EL FAR WEST DE CARA DE PIEDRA

 

por Marcos Ghio

 

 

Cara de piedra Ravello, al cual se le puede decir de todo y va a seguir hablando impertérrito como un zombi, ahora nos acaba de relatar una anécdota conmovedora que nos llena de lágrimas.

 

Resulta ser que en Londres, una de las ciudades con más inmigrantes, ya que los ingleses, como tantos europeos, no quieren hacer actividades serviles, en un tren de segunda clase viajaba una joven blanca, entre tantos extracomunitarios, cuando de repente -y mientras nos esperábamos que nos relatara alguna situación de violencia en su contra-, la misma empezó a gritar por tal situación de sentirse como la única blanca en un vagón repleto de negritos. Es de destacar la buena educación de éstos que en ningún momento la violentaron ni le hicieron absolutamente nada, sino que se dedicaron mansamente a escuchar sus exabruptos y en todo caso fue una cámara de seguridad del tren la que registró la escena por lo que fue procesada por violar alguna ley antidiscriminatoria, lo cual es realmente lo que correspondía hacer, de acuerdo al relato que nos hace. Pues en todo caso si lo que quería era viajar más cómoda y con gente de su misma raza hubiera tomado otro medio de transporte.

 

Pero lo más siniestro de su nota, como todas las que por otro lado nos relata el secretario catalán, es que nos diga que el rigor de la ley que se le aplica con mucha justicia a la joven transgresora no sea equivalente con la actitud sumamente laxa que los ingleses tendrían en cambio hacia el integrismo islámico, lo cual su partido, Plataforma Catalana, pretende corregir al manifestar expresamente en su programa una lucha incondicional en contra del ‘terrorismo internacional’ así como la prohibición expresa del velo islámico, contrastante con las provocativas desnudeces de las europeas, respecto de lo cual por supuesto no dice nada y por lo tanto impulsando un mayor compromiso de ‘Europa’ en la guerra de Afganistán de la que cobardemente se quieren retirar. Tal como vemos dicho partido, abiertamente enrolado en el campo enemigo, añora las épocas más duras de Bush y de Aznar y en cambio recela de lo manifestado por Obama y Cameron de que en estos momentos primero hay que sanear la economía y después ocuparse del fundamentalismo islámico.

 

Nosotros a la joven aludida más que brindarle nuestro apoyo, tal como nos solicita el redactor de la nota, trataríamos en cambio de anoticiarla respecto de ciertas realidades que a lo mejor por su edad o cultura se le escapan totalmente.

 

La primera es hacerle notar que no fueron los extracomunitarios los que invadieron Europa por iniciativa propia, tal como nos quiere hacer creer el aludido, sino que fueron sus habitantes originarios, especialmente en sus dirigencias, los que los trajeron para que les trabajaran barato en tareas que ellos ya no quieren hacer.

 

La segunda es que sería muy bueno que en Europa hubiese solamente europeos y que se evitaran las cruzas raciales estimuladas por la inmigración desaforada. Tal como dijera Evola, las cruzas raciales, que pueden ser positivas en grupos étnicos bien constituidos, son verdaderamente letales y catastróficas en aquellos que en cambio se encuentran atravesando lo más sórdido de la decadencia. Para que el europeo se reconstituya es indispensable pues que evite las cruzas raciales y para ello debe terminar con la inmigración produciendo dos medidas esenciales y concurrentes.

 

La primera de ellas es volver a dignificar todas aquellas tareas reputadas como inferiores y serviles a fin de que no sean efectuadas más por inmigrantes.

La segunda y principal es terminar con los desfasajes monetarios en el planeta y con las supermonedas, tales como el euro y la libra*, que son el mayor estímulo para tal fenómeno de explotación.

 

Pero nada de todo esto es lo que pretenden hacer los partidos identitarios del estilo del de Ravello, sino todo lo contrario. Ellos no están para terminar con la inmigración, sino que lo que quieren es ‘regularizarla’. Esto significa explotar más al inmigrante a fin de que los europeos puedan volver a ser ‘felices’ y salgan de su crisis. Y con respecto a las cruzas raciales que habría que evitar, especialmente en esta época de decadencia, no es lo que nos proponen tampoco tales grupos, tal como mostramos en una foto en donde uno de los jefes de la Liga del Norte, de apellido Salvini, aparece acompañado por su pareja africana. Ahora eso sí, era muy pulposa y no usaba velo.

 

En fin, todo lo contrario de lo que nos dicen cara de piedra y sus amigos.

 

·     Recuerdo que, estando en Edimburgo, alguien me reprochó por haber entrado al museo sin pagar. Yo consideré que era más delictivo el hecho de que, debido a tales desfasajes monetarios, una entrada a un museo británico le saliera a un argentino el equivalente a tres jornadas de trabajo.