| Acabó
      el mito de la invencibilidad de Israel  por
      Thalif Deen extractado
      de Argenpress.info
       Israel ganó la reputación de ser la invencible
      potencia militar de Medio Oriente luego de sus victorias contra tres ejércitos
      árabes unidos en 1967 y contra Egipto en 1973. Pero el actual conflicto
      en Líbano podría socavar ese prestigio.
 En la Guerra de los Seis Días, de 1967, Egipto perdió 264 aviones y 700
      tanques, Jordania 22 aviones y 125 tanques, y Siria 58 aviones y 105
      tanques.
 
 La única pérdida sufrida por Israel fue de 40 aviones y 100 tanques, según
      el historiador británico Dilip Hiro, especializado en Medio Oriente.
 
 Al término de ese conflicto, Israel había ocupado Jerusalén oriental,
      la franja de Gaza, las meridionales ciudades palestinas de Belén, Hebrón,
      las norteñas de Jenín y Naplusa, las Alturas del Golán y el balneario
      egipcio de Sharm el Sheik.
 
 Algunas de estas tierras están aún ocupadas a pesar de una resolución
      del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
      que ordena el repliegue israelí.
 
 Pero la fuerte resistencia que ofrece hoy el movimiento islamista chiíta
      Hezbolláh (Partido de Dios) a los implacables ataques israelíes en el
      sur de Líbano, iniciados el 12 de julio, han puesto en duda la reputación
      de Israel como una potencia militar invencible en Medio Oriente.
 
 'El Hezbolláh ha logrado impedir que Israel alcanzara cualquiera de sus
      objetivos estratégicos, y la mayoría de sus objetivos tácticos también',
      señaló Mouin Rabbani, editor del Informe sobre Medio Oriente, publicado
      por el no gubernamental Proyecto de Información e Investigación sobre
      Medio Oriente, con sede en Washington.
 
 'Podría decirse que Israel está peleando la guerra para la cual el
      Hezbolláh estaba preparado, más que la guerra que Israel pretendía
      pelear', dijo a IPS.
 
 Rabbani señaló que la estrategia inicial israelí era lanzar un rápido
      y devastador golpe contra el movimiento islamista.
 
 'Y quiso reforzar esto generando una presión oficial y popular libanesa
      contra el movimiento al devastar la infraestructura del país, creando un
      éxodo masivo del sur y haciendo que la población civil pagara por las
      acciones del Hezbolláh', añadió.
 
 Pero, un mes después, 'el impacto de esta campaña parece haber sido
      sufrido, más que infligido, por Israel'.
 
 Con frecuencia se dice que, en un enfrentamiento entre una fuerza militar
      convencional y un movimiento guerrillero, 'este último gana mientras no
      sea completamente derrotado, y el primero pierde si no gana del todo',
      indicó Rabbani. Este parece ser el caso del conflicto en Líbano.
 
 Por su parte, la analista Nadia Hijab, ex integrante del Instituto para
      Estudios Palestinos, con sede en Washington, sostuvo que, en cierto
      sentido,  el Hezbolláh ya ha
      triunfado, si es que alguna parte puede ser
      considerada ganadora tras la enorme muerte y destrucción.
 
 El movimiento islamista  'ha mantenido su resistencia a Israel mucho más
      que cualquier combinación de ejércitos árabes en 1967 o en 1973, y le
      ha causado un alto número de bajas', dijo Hijab a IPS. Sus combatientes
      están bien armados, entrenados y disciplinados. Se prepararon a pelear
      contra Israel durante la ocupación del sur de Líbano, entre 1982 y 2000.
 
 Un artículo en la edición del domingo del periódico estadounidense The
      New York Times no sólo  destacó la destreza militar del
      Hezbolláh, sino
      también los servicios sociales y humanitarios que presta a la población
      libanesa y que le han servido para ganar apoyo.
 
 'Los combatientes del Hezbolláh se mueven como sombras a lo largo de las
      montañas del sur de Líbano. Sus trabajadores en los pueblos y aldeas,
      igual de fantasmagóricos, se han instalado en la vida de las personas.
      Cubren gastos médicos, ofrecen asistencia sanitaria, pagan las cuotas
      escolares y ayudan con dinero a pequeños empresarios', señaló el diario.
 
 A pesar de que el Hezbolláh es un partido político reconocido, con dos
      miembros en el gabinete, Estados Unidos lo considera una 'organización
      terrorista'.
 
 La semana pasada, la Unión Europea rechazó un pedido de Washington y se
      negó a incluir al Hezbolláh en su lista de grupos terroristas.
 
 'Dada la delicada situación en la que estamos, no creo que esto sea algo
      para proceder ahora', afirmó el canciller de Finlandia, Erkki Tuomioja,
      cuyo país ejerce la presidencia rotativa del bloque.
 
 Robert Pape, profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago,
      subrayó que Israel finalmente debió reconocer que no podría derrotar al
      Hezbolláh combatiendo sólo por aire.
 
 'En las próximas semanas aprenderá que por tierra tampoco funcionará.
      El problema no es que los israelíes no tengan suficiente poder militar,
      sino que no han comprendido la naturaleza del enemigo', sostuvo.
 
 Contrariamente a lo que se cree, el Hezbolláh no es principalmente una
      milicia islamista ni un partido político, sino un movimiento amplio que
      surgió en reacción a la invasión israelí en el sur de Líbano, en
      junio de 1982, subrayó Pape, autor del libro 'Dying to Win: The Strategic
      Logic of Suicide Terrorism' ('Muriendo para ganar: la lógica estratégica
      del terrorismo suicida').
 
 Los objetivos inmediatos del Hezbolláh en el actual conflicto eran lograr
      la liberación de prisioneros árabes en cárceles israelíes, la devolución
      a Líbano de las Granjas de Shebaa y la entrega por parte de Israel de
      mapas mostrando la ubicación exacta de unas 300.000 minas antipersonal
      que instaló en el sur libanés.
 
 'Pero el grado de preparación que tenía el Hezbolláh revela hasta qué
      punto el movimiento ve a Israel como un enemigo implacable determinado a
      extinguir hasta las últimas llamas de la resistencia nacionalista árabe',
      indicó Hijab.
 
 Aunque no se imaginaba quizás una respuesta de Israel como ésta, el
      Hezbolláh sabía que la guerra llegaría algún día, y estaba preparado,
      añadió
 
 Rabbani indicó que Israel, en cambio,  redujo una y otra vez los objetivos
      de su ofensiva: primero era la erradicación del Hezbolláh, luego su
      desarme, luego reducir su capacidad de lanzar misiles, luego expulsarlo más
      al norte y luego crear una zona de contención con la ayuda de fuerzas
      internacionales.
 
 Si las cosas continúan como hasta ahora, Israel tendrá que revisar también
      este último objetivo, indicó.
 
 'Se decía con frecuencia que uno de los puntos fuertes de las fuerzas
      militares israelíes era su capacidad para aprender de los errores y
      cambiar. Esta cualidad no se ha visto mucho en el actual conflicto',
      añadió.
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