aquí una elevada ganancia especulativa.  En la medida que el gobierno mantiene el actual tipo de cambio alto y estable mientras las tasas de interés son más caras, las ganancias financieras de estos capitales especulativos son mayores; y el BCRA tiene que comprar más divisas (y luego, consecuentemente, colocar más Letras y Notas para absorber los pesos emitidos para adquirir esas divisas).   El BCRA ve así aumentar constantemente sus Pasivos por LEBAC y NOBAC que, como dijimos, es hoy del orden de los 55.000 M$ (equivalentes a unos 18.000 MD). Un monto que sigue creciendo rápidamente.

 

LAS RESERVAS INTERNACIONALES NETAS – Reservas Totales menos Letras y Notas del BCRA - SON ASÍ DE UNOS 23.000 MD (41.000 – 18.000), lo que deriva del descuento de las obligaciones a corto plazo del Banco medidos contra las reservas.   Estos títulos del BCRA devengan Tasas Implícitas mayores al 10 % anual y una proporción de los mismos se emite a tasa variable (BADLAR).   Oficialmente, las autoridades del BCRA sostienen que este fuerte endeudamiento cuasi-fiscal todavía no es tan grave porque no hay déficit debido a que las Reservas Internacionales colocadas en el Exterior dan un rendimiento comparativamente alto.

 

Pero aquí pudieran hacerse algunas aclaraciones, entre las cuales una principal o relevante desde el punto de vista de los tiempos financieros.   El BCRA ha anunciado que durante el año 2006 la rentabilidad de las Reservas fue del 5.7 %, aunque hay que advertir que no se trata en su totalidad de Ingresos efectivos para el Banco sino de ganancias contables, producto de sumar a los dividendos por Intereses (que son los ingresos propiamente dichos) las diferencias por Tipo de Cambio y por cotización de Títulos Públicos en cartera.  En el año 2006, según el Cuadro de Resultados del BCRA, los Ingresos Financieros sobre Reservas Internacionales fueron del orden de 3.100 M$ (1.000 MD), lo que sobre un stock de reservas al 31.12.06 de unos 32.000 MD daría un rendimiento efectivo de sólo 3%. El resto proviene de computar las citadas diferencias contables positivas por diferencias de cambio y cotización de títulos.  Pero las Letras y Notas del BCRA – los Pasivos contraídos para aumentar esas Reservas – obligan a pagar a los acreedores financieros tasas de más del 10 % anual.

 

Esto quiere decir que los Activos del BCRA por Reservas se colocan aproximadamente a la mitad del rendimiento de los instrumentos de Deuda que localmente se usan aquí para esterilizar el dinero emitido para comprar dichas reservas (costo financiero entre 10% y 11% por LEBAC y NOBAC contra menos del 5.7% de la renta de las Reservas).

 

Por otra parte, hay que tener presente que la Deuda tomada vía títulos del BCRA es en su gran mayoría de corto plazo, por lo cual los tiempos de respuesta financiera para Débitos y Créditos serían distintos en ambos casos.   El BCRA hace licitaciones semanales – los días Martes – para renovación y ampliación de sus colocaciones de Letras y Notas. Estos instrumentos son tomados por grandes bancos y/o inversores institucionales que actúan virtualmente como oligopolio. (v) En estas condiciones, EL DILEMA DEL BCRA HOY ES EL MISMO QUE EL DEL TESORO NACIONAL: NECESITA FORZOSAMENTE SEGUIR ENDEUDÁNDOSE, Y PARA ELLO DEBE PEDIR PRESTADO PAGANDO TASAS MÁS CARAS.

 

Entonces, EL PROBLEMA ES LA DEUDA MAS QUE EL TIPO DE CAMBIO.

 

 

LA DIARQUÍA MECON-BCRA (vi)

 

Recientemente, el ex titular del BCRA, Dr. Mario Blejer, hacía referencia al denominado “trilema imposible”: el Estado no puede controlar al mismo tiempo la Cantidad de Dinero, el Tipo de Cambio y el Flujo de Capitales.  Esto es así, en realidad, bajo el actual Sistema Financiero, según el cual rigen en nuestro país y en la mayor parte del Mundo condiciones de liberalidad que permiten impunemente el movimiento masivo de capitales especulativos en el marco de un sobre-endeudamiento público y privado.   El ámbito más complejo de los nuevos instrumentos financieros tiende lógicamente a complicar cada vez más la interpretación de las cosas que están ocurriendo – en nuestro país y en el Mundo - pero un hecho concreto es cierto: la Argentina sigue metida en un problema de Deuda insoluble, este problema abarca tanto al Gobierno Central como al BCRA, y el costo financiero de estas obligaciones – los servicios de esas deudas – son cada vez mayores.

 

ESTAMOS FRENTE A UN SISTEMA DE USURA POR ENDEUDAMIENTO PERPETUO Y CUMPLIMIENTO IMPOSIBLE, QUE ACTÚA COMO CONDICIONANTE DE TODO LO QUE OCURRE EN LA ARGENTINA Y GRAN PARTE DEL MUNDO.

 

Desde este punto de vista - y siempre dentro del tema que nos ocupa - el problema es que así TODA DECISIÓN RELEVANTE ES DEUDA. Podemos diferenciar si esa Deuda es cuestión de la Nación, de las Provincias, de los Municipios, de los Organismos Descentralizados, de los Fondos Fiduciarios y/o del Banco Central; pero siempre es la CUESTIÓN DE LA DEUDA.   Este sistema de endeudamiento es el que condiciona todas las Políticas Públicas y se maneja a través de una compleja combinación de Política Monetaria, Cambiaria y Financiera.  Pero quién determina los lineamientos de esta política combinada?

 

Desde el punto de vista legal e institucional, en la Argentina rige el principio de Autonomía del BCRA respecto a los Poderes del Estado y, particularmente, en relación a la Política seguida por el Ejecutivo a través del Ministerio de Economía.  Podrá discutirse hasta el cansancio en qué medida, en la práctica, existe una lógica interrelación entre los dos ámbitos – Ministerio de Economía y BCRA – pero lo cierto es que se trata de entidades independientes y que el BCRA ha mantenido hasta ahora su autonomía.  Y esta relación entre los dos organismos  (que no supone necesariamente concordancia) se manifiesta, entre otras cosas, en el tema que nos ocupa de la Política Cambiaria.

 

Entendemos que actualmente se está dando en la Argentina una verdadera “batalla” dentro del Gobierno Kirchner vinculada a la Política de Dólar Alto:

  • por un lado, están en juego los intereses de las Grandes Empresas beneficiadas por la macro-devaluación del 2002, tanto por la licuación de costos internos (con los salarios reales en primera línea) como por las ventajas frente a la competencia de productos importados y los estímulos para las exportaciones.   Esta posición está en línea con los intereses del Gobierno, que ve así aumentados sus Recursos Fiscales, especialmente por vía de las Retenciones. Aunque paralelamente también es cierto que el sostenimiento de la actual Política Económica está llevando a un mayor ritmo de Gasto Público para atender subsidios y mejoras parciales para aliviar desequilibrios que se arrastran desde la Crisis de Deuda de 2001 y a los cuales todavía no se les ha dado respuesta.  
  • por otro lado, está la presión de los Acreedores Financieros (Acreedores del Gobierno Central y del BCRA) y de la Banca Internacional en general, cuyo negocio sigue siendo prestarle al Estado Argentino a tasas cada vez más caras, lucrando indefinidamente con las renovaciones permanentes de Deuda y con la emisión de nuevas obligaciones. Pero el aumento de esa Deuda Pública – ya sea Fiscal o Cuasifiscal – está llegando nuevamente a niveles de alerta dentro de la incapacidad de pago estructural del Estado Argentino como para poder cumplir con sus actuales obligaciones. Esta posición, está en línea con los intereses de los capitales especulativos y se ampara fuertemente en la continuidad del Endeudamiento Público del Gobierno y, en particular, en el principio de Autonomía del BCRA, que tolera este movimiento de capitales y que acrecienta, a la vez, una deuda paralela dentro del Sector Público.

 

El problema de base es que estos “grupos de intereses” no están divorciados sino que conviven dentro del Gobierno Kirchner, porque sacan beneficios del Sistema:

  • El Sector Financiero, porque sigue manteniendo altos niveles de rendimiento toma de Bonos y por arbitraje entre Tipos de Cambio y Tasas de Interés.

  •  El Sector Empresario, porque se beneficia con el subsidio o sostén de un tipo de cambio que mejora su competitividad externa.

  •  El Gobierno, porque gracias al Tipo de Cambio Alto solamente las Retenciones a las Exportaciones le proveen una masa de recursos extraordinarios para el Fisco.

 

Pero todo esto forma parte de una supuesta “Política Económica” que, en el fondo, no está claramente formulada ni se sabe por quién elaborada ni para qué fines concretos, ya que el Dólar Alto es un instrumento de Política pero no una Política en sí misma; caso contrario, aceptaríamos que los Medios se conviertan en Fines.  Entonces, quién dicta verdaderamente la Política Cambiaria en la Argentina y para qué?

 

La Política de Dólar Alto – como hemos visto – se traduce en Endeudamiento Público Cuasifiscal (vía Letras/Notas del BCRA y Pases Pasivos) y también en Deuda Pública Fiscal, por la cuota-parte de los efectos inflacionarios de esa política en la Indexación de Títulos Públicos. (vii)  Lo concreto e importante es que, en ambos casos, esta Política de Tipo de Cambio Alto se mantiene a costa de mayor Deuda Pública y constituye hoy uno de los principales conceptos de aumento de la misma.

 

La situación es realmente mucho más grave de lo que se piensa: el actual Gobierno (lo mismo que los anteriores) sigue total y absolutamente condicionado a la Usura del Sistema de la Deuda Pública a través de la renovación constante de las obligaciones, la colocación de nuevas y el aumento en el pago de sus Servicios, aunque no se llega a cubrir su totalidad. Y de esta Trampa de la Deuda no se sale, al menos pacíficamente.   Todos los días, LA ADMINISTRACIÓN KIRCHNER TRATA DE VENDER A LA OPINIÓN PÚBLICA LA MEJORA QUE MUESTRAN LOS INDICADORES ECONÓMICOS, PERO SOSLAYA INFORMAR LA GRAVEDAD DE LOS INDICADORES FINANCIEROS.

 

El Gobierno trata de estirar la cuestión hasta las Elecciones Presidenciales de Octubre, pero no es seguro que llegue a esa fecha sin tener que tomar decisiones graves, antes que los hechos le pasen por encima.

 

 

ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES.

 

El FMI y la Banca Internacional le están exigiendo al presidente Kirchner que adopte, conjunta o separadamente, alguna de estas tres opciones en forma inmediata o a muy corto plazo:

 

1.     Que regularice y aumente el actual nivel de pago de Servicios de la Deuda Pública – particularmente con los bonistas que no entraron en el Megacanje de Junio de 2005 (hold-outs) y con el Club de París – lo que implicaría destinar mayor parte del Gasto Público (y consecuentemente, del Superávit Fiscal) a la atención de la Deuda. 

2.     Que aumente las Tasas de Interés de referencia para “luchar contra la Inflación”, lo que traería aparejado una suba adicional del costo financiero para las actividades productivas, con riesgo de desaceleración y recesión económica. 

3.     Que flexibilice el Tipo de Cambio, esto es, que frene las intervenciones del BCRA en el Mercado para sostener la Política de Dólar Alto, lo que llevaría inexorablemente a una apreciación del Peso.

 

Este último punto deviene así el nudo de la cuestión porque si el Gobierno Kirchner cede con la baja del Dólar, el “Modelo” se le caería a pedazos.  Como regla general, al Capital Financiero Externo le conviene el Tipo de Cambio Bajo para facilitarle una mayor transferencia de Servicios de Deuda contra cobertura de la Recaudación Fiscal en pesos; mientras que a las Grandes Empresas Productivas les conviene un Tipo de Cambio Alto para promover sus Exportaciones y Sustituir Importaciones.

 

Pero también le conviene al Gobierno el Dólar Alto porque ello implica mayores ingresos fiscales por Retenciones sobre las Exportaciones Privadas.  Más como todo esto depende, en definitiva, de las posibilidades de fijación y sostén del nivel del Tipo de Cambio, el problema reside en qué instrumentos o herramientas tienen los sectores oficiales involucrados para apuntalar esos valores en la práctica.  Y en esta materia, la Argentina sabe por experiencia hacia qué lado se inclina siempre, invariablemente, la Balanza del Poder.

 

En consecuencia, es muy probable que nuestro país marche hacia una apreciación gradual del Peso, que lo haga en el contexto de las otras medidas “sugeridas” por el FMI y la Banca; y que todo esto se pueda producir a un ritmo más acelerado.  La apreciación bilateral relativa del Peso frente al Dólar en función de la Inflación interna, la fuerte entrada de Capitales Especulativos que presionan sobre el Mercado de Cambios y la tendencia creciente en las tasas de interés que se pagan por la nueva Deuda Pública – Fiscal y Cuasifiscal – son indicios ciertos y manifiestos en este sentido.  El reciente Proyecto de Ley oficialista Marcó del Pont – coherente con la defensa a ultranza de la Política de Dólar Alto – constituye, sin embargo, una reacción tardía (y aparentemente ya desautorizada por el presidente Kirchner), como para revertir esta tendencia a la apreciación del Peso.

 

De esta manera, la primera vía de presión sobre el Gobierno Nacional proviene de exigirle que la Tesorería se haga cargo en forma creciente de las compras de divisas para sostener la Política de Dólar Alto, descargando así la exposición financiera del BCRA para hacerla pesar directamente sobre el Presupuesto y sobre el destino del Gasto Público y el Superávit Fiscal.  Nuestro país empezaría a pasar así gradualmente hacia una Política de Tipo de Cambio más bajo, con la consiguiente apreciación del Peso.   Este cambio en ciernes de la Política Cambiaria – independientemente de los discursos oficiales al respecto – ya se está dando con el aumento de la Inflación Real, con el incremento de las Tasas de Interés y con la acérrima defensa del principio de Autonomía del BCRA como garantía de independencia de la Política Financiera respecto de la Política Económica.

 

Es una auténtica “encerrona” financiera para el Gobierno Kirchner en un momento en que se le abren varios frentes internos de lucha simultáneos; una presión que viene fuertemente apalancada desde el Exterior y que contaría con el apoyo de parte del establishment local en la medida que el proceso se haga gradualmente, sobre todo para evitar el estallido de una nueva Crisis de Deuda.  Se trata de un proceso de toma de decisiones sumamente delicado para el Gobierno, que se traduciría ineludiblemente en acciones concretas y que estarían en curso con horizontes de corto plazo (caso liberalización de las transferencias de divisas por la Comunicación A 4662), donde se juegan intereses financieros muy pesados para la Argentina ligados al Endeudamiento Público (emisión de nuevos Bonos a tasas mas caras) y a la Política Económica en general (Inversiones Extranjeras contra aumento de Precios y Tarifas de Servicios Públicos); y donde, en última instancia, también está en juego - a través de las decisiones sobre Política de Tipo de Cambio Alto, aumento de las Tasas de Interés y Flujos de Entrada y Salida de Capitales Financieros - EL ROL O NO DEL BCRA COMO CUARTO PODER DEL ESTADO.

 

 

Buenos Aires, 12.6.07

 

 

Notas:

(i) Hablar de Deuda Cuasi-Fiscal del BCRA pareciera una redundancia ya que normalmente se sobrentiende que ambos términos (Cuasi-Fiscal y BC)   significan lo mismo, pero estrictamente ello no es así porque no toda deuda u operación cuasi-fiscal corresponde al Banco Central.   El Fondo Monetario Internacional (FMI) define como Actividades cuasi-fiscales (ACF) las de los bancos centrales y también otras instituciones públicas –  financieras  o no – pertenecientes al Gobierno general y que sean de carácter fiscal. Es el caso de ciertas medidas específicas en materia de impuestos, subsidios y otros gastos directos, además de los consignados formalmente en el presupuesto.   En la práctica, sin embargo, las dos acepciones – cuasifiscal y  BC –  se usan como sinónimos.

 

(ii) Abreviatura de Banco Central de la República Argentina, o directamente BCRA.

 

(iii) Ver el libro del Autor “Problemática de la Deuda Pública Argentina, Tomo I – La Deuda bajo la Administración Kirchner” (Grupo Editorial del  Encuentro, Buenos Aires, Junio de 2006) y también su último artículo en El Traductor Gráfico sobre “La Economía post Megacanje Kirchner”, del 8.12.06.

 

(iv) La abreviatura MD significa Millones de Dólares, mientras M$ es Millones de Pesos.

 

(v) Usamos aquí deliberadamente la expresión Oligopolio (pocos vendedores) y no Oligopsonio (pocos compradores) porque si bien formalmente el BCRA llama a Licitación (“Oferta”) para que los Bancos adquieran títulos (“Demanda”), la realidad es que el BCRA depende de esos fondos, por los que paga altas tasas para captación de dinero. Se cae así en un virtual proceso extorsivo, porque los tomadores de Letras y Notas saben que el Gobierno – a través del BCRA – tiene que comprarles forzosamente esos pesos para evitar que el excedente monetario (generado por la emisión para compra de divisas) no presione sobre la Inflación.  Si las licitaciones semanales de renovación y aumento de Deuda cuasi-fiscal, por ejemplo, empezaran a quedar desiertas y, por el contrario, los Acreedores en lugar de renovar y aumentar sus ponencias pasasen a cobrar las devoluciones por ventanilla, todo el esquema se vendría

debajo de golpe.

 

(vi) La palabra Diarquía, como es sabido, proviene del griego y significa etimológicamente “dos poderes”.   MECON es la abreviatura del Ministerio de Economía.

 

(vii) Una tercera parte de la Deuda Pública – 56.400 MD (al 31.12.06) – se ajusta por CER; de modo que con una Inflación Nominal del orden del 10% esto significa que la Deuda crece inercialmente por este concepto unos 5.600 MD por año.   Si a ello se suma la Capitalización de Intereses – que sería de  aproximadamente 3.500 a 4.000 MD por año – y los pagos por las Unidades ligadas al PBI, tenemos que la Deuda Pública del Estado (sin contar la del BCRA) aumenta automáticamente unos 10.000 MD por año (el mismo ritmo promedio al que la Deuda crecía durante la Década del ´90).

 

(*)  Hector Giuliano - Licenciado en Administración (egresado de la Facultad de Ciencias Económicas, UBA, en 1964); especialista en la problemática de la Deuda Externa y su relación con las Finanzas Públicas y la Política Económica Argentina.  Miembro del Proyecto PAD (Programa Argentino de Desarrollo), de la Academia Argentina de Asuntos Internacionales (AAAI); y de CREAR - Consejo Regional Estratégico Argentino. Autor del libro “Problemática de la Deuda Pública Argentina” (Tomo I: La Dueda bajo la Administración Kirchner – Grupo Editor del Encuentro, Buenos Aires, 2006, 347 págs.)

 

 

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