Impugnación a las candidaturas “delincuenciales” de Alfonso Prat Gay, Eduardo Amadeo, Carlos  Heller, Enrique Olivera y Mario Blejer, y la necesidad de que los electores votemos con seriedad y honestidad

por Mario Cafiero y Javier Llorens

 

Motivo

No nos creemos fiscales de nada. Y menos aún queremos tomar parte de una campaña sucia y tramposa. Que debe ser una de las peores de nuestra historia, y por ello el rechazo y hastió que provoca en el elector. Pero como autores del libro “LA ARGENTINA ROBADA – El corralito, los bancos y el vaciamiento del sistema financiero argentino” (Ediciones Macchi, 2002, ISBN 950-537-581-6) nos sentimos obligados a tratar de poner en conocimiento de los electores, en la medida de nuestras modestas posibilidades, los “delictuales” antecedentes de determinados candidatos, por haber sido actores no secundarios de los fragorosos acontecimientos del pasado inmediato, que nuestro país soportó en los años 2001 - 2002.

Nadie se animó a refutar públicamente las gravísimas revelaciones que efectuamos en nuestro libro. Por contrario la única respuesta por parte de los implicados fue un ominoso silencio, que tuvo también como cómplice a la gran prensa. Y por otro lado aún se encuentran abiertas las causas penales promovidas contra ellos, a través de un dictamen del fiscal federal Oscar Amirante, las que hoy se encuentran radicadas en el juzgado del juez Norberto Oyarbide (Causas 11.885/02 y 15.764/04).

Sin embargo los “muchachos” que anduvieron en esas andanzas, desfachatadamente aparecen hoy con la pretensión de representar al pueblo, al que defraudaron en  aquella ocasión. Se trata indudablemente de una exageración. Y es obligación de todo hombre que pretende ser justo, el oponerse firmemente a las exageraciones. Este es el motivo del presente escrito, razón por la que la difusión del mismo, es tambien una forma de ejercer democracia, lo mismo que el voto.

Introducción: los candidatos en riesgo con la ley penal

Mucho se ha hablado de las candidaturas “testimoniales”, que son indudablemente una burla a la democracia representativa, al elegir uno a un candidato que no lo va a representar. Pero nadie habla de algo muchísimo peor: de las candidaturas “delincuenciales”, en la que uno elige como representantes a personas que deben rendir cuentas ante la justicia por peculados y defraudaciones calificadas y agravadas, y que por ello seguramente o probablemente, nos volverán a “peculear” y defraudar.

Sin embargo, gracias a la complicidad de los grandes medios “serios” e “independientes”, esas circunstancias se mantienen deliberadamente ocultas al elector. Lo que demuestra que esos medios no tienen nada de independientes y menos de serios. Si los medios son el foro virtual de la democracia de masas moderna, resulta evidente que ese foro ha sido copado por una patota, que con el fin de engañar a todos, le da la palabra a unos, y se la quita a otros. Pero felizmente queda la web donde al menos se puede susurrar lo que los grandes medios no quieren que se sepa.

En este caso no estamos hablando de unas llamadas perdidas a un teléfono “sucio”, o un subsidio mal cobrado, o el robo un kiosko. Sino de uno de los latrocinios más grandes que soportó la República Argentina: el vaciamiento del sistema financiero en el año 2001, que derivó en el famoso “corralito” bancario y la confiscación del ahorro de los argentinos. Y que provocó una de las peores catástrofe económicas que Argentina soportó en su historia.

Y no se trata de una causa armada para la ocasión, sino de una causa que tiene requerimiento de procesamiento por parte del fiscal federal Amirante, desde hace más de dos años, antes de la anterior elección. En ella el fiscal, saneando los efectos de la derogación de la ley de subversión económica exigida por el FMI, pidió la investigación de muchos bancos y banqueros. No obstante, ni el oficialismo ni la encendida oposición se interesaron un ápice en ella, dado que ambos tienen dilectos amigos banqueros. Y así esa megacausa viene boyando desde el 2002, en la penumbra de los despachos judiciales, en búsqueda sin duda de su prescripción.

Se habla mucho de los menores en conflicto con la ley penal, pero nada de los candidatos a representarnos, que –eufemísticamente- se encuentran en las mismas condiciones. Los cuales como (presuntos) altos delincuentes de cuello y guante blanco, cuentan en forma irrestricta con la benevolencia de la Justicia, y la medios “serios” e “independientes”.  De esa manera, incluso pese a estar citados a juicio oral y publico, como el caso de Marx y Cavallo, los imputados a través de esos medios “serios” -cosa que no parece muy seria- siguen dándonos, recomendaciones y consejos del que hacer o no hacer, o de lo mal que se hacen las cosas, pese a sus rotundos fiascos del pasado, y que ellos apestan a traición o dolo.

Pero aun incluso en el supuesto de que no estuvieran en conflicto con la ley penal, previo a lanzarse como candidatos, deberían por respeto al electorado aclarar su involucramiento en esos fragorosos acontecimientos del pasado inmediato, que en su momento conmocionaron hasta los cimientos a la opinión publica, y perjudicaron enormemente a todo el país.

Indudablemente que los más serio y delicado que tienen las democracias representativas, es la elección del representante. Cuyos antecedentes deberían ser meticulosamente inspeccionados por la opinión pública, de la misma  manera que hoy se elige un integrante de la Corte  Suprema. Con la misma profundidad con la que un patrón selecciona a sus empleados, expulgándole todos los aspectos oscuros de su pasado.

Sin embargo en Argentina cualquiera, aunque no tenga un certificado policial de buena conducta, se sube a una tribuna y dice: “siganmé que no los voy a defraudar”. Y después vienen las grandes defraudaciones. Y así Argentina se hundió en su imparable debacle histórica, como ningún otro país en su historia. Y así estamos como estamos. Sin embargo ahora es peor, ya que estos candidatos parecen decir; “siganmé que ya los he defraudado, y seguramente los volveré a defraudar” (para no decirlo con palabras mas vulgares y soeces).

Estamos sin duda ante la campaña electoral más sucia y tramposa desde el retorno a la democracia en 1983. Donde  unos mienten con altura y buenos modales. Y otros mienten en forma iracunda y andrajosa. Pero todos mientan en forma espantosa.

Unos queriendo volver a una hipotética Republica Pérdida, que comenzó con las transas parlamentarias de Jarolasvky y Manzano, siguió con los diputruchos, y terminó con la Banelco y los sobornos en el Senado. Y a través de sucesivas hiperinflaciones, precipitó al país en una interminable debacle socioeconómica, y la crisis terminal del 2001.

Y otros, que también fueron actores principales en ese periodo, rememorando al  conde Salinas del Gatopardo, parecen decir que “algo cambie, para que todo permanezca inalterable”. En especial el “capitalismo compinche” de aquellas épocas, solo que ahora revestido de un chirle color azul y blanco, nacional y popular.

Repiten así una vieja historia, que viene desde los tiempos de Frondizi. Poner el guiño hacia la izquierda, para poder gobernar a favor de los intereses mas concentrados de la derecha económica, como son los petroleros, mineros, traficantes de granos, industrias seudo nacionales como TECHINT, y los grandes constructores de obras públicas, que medran del Estado desde tiempos inmemoriales. Pero todo esto no es una casualidad histórica, sino un estado de cosas que es expresión de la profunda degradación intelectual y moral de la dirigencia argentina.

El vaciamiento financiero del 2001 que derivó en el corralito bancario.

El magistral engaño perpetrado para llevar a cabo el asalto al banco  de Galicia de Acassuso en enero de 1996 -que la policía reputa como el “golpe mas audaz de la historia”- tiene una extraordinario parecido con el gran golpe que Cavallo y los grandes banqueros perpetraron en el 2001, para llevarse puestas las reservas del sistema financiero y del país, y dejar a cambio títulos de la deuda pública que estaban por entrar en default.

En el Banco de Acassuso, la banda simuló un atraco con una larga toma de rehenes. Pero en realidad estaban reventando las cajas de seguridad del banco, para luego llevarse puesto el botín por un boquete que desembocaba en un desagüe pluvial subterraneo. Dejaron de esta manera a la policía, rehenes, y público curioso boquiabiertos.

Cavallo y los banqueros -entre ellos Prat Gay, Amadeo, Heller, Olivera, y Blejer- hicieron algo parecido. Mientras tenían de rehenes a toda la sociedad, con el supuesto y declamado objeto de salvar a la convertibilidad, para lo cual el Congreso le dio a Cavallo plenos poderes; este en realidad los empleó para cambiar la Carta Orgánica del Banco Central. Y permitir que las enormes reservas financieras existentes que trepaban a casi 20 mil millones de dólares en efectivo, y eran el respaldo de los ahorristas, fueran reemplazadas por fallutos títulos de la deuda, de los que se avizoraba el default. En esencia se trató de un vulgar “empapelamiento”, en el que el enorme efectivo existente fue  sustituido por un vale de caja, destinado a no valer nada.

El plan había comenzado en realidad con el famoso “blindaje”, convenido con el FMI por Machinea. En él, conforme su letra chica, el FMI se comprometía a prestar para que los grandes bancos cobraran, siempre y cuando Argentina se pusiera con ahorro interno por 20 mil millones de dólares. O sea con las reservas existentes en los bancos pertenecientes a los ahorristas. Para lograr esto un paso previo muy importante, fue hacer saltar a la cúpula del Banco Central dirigido por Pedro Pou. Consciente de los riesgos de la convertibilidad, Pou como buen monetarista, defendía a muerte esas reservas.

Para lograr este objetivo, a  Cavallo y los banqueros les vino paradojalmente de perillas Elisa Carrio, con su informe sobre el lavado de dinero. Que parecía perjudicar a esos bancos, quienes de esta manera le echaron luego la culpa de la crisis financiera a ese informe. Pero que les resultó providencial, porque fue el motivo legal esgrimido para sacar a Pedro Pou del medio, que se interponía entre dichos bancos y las reservas. Queda así planteada la presunción de que los bríos investigativos de Carrió fueron instrumentalizados por los astutos banqueros, con ese oculto objetivo. Presunción que se ve potenciada ahora, al ver a Carrió rodeada por los mismos banqueros que participaron en la operación.

Otro paso de suma importancia en el plan fue la operación del “megacanje”, por el que hoy han sido citados a juicio oral Cavallo y su segundón financiero de siempre, Daniel Marx. Por un lado el megacanje les permitió a los banqueros internacionales meter dentro del país y de los bancos locales, los títulos de la deuda que estaban en el exterior.

Y por el otro lado les permitió anular determinados títulos de la deuda, que el país debía entregar a cambio del seguro de liquidez por 8 mil millones de dólares, que el Banco Central había contratado con esos banqueros. El seguro,  por el que el Central había pagado primas y comisiones por 200 millones de dólares, preveía que si sobrevenía una crisis financiera como la que se veía venir, los bancos tenían que ponerse con 8 mil palos verdes a cambio de los títulos.

De esa manera  el contrato de seguro de liquides se cayó en su mayor parte, porque el país no podía entregar los títulos que en él se estipulaban. Algo así como si en el caso del banco de Acassuso, la banda además de llevarse puesto el botín, se hubiesen llevado los contratos de prestamos de determinados y selectos clientes, quienes de esa manera habrían evitado “limpiamente” cumplir con sus obligaciones.

Con la jugarreta del megacanje, los grandes bancos internacionales encabezados por el JP Morgan -  Chase y el Citibank, traspasaron los fallutos títulos de la deuda argentina, a sus filiales y bancos vinculados locales. De esta manera estos eran ahora los que quedaban expuestos al inminente default que se avecinaba. Por eso la jugada necesitó de otra vuelta de tuerca. La de transformar esos títulos en “Préstamos Garantizados” con el impuesto al cheque, para que así las filiales y bancos vinculados zafaran limpiamente del default que se venía encima.

Esa “conversión” de los títulos fallutos en “Préstamos Garantizados” se perpetró con el DNU (decreto de Necesidad y Urgencia) 1387/01, implementado al mismo tiempo que se instauró el corralito bancario. La implantación de este último resultó indispensable, porque los bancos, como consecuencia del gran golpe de la banda de Cavallo y los banqueros, se habían quedado sin efectivo para funcionar. Una de los firmantes de ese maligno decreto, fue la acomodaticia diputada Patricia Bullrich. Y una de quienes denunciaron a sus firmantes ante la justicia penal, fue Elisa Carrió. No obstante, inexplicablemente hoy Patricia, se desempeña como la vocera y segundona de Elisa ¡Cosas veredes Sancho en torno de la cuestión de las finanzas!

La maniobra fue rematada con otro magistral engaño a la opinión pública, donde se puede ver que el título de “Prestamos Garantizados” –los que aun perviven- no tiene nada de ingenuo, y si mucho de diabólico. Si se hubiese mantenido la regularidad de las registraciones contables del Banco Central y las entidades financieras, el enorme desfalco habría saltado claramente a los ojos de la opinión pública. Desde que asumió Cavallo a principios del 2001, hasta que se fue a fines de este, hubo una caída en los préstamos, como así también en los depósitos del sistema financiero, de  20 mil millones de pesos dólares (desbalance cero). Estaba claro entonces que la fuga de los depósitos había sido solventada con el recupero de préstamos. Por lo tanto debían estar intactas las reservas.

Como estas habían sido birladas limpiamente, la solución que encontró Cavallo y la banda de banqueros para disimular eso fue ¡sumar los fallutos títulos públicos a los prestamos, y de ahí el nombre de Prestamos Garantizados!. Así la cuenta presentada por la superbanda financiera a la sociedad quedó así: fuga de depósitos 20 mil millones de pesos dólares. Recupero de préstamos, cero. Desbalance 20 mil millones de pesos dólares.

De esa manera engañaron a la sociedad, con la gran mentira de que la fuga de los depósitos, había sido solventada con las reservas. Pese a que estas se las habían llevado puestas los banqueros encabezados por el JP Morgan Chase y el Citibank, junto con el contrato de seguro de liquides por  8 mil millones. Perpetraron de esta manera un daño al país, no de 28 mil millones de dólares, como da la cuenta monetaria, sino muchísimo mayor. Al paralizar totalmente al sistema monetario y financiero, paralizaron a todo el país, como sucede en cualquier economía monetaria moderna.

Alfonso Prat Gay, representante de la banca Morgan-Chase

Es público y evidente que Prat Gay participó desde el comienzo en el gran golpe del JP Morgan – Chase para llevarse puestas la reservas y zafar del contrato de seguro de liquides. Desde su despacho en Londres del JP Morgan – Chase, a través de medios “serios” como el diario LA NACION, apoyó fervientemente el famoso “blindaje”, que era el prepara via para el gran golpe. Era algo así como la excavación previa del túnel, que en el caso del Banco Galicia de Acassuso, conectaba el desagüe pluvial con el banco. Y luego a través del mismo diario apoyó desvergonzadamente la sustitución de las reservas por títulos de la deuda, claro que con un lenguaje técnico como para que la mayoría no entendiera gran cosa.

Tan involucrado estaba Prat Gay en el golpe maestro, que tras volarlo a Pedro Pou, Cavallo lo propuso como vicepresidente del Banco Central, para secundar a Roque Macarone. Este -ya fallecido- era un notable boos de la patria financiera proveniente del Banco Rio y del Galicia, que en el plano de las finanzas tenía la estatura de Don Corleone. Por ende Don Maccarone estaba a la altura del golpe maestro que se pretendía perpetrar.

La Oficina Anticorrupción y el Senado no le dieron vía libre a ese desvergonzado salto de un lado al otro del mostrador intentado por Cavallo y Prat Gay, desde los sillones del JP Morgan - Chase, a vice del Banco Central. Por eso Alfonso se quedó en Londres. Posteriormente, cuando el gran golpe entró en su fase de definición a fines del 2001, Cavallo intento ponerlo a Prat Gay, nada menos que para reemplazar a Daniel Marx, otro de los artífices del gran golpe. Marx -un ex ejecutivo del Citibank y del Banco Rio, émulo de Don Maccarone- desde los tiempos de Alfonsín venía abrochando a Argentina con la cuestión de la deuda. 

Finalmente quien logró instalar a Prat Gay al frente del Central en el 2002, fue el FMI, tras lograr que el Congreso derogara la ley de subversión económica que atrapaba legalmente a los banqueros, por  el vaciamiento que habían perpetrado. Pero a la par las auditorias externas del Banco Central (AGN, Auditoria General de la Nación, y KPMG) rechazaron de plano el balance del año 2001 de este, por las gravísimas inconsistencias e irregularidad que tenía en sus cuentas, con las que se disimulaba el vaciamiento de las reservas que se había ejecutado. Resultaba entonces indispensable poner al frente del Central  a un hombre de entera confianza del FMI y de los bancos.

Así apareció Prat Gay al frente del mismo, a fines del 2002, recomendado por Eduardo Amadeo, la eminencia gris de estos acontecimientos, que se movía a la sombra de Duhalde. E inmediatamente después Prat Gay firmó junto con el ministro Lavagna el acuerdo con el FMI que el presidente Duhalde venía mendigando desde comienzos del 2002.

Prat Gay ignoró enteramente las observaciones que habían efectuado las auditorias externas al crucial balance del año 2001. Y tampoco logró que ellas le aprobaran el balance del año 2002, cosa que a cualquier directivo le habría cobrado su puesto. Sin embargo ahora tiene la desfachatez de presentarse como candidato de la Alianza Cívica y Social, hablando de la ética y la redistribución del ingreso.

En este sentido Prat Gay revela ser un hábil engañador. Como cuando da su explicación porque el FMI en la década del ’90 imponía absurdas condicionalidades para dar préstamos, con las que destruyó a Argentina y a otros países. Según Prat Gay, era porque tenía poca plata para prestar, y por eso imponía altas condicionalidades. Algo así como decir que el usurero se quedó con su casa, no porque fuera usurero, sino porque tenía poca plata para usurear.

Sin duda que a Prat Gay le aguardan altos destinos. Como los que aguardaban a Cavallo tras presidir en 1982 el Banco Central, como si un poderosísimo manojo de intereses se lo trazara previamente. Pasó así a ser diputado, canciller que hizo una indigna paz con Londres, superministro de Economía y Obras Públicas en dos ocasiones, y aspirante a la presidencia de la Nación, todo ello al servicio de intereses no argentinos. Un manojo de intereses tan poderosos, como para hacernos creer que era nuestro providencial salvador en el 2001, pese que venía a hundirnos la cabeza en el barro.

Por un lado la misma Carrio anuncia que Prat Gay es un presidenciable para el 2011, mientras que por el otro lado Macri -a quién asesoró antes de cruzarse a la Coalición Cívica- dice que será su futuro ministro de Economía. Así, sugestivamente, dos fuerzas que dicen confrontar fieramente, disputan por el mismo candidato venido del Norte, que parece traer la bendición de ese manojo de poderosos intereses, sin cuya existencia nadie llega al poder. Argentina parece ser el único país que tropieza dos veces con la misma piedra. O que lo patea un cavallo parecido. De usted como elector depende que eso no suceda nuevamente.

Eduardo Amadeo, representante del Americas Society y otros intereses de EEUU.

Amadeo fue otros de los que estuvo desde el principio hasta el fin, involucrado en el gran golpe del 2001. Este acomodaticio personaje de bajo perfil, que como buen Pejotista siempre esta a las órdenes del Jefe de  turno, también tiene lustre de banquero. En la década del ’80 fue presidente del Banco de la  Provincia de Buenos Aires. Luego fue diputado nacional, secretario de Desarrollo Social, y secretario de la Lucha contra el Narcotráfico durante el menemdualdismo.

Pero el principal acervo en el currículum de Amadeo no son estos cargos domésticos, sino su carácter de ser el único argentino miembro del Americas Society. Una sociedad norteamericana de altísimo vuelo, que tiene como distinguidos miembros nada menos que a los banqueros David Rockefeller, del JP Morgan – Chase, y a William Rhodes, del Citibank.

Tambien es director de “The American Society of the River Plate”, una organización argentina fundada en 1905, conformada por norteamericanos y argentinos “amigos del quehacer de los Estados Unidos”, que tiene como objetivo fortalecer los lazos amistosos entre Argentina y Estados Unidos. Sus socios son la embajada de los Estados Unidos -por ello la organización está presidida por el embajador norteamericano- y otras organizaciones norteamericanas, siendo sus sponsors las principales empresas norteamericanas, Coca Cola a la cabeza. Uno se pregunta si puede ser representante del pueblo argentino, quién evidencia ser representante de los intereses norteamericanos.

El tremendo poderío de estas relaciones norteamericanas cultivadas por Amadeo, se puso de manifiesto cuando se enfrentó en 1999 con el jefe de la DEA en Buenos Aires, el argentino-norteamericano Abel Reinoso. Este se había tomado en serio su función de luchar contra el narcotráfico, y se quejaba de los mínimos decomisos de drogas que se practicaban en Argentina. Estas declaraciones molestaron sobremanera a Amadeo. Y a continuación Reinoso fue removido de sus funciones de manera fulminante, y se fue de Buenos Aires sin siquiera despedirse de las autoridades.

Por esas razones Amadeo fue el anfitrión que recibió en marzo del 2001, en los álgidos momentos en que se decidía en el gobierno de De la Rua la incorporación o no de Cavallo al gobierno, a la más alta cúpula de los grandes bancos extranjeros. La encabezaba el “emblemático” David Rockefeller, del JP Morgan Chase, secundado por David Muldord, del Credit Suisse - First Boston; Willian Rhodes del Citibank; y Robert Mac Namara, ex secretario del Tesoro norteamericano. Evidentemente la incorporación de Cavallo al gobierno era un paso decisivo para el éxito del gran golpe. Y por eso esos superbanqueros se vieron obligados a apersonarse personalmente en Buenos Aires, para asegurarse que ese objetivo se concretara.

Junto con Amadeo, los otros dos anfitriones de esos superbanqueros, fueron los banqueros Carlos y José Rhom, dueños del hoy liquidado Banco General de Negocios. En él tenían nada menos que como socios a los superbanqueros Rockefeller y Muldford. Sin embargo, confiados en la impunidad que les brindaba estas relaciones, los hermanos Rhom se pasaron de rosca con las maniobras de fuga de divisas de fines del 2001, previas y posteriores a la instalación del corralito. Por eso uno termino encarcelado, y el otro prófugo de la Justicia. No obstante la derogación de la ley de subversión económica -que como se verá a continuación, logró el mismo Amadeo- sumado a la eterna benevolencia de la justicia argentina con los grandes delincuentes de guante blanco, hizo que los hermanos Rhom estén hoy en libertad y disfrutando de los afortunados negocios que realizaron en esa época.

La designación de Cavallo fue recibida ´”eufóricamente” por los superbanqueros norteamericanos de visita en Argentina. El diario Ambito Financiero presentaba incluso a Cavallo como un ahijado dilecto de la Americas Society, que lo había mantenido en los últimos cuatro años, desde que abandonó el ministerio de Economía en 1996. Muchísimo mas poderosa que la Fundación Mediterránea, que lo había lanzado al estrellato nacional. Tras una larga entrevista con el flamante ministro en el hotel Hyatt, donde “se trató entre otras cosas el endeudamiento argentino”, los notables  superbanqueros extranjeros declararon haber tenido una “sintonía muy profunda” con el  entonces flamante ministro. El gran golpe contra Argentina y sus ahorristas estaba en marcha.

Tras la ejecución del gran golpe y la instauración del célebre “corralito”, el país entró en el caos total. El que no amainó hasta la aparición de Eduardo Duhalde como presidente de la Nación, a principios del 2002. Y detrás de Duhalde reapareció Amadeo. Primero como vocero presidencial. Luego como vicejefe de Gabinete. Y posteriormente como embajador en Estados Unidos, su país dilecto. Según el mismo narra en su en su libro “La salida del abismo – Memoria política de la negociación entre Duhalde y el FMI”, fue a lo largo del 2002 el negociador en las sombras con los banqueros, el FMI, y el Tesoro de los Estados Unidos.

Y la verdad que llevó a cabo una magistral tarea… a favor de los banqueros de Estados Unidos. Los mismos que había agasajado a principios del 2001, cuando vinieron a asegurarse de que asumiera Cavallo, el gran artífice del gran golpe. Y Amadeo, junto con Prat Gay, puede decirse que fueron los grandes artífices del encubrimiento del gran golpe.

Para que Argentina entablara de inmediato negociaciones con el FMI, Amadeo lo embocó a Duhalde, con el cuento de que el FMI iba a aportar 20.000 millones de dólares frescos para el salvataje de Argentina. Esa promesa, como la zanahoria del burro, nunca se concretó. Pero sirvió para que, una a una, Argentina fuera cumpliendo con las precondicionalidades impuestas por el FMI y los banqueros, para que estos pudieran dar definitivamente por cerrado el gran golpe del 2001.

Comenzó con el pago de mil palos verdes al sindicato del JP Morgan – Chase por el saldo del seguro de liquides, con el cuento que el default declarado era de la República y no del Banco Central; pese que este había sido el gran perjudicado por ese seguro que en gran parte nunca se cumplió. Luego siguió con la eximición del default a los  Prestamos Garantizados, con los que se había rematado la maniobra. A continuación vino la imposición de que Argentina implementara un salvataje integral a los bancos, único sector que resultó beneficiado con esa medida; pese haber sido los causantes de la enorme crisis.

Trascartón vino la imposición de la derogación  de la ley de subversión económica, que atrapaba legalmente a los banqueros por el vaciamiento del sistema financiero que habían perpetrado. Dicha ley tenía a los banqueros contra las cuerdas de la justicia, dado que no podían explicar que habían hecho de las reservas. Sobre este tópico es obscena la narración que hace Amadeo en una extensa parte de su libro, de los esfuerzos titánicos que realizó para lograr que el Congreso consintiera con esa medida. Para la que mantuvo continuos cabildeos con los banqueros imputados atrapados penalmente por esa ley, y con las autoridades del FMI y Estados Unidos.

Amadeo, tal como él mismo lo confiesa, obró de  consuno con esos tres sectores, como si fuera el más leal y entusiasta cómplice de ellos. Esas solas paginas de su libro descalifican de por vida a Amadeo para ocupar una banca en el Congreso argentino, para la que ahora lo candidatea UNION-PRO. Finalmente Amadeo culminó su faena recomendando e imponiendo a Prat Gay como presidente del Banco Central. Y luego se tomó un reparador descanso como embajador en los Estados Unidos. Tuvo así una descollante actuación en la faena de completar, encubrir, borrar rastros, y asegurar la impunidad del gran golpe perpetrado en el 2001, por lo que se puede colegir a quienes realmente sirvió y sirve este conspicuo candidato socio del Americas Society.

El que elimina la verdad, esconde una deformidad, que tarde o temprano hace su efecto, dice un aserto inglés. Y esto viene a cuento, porque la impunidad e indemnidad a favor de los banqueros que se consagró como salida de la terrible crisis del 2001, dejó, por la enorme desconfianza que introdujo, que no se reparó con el paño sanador de la verdad, un sistema financiero insignificante respecto las necesidades productivas del país.

El mismo hoy se manifiesta impotente como palanca para salir de esta nueva crisis financiera, que asola ahora todo el planeta. La que también tuvo como artífices a los artífices de la crisis argentina del 2001. Lo que hicieron con Argentina, se lo hicieron después al mundo. Y así en forma agravada, Argentina se encuentra hoy doblemente renga para enfrentar la actual situación.

Carlos Heller, representante del CREDICOP

Carlos Heller resiste un archivo, dice la propaganda de este candidato. Pero lamentablemente no es así. Los balances del CREDICOP dirigido entonces por Heller, revelan que cuando se impuso el corralito, el CREDICOP debía estar muy líquido. Entre Febrero del 2001, mes previo a la asunción de Cavallo, y Noviembre del 2001, cuando se instaló el corralito, el CREDICOP perdió depósitos del sector privado por 253 millones (pasaron de 1.665 a 1.412 millones de pesos dólares) y recupero prestamos al sector privado por 53 millones  (pasaron de 1.137 a 1.084 millones de pesos dólares). O sea tuvo un desbalance neto de 200 millones de pesos dólares.

Como en Febrero además de las disponibilidades, tenia reservas (RML – Requisitos Mínimos de Liquides) por 352 millones de pesos dólares, al menos debían quedarle reservas por 152 millones de pesos dólares. Que debían trepar en realidad a 252 millones de pesos dólares, si uno se atiene a la variación de los balances entre Octubre y Noviembre del 2001.

Sin embargo las reservas desaparecieron totalmente de los balances del CREDICOP. Y a cambio aparecieron “Prestamos Garantizados” por nada menos que 388 millones de pesos dólares. Los que absurdamente computados como Préstamos según la triquiñuela que ya se describió, hacían aparecer en los balances del CREDICOP que este, en plena crisis, había supuestamente aumentado los préstamos totales en 222 millones de pesos dólares (pasaron de 1.150 a 1.372 millones de pesos dólares) pese a que estos en realidad habían caído en 53 millones. De esta manera quedó disimulada la desaparición de las reservas contantes y sonantes por 252 millones de dólares que debían existir.

Es lógico entonces que ahora Heller, que se dice de izquierda,  se dedique a predicar que hay que “honrar el pago de la deuda”. Porque claro, el CREDICOP no es deudor, sino acreedor de ella. Y siendo así Heller más bien debería cerrar el pico al respecto.

Como buen banco progresista, el CREDICOP se empeño desde el 2001 en adelante en financiar a los partidos supuestamente progresistas. Los cuales, como el ARI, incluyeron sorpresivamente en sus bases programáticas en el 2003 -como si una mano la hubiese escrito entre bambalinas- que iban a “garantizar” el pago de los “Préstamos Garantizados”, que entre otros, el CREDICOP tiene en su poder, a cambio de las reservas que se fugaron o se esfumaron.

Esta habilidad para la fuga y el esfume, parece haber llevado a Heller a empatizar fuertemente con Kirchner. Quién como gobernador de Santa Cruz, para esa fecha tambien fugó y esfumó los famosos  500 millones de dólares de la provincia de Santa Cruz, que todavía andan revoloteando por el mundo, no se sabe muy bien por donde.

En el marco del gran golpe con el que se llevaron puestos casi 20.000 millones de dólares, el haberse piantado Heller y el CREDICOP con entre 150 y 250 millones de dólares, indudablemente que es una picardía menor. Con la que el CREDICOP parece haber financiado el raudo crecimiento que tuvo posteriormente, a costa de la previa penuria de sus ahorristas. Pero esta es justamente la habilidad del pícaro  banquero Heller y del CREDICOP, desde el golpe de 1976 a la fecha. La de haber sabido adaptar su discurso al de todos los gobiernos que se sucedieron en ínterin, incluyendo el militar. Y la de haberse sabido colar en todas las picardías urdidas por la patria financiera con la complicidad del Banco Central, con las que se demolió a nuestro país.

Enrique Olivera, genuino representante de la patria financiera

Enrique Olivera ocupó la presidencia del Banco Nación en el 2001, mientras Cavallo y los banqueros perpetraban el gran golpe contra el sistema financiero. Olivera proviene de una prosapia de banqueros de más de un siglo de existencia. Durante la dictadura militar, en la que impuso definitivamente sus reales la patria financiera, fue un alto directivo del Banco Francés, por el que se encaminaron ominosos y oscuros asuntos de esa época, como el caso Graiver. El Francés tenía en sus manos nada menos que el paquete accionario de Papel Prensa, que tras la aparente muerte de Graiver, pasó a manos de CLARIN y LA NACION. Esto posiblemente es lo que le permite a Olivera contar con muy “buena prensa” por parte de esos medios.

Como presidente del Nación, era también conspicuo miembro de ABA (Asociación de Bancos Argentinos). La que en realidad estaba regida por los bancos extranjeros, y era el lugar de encuentro y tertulia de ellos. Sin embargo, pese estas notables relaciones y su lungo expertice, y pese haber apoyado el megacanje, Olivera parece ni haberse enterado que estaba pasando delante de sus narices, en el mundillo de las altas finanzas argentinas, como astutamente se ve que supo hacerlo Heller.

Tras el estallido de la crisis y de su paso por el Banco Nación, Olivera fue emergiendo paulatinamente en el entorno personal de Elisa Carrió. Y esta a su vez se fue olvidando de las terribles denuncias que había realizado contra los banqueros en el 2001. Entre ellas la dirigida contra su ahora colaboradora Patricia Bulrrich, como firmante del DNU 1387, con el que se urdió la patraña de los Préstamos Garantizados.

El Nación es otro banco que revela en sus balances que debía estar sumamente líquido,  cuando cerró sus puertas a fines del 2001, para que sus ahorristas no se llevaran su dinero. Si uno toma la variación de sus balances de Octubre y Noviembre del 2001, debía contar nada menos que con 4.083 millones de pesos dólares, equivalentes  a más del 40 % del total de los depósitos privados, resultando por ende inexplicable que el Nación cerrara sus puertas.

Tomando el periodo de Febrero a Noviembre del 2001, el Nación perdió depósitos del sector privado por 884 millones de pesos dólares (pasaron de 10.474 a 9.590 millones) y recuperó prestamos del mismo sector por 446 millones de pesos dólares (pasaron de 7.672 a 7.226 millones de pesos dólares). O sea que tuvo un desbalance neto de  solo 438 millones de pesos-dolares.

Como en Febrero del 2001 tenía reservas por 2.720 millones de pesos dólares, en noviembre debía subsistir por lo menos 2.331 de ellas. Sin embargo ellas habían desparecido. Los balances del Nación revelan además que en ese periodo, los préstamos al sector público aumentaron en 845 millones de dólares (pasaron de 332 a 1.177 millones de pesos dólares). O sea que profundizando la crisis, Olivera le retaceó el crédito al sector privado, para aumentar notablemente el crédito al sector público, para que este pagara deuda. Pero ahora junto con Prat Gay, ambos hablan de keynesianismo

Los balances del Nación en ese periodo y hasta junio del 2002, no brindan ninguna información respecto los Préstamos Garantizados que tenía en cartera. Pero el ministerio de Economía a cargo de Cavallo, informó anticipadamente en Noviembre del 2001, que el Nación tenía 2.471 millones de dólares en Préstamos Garantizados. O sea una suma equivalente a las reservas que se habían birlado. Correspondiendo 1.125 millones a la cartera propia del banco, y 1.346 a la cartera de clientes.

Resulta evidente entonces que el banquero de vieja prosapia Olivera, permitió o colaboró en el empapelamiento de las reservas del Banco Nación, en beneficio de los deudores externos, y en desfalcó de los ahorristas. Y ahora como candidato de la Alianza Cívica y Social, le pide a ellos, y al resto de los porteños, que le den un voto de confianza para representarlos en el Congreso; pese haber burlado la confianza que los depositantes depositaron en él. 

Mario Blejer, representante del FMI y el Banco de Inglaterra

Mario Blejer no es candidato para representar al pueblo exactamente. Pero recientemente, en una opaca transacción entre el gobierno y el Banco Hipotecario, consistente en que la ANSES puso 1.600 millones de dólares para créditos hipotecarios a otorgar por ese banco, apareció como director del Hipotecario.

El Hipotecario pertenece al Estado y al grupo Elzstain, cuyo dueño es Eduardo Elsztain, una “muy importante  persona” integrante del Consejo Judío Mundial. Por ello quizás la confianza depositada por parte de Elzstain en su  correligionario Blejer. Pero uno no sabe porque el gobierno depósito la confianza en Blejer, al que los grandes medios “serios e independientes” lo ponen siempre en el banco de suplentes del ministerio de Economia, con la esperanza que llegue a titular.

Sin embargo dado la especial intervención que tuvo Blejer en el  gran golpe del 2001, sus antecedentes son particularmente descalificantes, tanto para desempeñarse como representante de la ANSES en el Hipotecario, como para ocupar la poltrona de Economía.

Su intervención pública comenzó en agosto del 2001, después de que los banqueros del sindicato del JP Morgan Chase zafaron de cumplir con el seguro de liquidez por 8 mil palos verdes con el Banco Central, gracias al famoso megacanje. Entonces el que se puso con los 8 mil palos fue el FMI. Claro que se puso para que los banqueros pudieran fugar las divisas o cobrar su deuda, pero no para otra cosa.

(Paradojalmente quién cerró esa jugada del FMI y los banqueros fue el presidente Kirchner, que termino pagando sin chistar esos 8 mil palos al FMI en el año 2005, con el argumento que quería independizarse de él. Cuando en realidad lo que debería haber hecho, si realmente tenia agallas y las ideas claras, era demandar al FMI por su directa responsabilidad en la crisis.)

Por esa razón en agosto del 2001, aterrizaron juntos en Buenos Aires provenientes de Washington los 8 mil palos, y el hasta entonces director del FMI Mario Blejer. Quién sin solución de continuidad paso  a desempeñarse como vicepresidente del Banco Central. Su misión era casi obvia. Era el comisario político puesto por el FMI, para que vigilara que las divisas del préstamo fugaran por donde tenían que fugarse, y no se fueran por otro agujero. O se dedicaran a otras cosas mas edificantes para el país.

Tras la instauración del corralito después de perpetrado el gran golpe, Blejer pasó a ocupar la estratégica presidencia del Banco Central. O sea el panóptico desde donde podía supervisar el escape impune de los perpetradores del gran golpe. Y lo primero que hizo, fue pagarle al JP Morgan – Chase los mil palos verdes, saldo del incumplido seguro de liquides, con el cuento de que el default declarado era del Tesoro Nacional, no del Banco Central.

Luego Blejer aguantó a pie firme el chubasco, mientras las fachadas de los bancos eran incendiadas y demolidas por los indignados ahorristas, a los que se les había birlado sus ahorros. Finalmente a mediados del 2002, agotado por la estresante faena de cuidar la retaguardia de los  banqueros perpetradores del gran golpe; y ante el rechazo por parte de las auditorias externas del balance trucho del Banco Central que había presentado, opto por renunciar, después de haber cumplido acabadamente con su misión dentro de los límites de lo posible.

Con solo el rechazo por parte de las auditorias externas del balance del Central, Blejer debería haber desaparecido de la escena pública. Más allá de que tenga o no tenga que depositar sus huesos en la cárcel. Sin embargo reaparece continuamente en los medios, dándonos consejos, entre ellos el de volver al Fondo, a la espera de poder reincidir desde algún otro alto puesto publico, en alguna otra fechoría contra Argentina.

En el Central fue reemplazado por la sangre joven de Prat Gay. Y como premio a los distinguidos servicios prestados a la banca internacional, fue designado nada menos que director de estudios y asesor del Banco de Inglaterra. Hoy, además de desempeñarse como director de YPF e IRSA,  la inversora de Elsztain, está a cargo de cuidar los dineros de los jubilados de la ANSES, en el Banco Hipotecario de su cofrade Elsztain. Con los antecedentes que Blejer cuenta en su haber, ya podemos colegir que sucederá con ellos.

Los partidos degenerados en hordas políticas

¿Cómo puede ser que estos candidatos en riesgo con la ley penal, después de haber causado gravísimos perjuicios a la sociedad, reaparezcan nuevamente, proponiéndose como candidatos para servir al pueblo?

Buena parte de culpa de esto la tienen los medios supuestamente “independientes y serios”, que deliberadamente desinforman al elector, induciendo así con engaños al voto, lo que es un delito electoral.  Pero solo la mitad de la culpa es de ellos, correspondiendo la otra mitad a los partidos políticos.

Los partidos políticos en Argentina, que la constitución de 1994 instaura como ejes de la política, se han desinstitucionalizado, y han degenerado en hordas políticas primitivas. Que tienen por líder a un “gran padre” (o gran madre) erigido en dueño y señor de ella, absolutamente narcisista, e infantilmente seguro(a) de sí mismo(a). Que goza de completa independencia para decidir respecto a todo: la política de alianzas con otras hordas políticas, los candidatos a presentar, y el discurso a adoptar momentáneamente, etc.

La construcción de este discurso es muy boba y casi escolar, tanto como recurrir en Internet al “rincondelvago”. Se trata de leer los diarios supuestamente “serios e independientes” como LA NACION y CLARIN, y salir a denunciar ante la Justicia y el público no lector lo que estos dicen. O sea que su “agenda” se la fijan los medios. O se trata de contratar encuestas para ver que le preocupa a la gente, y luego salir a decir algún flash al respecto, y  así el problema parece que va a ser solucionado. Por eso, ya que las hordas carecen de bases programáticas, la esencia de ese discurso se ha simplificado de tal modo, que casi todas las hordas repiten el mismo sonsonete: “venimos a arreglarle los problemas a la gente”.

 Como si se pudieran arreglar lo problemas de la gente, sin arreglar previamente los problemas de la comunidad, y sus conflictos y desarmonías entre sí, y con otras comunidades del planeta. Que supuestamente era el objetivo de los partidos políticos. De esa manera la degradación de los partidos en hordas, tambien ha traído la atomización de la comunidad, en la “gente”. Lo cual es muy elocuente, dado que “gente” quiere decir “pluralidad de personas”, pero no comunidad de personas. Y respecto a quién manda “conjunto de personas que dependen de él”, reforzando así el espíritu de la horda.

El resultado concreto de esto, en un proceso de organización social que históricamente evolucionó pasando por la horda, la tribu, el estado (la polis), y la nación; es que en Argentina se dio un proceso inverso, de desorganización social o nacional. Que pasó de una Nación en ciernes, antes del sangriento Proceso Militar de Reorganización Nacional, a un conglomerado de hordas urbanas, rurales, y económicas -no primitivas sino modernas- que parecen haber perdido enteramente el sentido de pertenencia a una comunidad superior.

Los liderazgos autoritarios y despóticos de estas hordas, al borde del mesianismo, a la luz de las modernas teorías y técnicas de liderazgo y managament, son patéticos. Bizarros y lindantes con el grotesco que nos brinda el “Gran cuñado” de Tinelli. Dos casos recientes son una clara muestra de ello. Por un lado Kirchner se empecinó sin consulta, y contra viento y marea, en implantar y sostener retenciones móviles sobre la soja, que beneficiaban exclusivamente a los exportadores de granos. Y así como un Sansón enceguecido y enloquecido, lo único que logró fue tirarse encima el templo del poder que pacientemente había construido en cinco años.

Por otro lado Carrió, con un estilo parecido, dice ahora “que no le temblará el pulso para volver al Fondo Monetario”. Claro que previamente tendrá que garparle a los fondos buitres todo lo que estos pidan, por los bonos impagos. Y además seguramente tendrá que cerrar prolijamente las causas penales aún abiertas contra los banqueros y sus cómplices, tal como se lo exigieron a Duhalde. Así saldrá favorecido con esa medida Prat Gay; el mismo que le sugiere a Carrió volver al Fondo (pero no se sabe al fondo de qué). Ni a Kirchner ni a Carrió se les pasó ni un momento por la cabeza decir, primero lo voy a consultar con el pueblo, o al menos con los representantes del pueblo.  

En ese marco, la única actitud posible por parte de los integrantes de la horda, para obtener el amor o los favores del gran padre (o gran madre) de ella, es la sumisión y obsecuencia ante él (o ella). Y a su vez los integrantes de la horda adscriptos a esos liderazgos tan fuertes como pasajeros, no dudan en mantener relaciones promiscuas con otras hordas. Y eventualmente “borocotizarse” cambiando rápidamente de horda, según la conveniencia de las circunstancias.

Esta desinstitucionalización de los partidos en hordas, ha multiplicado el viejo problema que tenían estos, consistente en su debilidad ante la permeación, penetración o cooptación por parte de los personeros del establishment económico y financiero y los intereses creados. Estos ven así multiplicadas sus posibilidades, ya que solo es necesario ganar la voluntad del gran padre (o gran madre) de la horda, para influir sobre él (o ella). Tanto en términos de ideas; o para eventualmente lograr ser lanzado al estrellato de las candidaturas, o de los puestos claves del poder; donde se cocinan las grandes decisiones que nos afectan a todo.

Un ejemplo paradigmático de  penetración de una horda política por parte del establishment económico y financiero internacional, es la irrupción de Cavallo y la Fundación Mediterranea, en la horda del menemdualdismo. Exitosa a tal punto, que implantó un modelo de país que era exactamente el inverso al propugnado por el candidato de la horda en sus discursos iniciales, el que finalmente llevó al país a su crisis terminal del 2001. Como si esa hazaña no fuera suficiente, Cavallo, esta vez apañado por la Americas Society, volvió a irrumpir en el 2001 en la horda de la Alianza, como agente superior de la crisis, pese haber sido uno de los personajes mas repudiado por esta.  Así pudo perpetrar impunemente el gran golpe contra las reservas del 2001.

Esta repetición fue posible, porque cuando la horda llega al poder, se transforma en una momentánea oligarquía, u oligarquía de ocasión, que se apropia de todo lo que puede, y antes  de irse manotea todo lo que puede llevarse. Pasa a ser así una aliada coyuntural de la oligarquía permanente que se consolidó en el país a partir del golpe del ’76, ligada con las finanzas, la actividad extractiva del suelo y el subsuelo, las contrataciones con el estado, y determinadas actividades industriales, asegurando la continuidad y afianzamiento de ella.

La degradación de los partidos políticos en hordas, ha permitido incluso que millonarios de dudosa fortuna ligados a esa oligarquía, como De Narváez y Macri, constituyeran sus propias hordas políticas, con solo tener a mano una generosa bolsa para gastar. El que da es el que dirige, dice un viejo refrán africano. Y el mismo se cumple tanto para la caja o bolsa que portan el FMI y el Banco Mundial, o los Kirchner, los De Narváez, o los Macri. En base al poder de la bolsa, estos dos últimos a su vez dividieron y penetraron a la tradicional horda del Pejota duhaldista, que hasta ahora es la horda superior que aporta la masa crítica para todo aquel que quiera cortar camino hacia el poder.

Las hordas políticas y la democracia delegativa

En ese marco de degradación de los partidos políticos en hordas, se fue instaurando en nuestro país una democracia “delegativa”. Los expertos explican esto como un proceso de acumulación personal de poder por parte del gran padre (o gran madre) de la horda, que logra llegar al Poder Ejecutivo. Desde donde subordina a los dos restantes poderes, sobre todo al Legislativo.

Pero esto es una descripción superficial del fenómeno. Ya que esa democracia delegativa en realidad tiene su raíz inicial en la delegación absoluta que el representado efectúa al representante o al mandatario, otorgándole un mandato, no para que haga determinadas cosas y no otras, sino para que haga lo que le cante. Que termina siendo lo que le pide o se le canta al jefe(a) de la horda, especialmente si es el jefe del Poder Ejecutivo. Dado que si se negara o se mostrara reticente a ello, violando la ley de sumisión y obsecuencia con que se rige la horda, sus posibilidades de progresar o mantener su status en la horda disminuirían notablemente.

En este sentido la rebelión del campo por la 125, y su exigencia de que la cuestión se discutiera en el Congreso; e incluso los escraches propinados por parte de los representados, a representantes que consideran que los han traicionado, son hechos enormemente auspiciosos. Porque aparecen como la posibilidad de que sean el principio del fin de la democracia delegativa, al centrar la cuestión de la democracia representativa, no en las relaciones o tensiones entre los poderes de la república. Sino en la esencia de ella, que es el compromiso asumido por el representante ante el representado, que debería ser sagrado e inviolable, mas allá de las exigencias circunstanciales de los partidos u hordas políticas.

Conclusión: La necesidad del voto serio y honesto, para acabar con la democracia delegativa

En sustancia la delegación no ha sido del Poder Legislativo al Ejecutivo, sino del representado al representante. Quien de esta de manera, con la rebelión de la 125 y los escraches, hace un atisbo de querer volver por sus fueros, y recuperar el poder que reside en el pueblo. De ahí la importancia del voto. Que por esa razón no puede ser un voto útil, ni un voto especulativo, ni un voto anti. Y menos aún voto un por el mal menor, tratando tontamente de elegir (con las debidas licencias) entre mierda, sorete, o cagada, que son las opciones que parecen estar sobre la mesa.

Por contrario debiera ser un voto serio y honesto, a favor de con quien se comparten honestamente las ideas, y que uno esté seguro de que no las va a traicionar por nada del mundo. Y en el caso de que no existiera esa condición o ese candidato, siempre queda la opción de votar en blanco, como expresión de disconformidad ante esa situación de penuria de candidatos coherentes y honestos. El peronismo de la resistencia después de 1956 voto con éxito esa alternativa, como resistencia a la exclusión. Y ahora, más allá de las ideologías, sería un voto de resistencia a una dirigencia política degradada, que ha transformado a los partidos políticos en hordas primitivas y mutantes.

Pero no se debería dejar de votar, porque esto si implica una delegación de un poder, que el elector nunca debe ni debió renunciar. Y menos aún ejercer torpemente el voto, dejándose llevar por los cantos de sirena del marketing y los jingles modernos, y de los “siganmé que no los voy a defraudar”. Que prometen o insinúan cosas, que nunca cumplirán. Es la única forma de asegurarse que lo del 2001 y los del 2008 nunca más se repetirá. Y de que quienes estuvieron involucrados y se beneficiaron enormemente con los hechos del 2001, no reaparezcan nuevamente como aspirantes a representar los intereses del pueblo.-