ANTE UNA NUEVA FARSA ELECTORAL

por el Comando Nacional de Vanguardia de la Juventud Nacionalista

vanguardia1@argentina.com

 

¿Si la mitad más uno de los diputados y los senadores legalizaran el aborto, por eso dejaría de ser un crimen horrendo?

¿Si la mayoría del electorado votara a una usurpadora de título, por eso la transformaría en “abogada”?

¿Si la mayoría de los argentinos decidieran que la Argentina desapareciera, sería legítima semejante decisión?

¿Un sistema tan injusto que, en nombre de mayorías accidentales, resuelve sobre todo y sobre todos, incluso sobre aquello sobre lo que no tiene competencia técnica o moral alguna, merece ser respetado? 

Cuando los partidos políticos son el “aguantadero” de la sociedad ¿estamos moralmente obligados a optar entre corruptos?

¿Podemos creer en la buena fe de un ex ministro del torvo mandamás que nos tiraniza?

¿Podemos creer en la buena fe de una abortista que se cuelga cruces como si fueran adornos?

¿Podemos apoyar a un economista tan “práctico”, que copia todas las artimañas de los políticos profesionales, con tal de conseguir votos?

¿Podemos confiar en el satanista puntano, que puede ir de rodillas a Luján, aunque internamente se mofe de todo fervor religioso?

El sistema está hecho para que lo usufructúen los corruptos, y aquellos hombres honestos que entran en el sistema terminan expulsados o corrompidos.

Lo honesto es repudiar el sistema de la partidocracia corrupta, contribuir a su desaparición, fortaleciendo un movimiento que establezca una “nueva legitimidad”, basada en la defensa del interés nacional y la verdad, en la honestidad de los funcionarios y el castigo a los ladrones. Un sistema donde no se engañe a la ciudadanía a través de campañas de acción psicológica mentirosas, para obtener su voto en una urna sucia y en una mesa de tramposos. Un sistema en el que la regla de gobierno sea el Bien Común y no el endiosamiento del número.

Por eso, repudiemos al sistema liberal partidocrático que nos oprime. No convalidemos con nuestra participación la corrupción reinante.