Ya no caben dudas: los trabajadores europeos se cansaron de las falsas promesas de la izquierda y se vuelca definitivamente por los partidos nacionalistas. Un anticipo de lo que va a suceder en Argentina.

IMPRESIONANTE AVANCE DEL NACIONALISMO EN EUROPA

 

Las elecciones europeas confirmaron ayer la hegemonía de la derecha en el mayor parlamento democrático del mundo. En la Eurocámara electa por los ciudadanos de 27 países crecen los conservadores y varios partidos nacionalistas, de extrema derecha y euroescépticos. Cayeron los socialistas.

Para el socialismo europeo fue una derrota durísima. En medio de la tormenta económica y la peor recesión en décadas, la izquierda fracasó en erigirse defensora del empleo y del castigo a los excesos del sistema financiero. Algunos votos de centro fueron a la derecha y los trabajadores abandonan la izquierda por fuerzas nacionalistas.

Los resultados de estas elecciones, en las que tenían derecho a voto hasta 388 millones de personas, son también la constatación del creciente desinterés de la calle con las instituciones democráticas europeas, a pesar de que los eurodiputados recién elegidos tendrán, por las últimas reformas institucionales, más competencias que nunca y más de un 70% de la legislación que se aplica cada día a los ciudadanos la deciden las instituciones europeas.

La mayoría de los europeos, según los sondeos de los últimos meses, consideran que la UE no está haciendo lo suficiente para enfrentar
la crisis económica y el auge imparable del desempleo. La Comisión Europa saliente, de tendencia mayoritariamente liberal, ha reaccionado tarde y con timidez a la crisis y apenas ha conseguido coordinar las medidas nacionales para que no se desatara una espiral proteccionista.

A elevar la participación tampoco ayudaron los líderes políticos, ni gobernantes ni opositores. Se cuentan con una mano los partidos que hicieron campaña en clave europea, pues la mayoría de los partidos gobernantes basó su discurso en temas nacionales y los opositores pusieron sus esperanzas en desgastar a los gobiernos.

Si la clase política no se toma a la UE en serio, difícilmente podrá exigir a sus ciudadanos que lo hagan. Así,
la abstención siguió creciendo y alcanzó la tasa récord del 57%. En algunos países llegó a superar el 75%.

Varios gobiernos fueron castigados en las urnas, como el británico, el español, el portugués, el danés, el esloveno o el griego.

En Austria se hundieron los socialistas y los resultados de Alemania, a tres meses de las legislativas, muestran que la gran coalición entre democristianos y socialdemócratas tiene los días contados por la debilidad de estos últimos.

En el Reino Unido creció con fuerza el UK Independence Party, que aboga por sacar a las islas británicas de la Unión Europea y que cabalga la ola del descontento social por la crisis económica.
También entró en la Eurocámara el ultra nacionalista British National Party.

Holanda vio como la extrema derecha se convertía en la segunda fuerza política y en Rumania los nacionalistas -que quieren una solución final para los gitanos- también consiguieron escaños, así como en Hungría, en varios países más del este de Europa, Bélgica, Francia y, por primera vez, el Reino Unido. Su discurso realista contra la inmigración descontrolada  en tiempos de crisis y desempleo masivo resultó efectivo.

El 7 de junio pasará a la historia como una noche negra para la izquierda europea. A pesar de que la crisis financiera se identifica con las políticas económicas liberales, la izquierda perdió terreno considerable para los partidos nacionalistas en Alemania, Francia, Gran Bretaña, España, Austria, Holanda y Bélgica. 

La reacción europea a la crisis económica se está basando en políticas económicas tradicionalmente socialdemócratas, pero evidentemente
la izquierda no ha sabido explicar a los ciudadanos sus planes para sacarlos de la crisis.

"Es una noche triste para la socialdemocracia europea", dijo en Bruselas Martin Schulz, líder de los socialdemócratas en la Eurocámara.