CONTRA EL IMPERIALISMO EUROPEO

por el Licenciado Marcos Ghio

 

Estimados Sres. de Tsunami:

Sigo comprobando que en su honorable página, la que en distintas oportunidades ha brindado espacio a mis artículos, aparece una seguidilla de escritos laudatorios de ese fenómeno nefasto para nuestro país que es el imperialismo europeo, quedándome tan sólo para el asombro el hecho de que en un mañana pudiese leer alguna nota de abierta exaltación al Estado de Israel y a los EEUU.

Pero primeramente, a fin de no ser confundido en los conceptos, quiero decir dos palabras respecto de lo que es el imperialismo. El imperialismo, término que representa una deformación de un concepto superior como el Imperio,  es comprendido aquí como una categoría principalmente económica pero con consecuencias en otras esferas como las de la política. Se trata de un capitalismo insaciable, invasivo, que ha llegado hasta límites inauditos en su afán de enriquecimiento y opresión, no reconociendo medida alguna. Acotemos además que en la medida que tal palabra se ha utilizado casi en exclusividad para referirse al accionar de los EEUU en el mundo, se ha caído habitualmente en el error en los últimos tiempos de querer confundir dicho término con una de sus expresiones que, si bien ha sido la originaria, ha dado lugar por imitación a otras similares e incluso más nefastas todavía. Este fenómeno no es solamente norteamericano, tal como lo hemos padecido por tantos años, sino también europeo y podemos decir que en los últimos tiempos lo hemos tenido más de cerca y con mayor intensidad que el primero. Pero acotemos también que ambos no son iguales, sino que tienen entre sí una gran diferencia para nada secundaria; mientras que el yanqui es autosuficiente, se siente seguro de sí mismo y resulta incluso admirable, si es que prescindimos de su contexto de opresión sin límite, por su perseverancia en querer imponer su punto de vista de ser necesario aun por la fuerza, el segundo en cambio busca hacer lo mismo pero a través de otros, generalmente los mismos EEUU,  para poner orden incluso en el propio territorio, tal como sucediera en el caso de la guerra con Serbia y con Kosovo. Recordemos al respecto que Obama, tras constatar tal fenómeno, no ha hecho más que quejarse por la poca colaboración que los europeos manifiestan para la guerra, como en el caso de Afganistán cuando, a pesar de brindar su mayor apoyo verbal a tal causa y repudiar con todas las voces al movimiento talibán, son reacios en incrementar sus tropas y participar de los combates. Su antecesor Bush se les quejó también cuando por un simple atentado uno de sus principales aliados europeos, España, se retiró raudamente de la guerra de Irak. Ahora lo que en muchos casos sucede es que porque se sienten despreciados por los norteamericanos, buscan el amparo de los rusos creyendo poder ayudarlos con su aliento en resucitar la antigua Unión Soviética, la que se trata de otro tipo de imperialismo todavía más feroz. Esto es lo que explica el sentido de las dos notas anteriores de Graziani exaltando la figura de Putin y la actual de Vial sosteniendo una ‘solidaridad total con Rusia’. Ellos quieren que dicho país, en tanto también se sienta ‘europeo’, asuma el liderazgo que  son incapaces de arrogarse al ser siempre desplazados por los norteamericanos; es decir están dispuestos a cambiar de amo por una cuestión de ‘orgullo’ y amor propio.

Quiero agregar también que veo el fenómeno del imperialismo europeo especialmente por lo acontecido en nuestro país. Luego de que Europa, unida a los EEUU nos hiciera la guerra de Malvinas en 1982, pues recordemos que la Unión Europea apoyó a Inglaterra en su invasión y colaboró con ésta bloqueando nuestros fondos y suspendiendo en ese período el comercio con nosotros. Y luego de que en su constitución, tras la victoria obtenida, incluyeran a nuestras islas como formando parte del territorio ‘europeo’, continuaron con su faena imperialista esta vez en nuestro continente. Los distintos gobiernos democráticos instaurados luego de nuestra derrota militar, fieles a su ideología, democratizaron también el concepto de imperialismo. Dejamos así de estar sometidos a una sola manifestación de este fenómeno como ser los EEUU, para serlo de otras, ya que la democracia es también pluralista. Así pues el gobierno de Menem, tras privatizar nuestras empresas públicas entregó al imperialismo europeo nuestro petróleo, nuestras comunicaciones, nuestros servicios públicos y otros sustanciales resortes de la economía. Y estas pingües ganancias que les reportaron tales negocios por las que fue esquilmado nuestro país iban a parar al continente que hoy se queja en estas notas por lo mal que le va, pidiendo nuestra conmiseración en tanto se los estaría invadiendo (ya veremos cómo) a ellos.

A través de una simple constatación un ciudadano argentino que viajaba por Europa en tiempos de convertibilidad y privatizaciones podía corroborar que hablar por ejemplo por teléfono desde tal continente a la Argentina costaba cuatro veces menos que hacerlo a la inversa y por la misma compañía. Que instalar aquí una línea telefónica costaba 15 veces más.  Que gracias al federalismo instaurado por la democracia, las empresas petroleras europeas podían pactar la extracción del petróleo pagándolo anticipadamente a precio vil ya que los gobernadores que enriquecían sus arcas en el intercambio, lo eran de provincias de escasísimos habitantes a las que se podía por lo tanto corromper más fácilmente y gastando mucho menos. Y podríamos ir sumando el saqueo efectuado por una economía imperialista para la cual no existe el precio justo, sino la oferta y la demanda y ser un ladrón, es decir ganar desmedidamente, no es reputado como un delito, ni siquiera como una inmoralidad, sino al contrario como un gran mérito de ‘competitividad’. Ahora bien, fue una cosa lógica que, como resultado de esta incesante actividad delictiva, nuestras economías estallaran, tal como sucedió en 2001 en la Argentina, pues ningún país soporta un saqueo interminable de sus riquezas y que, como consecuencia de todo ello, cerca de un millón de argentinos se viese obligado a abandonar el propio país en búsqueda de mejor futuro y, a la inversa de lo que sucediera en la primera mitad del pasado siglo, fuesen nuestros habitantes los que emigraran a Europa, en vez de haber sido los de este continente los que lo hicieran hacia el nuestro. Además este fenómeno inmigratorio nuevo estaba determinado por factores complementarios del proceso capitalista en su fase imperialista. En tanto que Europa, en su movimiento moderno y consumista, sólo piensa en el confort, el bienestar, el hedonismo, este proceso de saqueo de países periféricos se vio acompañado también por otras medidas internas complementarias. Promoción ilimitada del consumo entre la población, revolución sexual estimulando conductas frenéticas y patológicas en tal campo, promoción de la homosexualidad y por lo tanto disminución hasta límites inauditos de las tasas de nacimientos entre los europeos, quiebra de la familia y de la religión (*), etc.

Ahora bien, resulta una cosa sumamente obvia que esto que nos ha acontecido a nosotros, también pasara y con mayor razón con los países africanos y árabes que tanto lo preocupan al Sr. Vial. Es lógico que si los mismos han sido saqueados, tal como ha sucedido con nuestro país, sus habitantes se dirigiesen aluvionalmente hacia Europa en donde además les ofrecían hacer aquellos trabajos serviles que ellos no desean efectuar para poder disfrutar mejor del consumismo. Además Vial se queja porque esos negros que llegan a su país le están mestizando la propia raza. Pero eso tampoco es culpa de los negros, sino de los europeos que en razón de su moral sexual laxa, que reputa como emocionante tal tipo de uniones mixtas, promueven por lo tanto esos mestizajes. Además es lógico que si ellos no se reproducen, en tanto la familia en Europa ha sido prácticamente disuelta como institución, siendo sustituida por el amor libre y la homosexualidad, sean los grupos de inmigrantes los que obedezcan a la propia naturaleza y que lo hagan. Por lo tanto más que hablar de una invasión de negros africanos y de árabes a Europa como dice el Sr. Vial, habría que hablar previamente del saqueo que tal imperialismo ha efectuado de aquellos países, del sometimiento económico que han padecido sus inmigrantes en su territorio lo que los ha obligado a la expulsión del propio.

Tiempo atrás yo criticaba en relación a este mismo tema a uno de los colaboradores de Vial en España, el Sr. Ravello, porque éste se quejaba por la moral excesivamente puritana y castradora que existía en la época del franquismo en su país, muy diferente en cambio de la ‘europea’ con sus distintos destapes. Yo lo que le hice notar en su momento que era justamente gracias a esa moral que la familia existía todavía, que los españoles se reproducían adecuadamente y se iba a las iglesias. Ahora que todo esto ha dejado de existir los que lo hacen son los inmigrantes. Por eso me parece absurdo que se repudien los minaretes y que se quieran cerrar mezquitas en Europa. Si las Iglesias están vacías, ¡qué bueno que haya gente que al menos va a las mezquitas y no a los prostíbulos!

Primera conclusión de la nota. Si las diferentes naciones europeas quieren preservar su propia identidad, étnica y cultural, deben abandonar los diferentes principios de la modernidad en la que se han informado. Hay que atacar las causas y no los efectos, la culpa principal la tiene el europeo, no el pobre negro que acude expulsado y por desesperación a sus tierras. Dejen de robar y de explotar y no serán entonces invadidos.

Pero hay una segunda cuestión más delicada que es conveniente tratar aquí. Resulta una cosa demasiado obvia que un imperialista europeo encuentre en el Oriente a Israel como su mejor aliado de intereses. Esto es lo que explica que distintos defensores de ‘derecha’ de tal sector, tales como Le Pen, Berlusconi, Sarkozy, Fini, Faye, Brinkmann, Bossi, etc. salgan a la palestra cantando loas a Israel como el gran defensor de la civilización de Occidente. Además muchos de los integrantes de tal contexto que son de origen neonazi y racista biológico constatan alborozados que la gran mayoría de los israelitas son blancos y de ojos azules, a diferencia de los árabes que son todos morochos y negritos. A su vez la misma colectividad judía ha recambiado favores en Europa en tanto que concuerdan con los identitarios en que los musulmanes árabes son sus peores enemigos, en cambio ya los nazis han dejado de serlo por el momento. Se está produciendo en Europa una estrecha alianza entre judíos sionistas y europeos nazis. Pero claro, no todos están dispuestos a pegar un salto semejante, sea del lado del sionismo como del nazismo pues habría que vencer antiguos prejuicios. Es aquí en donde entran en escena personas como Vial en Francia y como Ravello y Milá en España. Nos proponen ser neutrales en el conflicto entre sionismo y fundamentalismo islámico pues sería una causa que no les incumbe. Es una lástima que al respecto el Sr. Vial, que sostiene con tanta vehemencia ser un neutral, no diga nada de la invasión que actualmente el imperialismo europeo, en connivencia con el norteamericano, está efectuando en Afganistán, un país regido por el fundamentalismo islámico. Por lo que con tal conducta somos inducidos a pensar que la está apoyando, por lo cual es claro que les resulta su enemigo principal y que por lo tanto les incumbe tremendamente su derrota, en mayor medida que la de Israel. Y así como ser apolítico es una forma también de hacer política, la neutralidad es también una forma de comprometerse en el conflicto. Y lo real es que promoverla en la guerra árabe israelí es una manera de trabajar para el sionismo. Este último es plenamente conciente de que los prejuicios antijudíos que existen en Europa convierten prácticamente en una utopía verla alineada con Israel, pero en cambio lo que se puede hacer es insensibilizar a su opinión pública respecto de la causa del pueblo palestino. La expresión de Vial sosteniendo su satisfacción porque ‘los pueblos de la religión de Abraham se maten entre sí’, en el mismo momento en que Israel ha efectuado un verdadero exterminio de palestinos, es propia de un canalla e hipócrita. ¿Qué más puede desear Israel que se haga silencio frente al genocidio que hoy está efectuando? Sin lugar a dudas dicho gobierno debe estar mucho más agradecido a imperialistas como Vial que llaman a una neutralidad que es mucho más fácil de lograr que una adhesión a su causa, lo cual bien sabemos que para gente de una postura tradicionalmente antisionista es prácticamente imposible. Es decir lo que Fini, Le Pen y Berlusconi hacen desde la ‘derecha’ de apoyar abiertamente a Israel es algo más que nada principista que no obtiene mayores resultados desmovilizadores. En cambio sí los obtiene posturas como las de Vial que bien sabe que hoy en día el mayor beneficiado de una neutralidad en la guerra del Medio Oriente es el sionismo.

Esperando no tener que leer más en lo sucesivo expresiones pro-imperialistas en su digna página, me despido de Ud. cordialmente.


 
(*)  Queremos recordar que en un encuentro con el escritor francés Alain de Benoist, éste nos hizo notar cómo en Francia las iglesias están literalmente vacías y que ya casi nadie concurre a las mismas. Queremos agregar por nuestra parte que muchas se han convertido en museos en donde se cobra entrada.