Domingo 5 de febrero 2006, Revista Siempre, México 

Derecho de un pueblo
Un triunfo de la voluntad

Por: José Luis Ontiveros

El llamado del conductor bolivariano, Hugo Chávez, para constituir un Frente Antiimperialista Internacional hecho en el Foro Social Mundial, donde se juzgó a Estados Unidos como culpable de terrorismo y de crímenes de lesa humanidad por la invasión de Irak y su depredación en Latinoamérica, no incluyó en su condena la política genocida de la entidad sionista, verdadero centro decisorio del imperialismo anglosajón.

Si bien es un hecho incontrovertible que Chávez está muy consciente de dónde proviene las líneas maestras de la opresión mundialista, que residen en Israel, a lo que ha hecho explícita referencia, la victoria política alcanzada por el movimiento islámico Hamas, en Palestina, manifiesta hasta qué punto el demoliberalismo, expresión de la usurocracia, tiene como límites no la legitimidad que han tratado de convertir en valor absoluto y sello de garantía del himen inmaculado de los derechos humanos, sino que el voto atomizado y relativista sea políticamente correcto para ser considerado válido y aceptable.

En este sentido, la derrota de Al Fatah, la organización creada por Yasser Arafat, muestra el agotamiento de una vía institucional de trato con el sionismo, además de su desgaste y de su corrupción, así como el reemplazo de los proyectos laicos panárabes por el Islam militante, corriente que avanza en la medida en que la sevicia de Estados Unidos e Israel se empeña en destruir el ser profundo y el alma cultural de la nación Islámica.

El hecho de que la Unión de európidos invertebrados en consonancia con Israel y Estados Unidos, decida que Hamas es una organización terrorista, cuando ellos son los genuinos vértices del terror mundial, de la multiplicación del símbolo ominoso de Nuremberg-Guantánamo, muestra que el demoliberalismo es desechable y está sujeto a que el voto sea aceptado por el poder fáctico de la usura internacional, lo mismo ocurrió en Argelia en 1990.

Israel al negar a la población palestina el derecho a elegir, siendo ésta cautiva en su propio territorio, en que se conformó por el despojo y la declaración inglesa Balfour la conformación del Estado judío, mediante masacres de civiles y un plan de limpieza étnica, en que destacó por sanguinario Ben Gurion y sus brigadas terroristas, lo coloca en una situación insostenible y desenmascara la complicidad de la democracia occidentafílica con el poder usurocrático judío.

La victoria de Hamas es un triunfo de la voluntad y del derecho de los pueblos.