JOSÉ ANTONIO Y LA FALANGE

por Juan Francisco Yela Utrilla, en "Catolicismo y Falange", 1942

extraído de El Refugio

 

José Antonio, el Fundador de la Falange, es católico de lucha, guerrero teólogo que apresta sus huestes para combatir al vandalismo irreligioso oriental.

José Antonio, nuestro Ausente, es católico práctico: nada de concesiones, olientes a luteranismo, sobre la negación del culto externo. La religión es algo interno, pero también algo externo, algo social. El Fundador de la Falange no pierde oír Misa los domingos, aun haciendo incómoda pausa con tal fin él y los suyos, en medio de viajes emprendidos con objetivo proselitista.

José Antonio, nuestro héroe, profesa un catolicismo vital, con pretensiones de invadir todas las actividades humanas, así individuales como sociales: la religión no es solamente una serie de verdades, es también un sentido en el que ha de sumergirse la vida entera del hombre. Jamás le hubiera pasado a José Antonio por las mientes la pretensión de que la religión no podía intervenir en los conflictos obreros, so pretexto de que los obreros no cabía que discutiesen dogmas religiosos; tal idea podrá ser muy del político inglés Baldwin, muy inglesa, muy protestante, pero jamás católica, ni española ni de José Antonio.

La Falange es antimarxista por afirmar lo espiritual como el «resorte decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos».

La Falange es teísta, no ya sólo deísta, al jerarquizar el valor religioso como el más sublime y a la cabeza de todos.

La Falange es cristiana, y por ello se compadece de las turbas, siente hambre y sed de justicia por los desvalidos, por las masas obreras.

La Falange es católica con catolicismo integral, opuesto antipódicamente a toda desviación protestante, incapaz de admitir un sentido católico de la vida, incapaz de comprender el menor contacto o relación entre lo religioso y lo económico, entre lo católico y lo social.

La Falange sigue su camino impávida, como lo sigue la luna sin curarse de los perrunos ladridos y como el caminante veraniego no se distrae por los cantos de las cigarras. Que sigan en buena o malhora las ranas croando, los perros ladrando y las cigarras logómacas del liberalismo cantando: todo es y será inútil. La Falange sigue su camino.