NOSOTROS CONTRA NUESTRA ÉPOCA III

¿CÓMO EMPRENDER LA LUCHA?

por Mario Gabriel Di Spalatro

Svastikaria_88@hotmail.com



     Habíamos puesto en claro las causas de esta LUCHA que tenemos en común. Una lucha que debemos iniciar desde lo más profundo de nuestro ser. Porque de nada sirve que nos rebelemos buscando restaurar el Nuevo Orden sin antes habernos encontrado a nosotros mismos e instaurar ése Orden en nosotros. Es este el paso más difícil, por ser el primero, por ser el más decisivo y porque habrá que sacrificar muchas cosas que nos son amadas y personales.

     Al escribir esto me viene a la mente que tal vez sea esa la razón por la cual muchos hombres o  grupos comunes fracasan con sus ideales, por más orden y medios que tengan a mano. Uno tal vez piense que porque tan solo tiene la Voluntad de querer hacer realidad su ideal es suficiente, o porque piense que por amar la causa u odiar el presente y sus enemigos, o por haber leído unos libros que le abrieron los ojos... sea suficiente para luchar y redimir su época. Si su obrar es así, nada conseguirá. A lo mucho conseguirá saber hasta dónde pueden llegar sus fuerzas, pero nada más. ¡Pero de ninguna manera restaurar el Orden! ¡De ninguna manera podrá darse la tarea de moldear el futuro como si fuera de cera! ¡Es menester poseer puños de acero y un corazón de bronce! ¡Es menester poseer el Martillo destructor! ¿Quién será el que no sólo tenga los huevos, no sólo la inteligencia, no sólo la voluntad, no sólo la oratoria, no sólo la fuerza, sino también el arte, la sabiduría, la pureza, el cultivo y la madurez de alma necesaria para semejante labor? ¿Quién? Pregunto.

     El más fervoroso responderá enseguida: "¡Jesucristo bajará de los cielos a traer el bien y destruir el mal para siempre! Así está escrito en las Revelaciones. "¡No!" -dirá otro. "Qué Dios ni que nada. La verdad está en las profecías hindúes, en el Vishnu Purana, que dice que Vishnú volverá con el nombre de Kalki y traerá a la tierra la paz, la justicia y la prosperidad, como en el Krita-yuga..." "¿Nadie escucho hablar de las cuatro edades?" -dirá un enano. "Esto siempre se repite, hagamos algo o no hagamos nada, este es un ciclo eterno, las cosas se sucederán por sí solas..." "...Seguro será un Mesías Ario, como Hitler, pero esta vez tendrá éxito" -Dirá un skinhead. "¡Hitler no murió, se escapó en un ovni y volverá para derrotar a sus enemigos!" -Dirá un loquito. "¡Deberíamos irnos a la Tierra Hueca, a Hiperbórea, hacia el polo norte... allí podremos estar en paz y organizarnos!" -Dirá un necio.

     Mi imagen era que todos los que respondían eran jóvenes y novatos, que habían leído algunas cosas y no meditaron ni en más mínimo que son artificios; pero algunos viejos creen en estas payasadas y hasta se atreven a escribir libros a cerca de ello. La verdad es que nada de eso puede aplicarse a la realidad, ni a nuestra causa, sino como documentos del pensamiento antiguo, como imagen, como guía a nuestra causa, pero no como fin.

     Rescataré solo a uno: el que habló del Mesías Ario. ¿Por qué la rescato? Porque puede aplicarse a nuestra misión acertadamente. Pero de ninguna manera como lo cree la gran mayoría, a saber: un ser supremo con características arias, montando un caballo blanco, que desciende de los cielos para restaurar la paz y el bien de un pueblo así porque sí, de la nada... ¿Algunos de ustedes puede concebir idea tan inocente, tan cobarde, tan de esclavos, tan... judía? Yo no. Nunca y jamás. Al Mesías, yo prefiero llamarlo Superhombre, puesto que así no me relaciono en nada con la chusma de Israel ni semejantes maricones.

     A este superhombre se lo debe construir. ¿Y saben quién lo construye? Nosotros, los intemporales. Nosotros los que redimiremos el pasado y forjaremos el futuro. Nosotros seremos los escalones de ese Superhombre. Siempre me pareció no sólo inspirador, sino también hermoso y estimulante escuchar a alguien decir que todos poseemos un poco de algo especial -depende la situación qué sea ese "algo"- en nuestro interior. Pues yo les diré a los que se sienten llamados por el destino que nosotros tenemos un poco de superhombre en nuestro interior, como si fuéramos la tierra de cultivo de la semilla del superhombre. Todos somos puentes y flechas de anhelo hacia el superhombre si actuamos en común, si encontramos nuestro igual o si cultivamos desde pequeño a un hijo o un pariente que recién empieza a actuar por sí solo...

     Le pido disculpas al Sr. Lector por desviarme un poco del tema, pero no, al menos, del contexto. No me arrepiento de haber dado mi opinión de porqué muchos fracasaron en sus intentos. Ni tampoco de haberme burlado de alguna creencia ya sea esotérica o religiosa. Para mí todo eso fue menester.

     Pero retomemos ya el curso de mí tema: la lucha contra nuestro Tiempo.

     Estábamos hablando de empezar la lucha por uno mismo. Primero es menester "descubrirse" a uno mismo; forjar y madurar el carácter, cultivar todos los días las ideas y las opiniones; saber que es lo que nos beneficia psico-físicamente, lo que comprende la alimentación, el deporte, la música, el trabajo, el descanso, la concentración, la soledad, el clima, el lugar, los horarios en que cada una de estas cosas nos son más beneficiosas; saber con quién hablar y de qué hablar con una persona en particular; no hacer, o en su defecto evitar lo máximo posible, gastos energéticos innecesarios como el sexo (desenfrenado y diario), el alcohol, las horas de TV, las fiestas, ¡Las drogas! (cigarrillos, café, mate, energizantes artificiales, etc.); los placeres egoístas; las comodidades; evitar el stress; evitar dormir de más, la pereza; En fin, evitar todo lo que disminuye nuestro potencial o lo paraliza.

     Luego de esto habría que separarse de lo "material", si se comprende material por todo lo que no es espiritual o tiene relación con lo espiritual. Es la famosa "Hora del desprecio", el momento en que uno dice: "Esto era yo y de nada servía para mi bien". Es el momento que uno tiene que separar, destruir, despreciar todo lo que era perjudicial o traba para su crecimiento espiritual. Hay que dejarle espacio al espíritu para que pueda desarrollarse libremente, para que sea un espíritu libre. Separarse de lo material no significa separarse de todo, sino, más bien, de todo lo que no es imprescindible a nuestro quehacer. No implica, por ende, no tener o dejar el trabajo, la familia, los amigos, los estudios... sino invertir los daños que nos hacen, convertir en beneficios los males que matarían o dañarían a otros que se apegan más a lo material que lo espiritual; SENTIRNOS FELICES ALLÍ DONDE EL DÉBIL ENCUENTRA SU RUINA. Si uno tiene su espíritu siempre a la defensiva y bien entrenado, se soporta hasta la perdida de un ser querido y se consigue lograr hasta lo imposible. Porque es el espíritu nuestra base, y si la base es fuerte y rígida, nuestro comportamiento y nuestros pensamientos también lo serán. Pero eso está en uno desde que nace, es una aptitud más que una actitud. Lo mejor es transportarla, es enseñarla a quien nosotros encontremos como la persona indicada para ese conocimiento. Porque nos encontramos en un lapso del ciclo en que lo espiritual se encuentra oculto y ensuciado por lo material.

     Pero estaremos siendo muy poco realistas si pensamos que esto pueda darse en un solo hombre. Este proceso y en esta época, llevaría generaciones en darse. Habría que mantener este conocimiento espiritual en el más profundo secreto cual si fuera una frágil semilla. Encontrar tierra fértil y enterrarla. Luego habrá que regarla para que después crezca sana y fuerte. Y también habrá que mantenerla, cuidarla para que dé sus frutos. Y si pensamos en cierta analogía como en el caso del complot de Rea contra Crono... (Es decir, el hecho de que ella entregó su hijo Zeus a Gea (Tierra) y ésta lo oculto en su seno para que allí se eduque y crezca, para luego derrotar a Crono, y todos conocemos bien la historia) sí, tiene gran relación. Porque nosotros también debemos ocultar ese conocimiento en nuestro ser, ocultarlo de su aniquilación, para que luego de un tiempo crezca y derrote al Tiempo, a su época, y restaure el antiguo y correcto Orden.

     ¡¡Pero basta de ensueños!! Hablemos en términos reales y con relación a nuestro alcance biológico. Acaso tendré que recordar un pensamiento de Nietzsche al decir en "El Anticristo" que "los juicios más valiosos son los que más se tardan en encontrar, pero los juicios más valiosos son los métodos" (XIII). "Se había hallado todo lo esencial para poder iniciar la labor; los Métodos, hay que decirlo diez veces, son lo esencial, también lo más difícil, también lo que tiene en su contra durante más tiempo los hábitos y las perezas"(LIX).

     ¿Qué comprenden los Métodos? Por un lado la educación, la cultura, la tradición y la raza y, por el otro, la ciencia y la tecnología. Si el primer lado está bien firme y sólido, el segundo estará bien dirigido y seguro. Es aquí, justo en este punto donde debemos dirigir el bisturí. Aquí es donde debemos empezar nuestra labor trascendental.

         "Pero, ¿Cómo?... ¿Cómo?..." ¡Ay! Esa pregunta de la gran plebe esclava, solo los cobardes preguntan "Cómo" cuando algo está tan claro para hacer. Yo a esos les digo que si fuesen llamados por el Destino a formar parte de nuestra Obra ya sabrían bien en su interior cómo actuar. Porque es obvio que cuando una persona tiene un "por qué",  no le importa el "cómo". Así que nosotros tenemos nuestro "por qué" muy bien definido, una Obra que lleva como presupuesto Lucha, Hombres, Capacidad, Voluntad, Valentía, Honor... No se puede concebir de otra forma que DESTRUYENDO. Sí, nuestro cómo implica la destrucción de todo lo que corrompe y ha sido corrompido hasta hoy.

     Por eso Zeus, por eso el rayo y el trueno. Por eso Zeus ganó, porque además de ser fuerte tuvo el coraje de enfrentarse a su padre, porque él tenía muy bien definido su para qué, su por qué, y su cómo. Y luego de destruir, luego de arduas luchas, luego... solo luego instauró su Orden. Es todo un símbolo que siempre me preocupó desde que lo supe, y hoy quiero
compartir con ustedes el poder entenderlo, para que ustedes también sepan que solo luego de la destrucción, solo luego de la lucha y de la victoria se puede comenzar nuestra Obra y cualquier Obra. Si no, miren a los judíos. Solo destruyendo desde sus cimientos al Imperio Romano pudieron hacerse de todo el poder e instaurar su Nuevo Orden Judío.

     ¿Tiene alguien hoy la suficiente delicadeza espiritual para sentir desde su corazón, en su sangre, en su espíritu... lo que significaba para el mundo el Imperio romano? Basta decir que para el Imperio Romano el mundo era algo demasiado pequeño. Era este Imperio Sagrado una Obra destinada a durar eternamente, era la perfección en todos los ámbitos (tecnología, arte, ciencia, literatura, filosofía, arquitectura), Y aún hoy nosotros vemos y usamos sus inventos y creaciones. ¿Y algo que es eterno y perfecto puede morir? Se puede ensuciar la perfección, se puede dormir lo eterno, mas no morir. En nosotros, los que sentimos ese éxtasis en la sangre al escuchar sobre el "Sacro Imperio Romano", está la solución, la fuerza, en el espíritu romano. Nosotros, los que nos sentimos tan ajenos a esta época judaizada, solo nosotros poseemos la noble chispa ARIA para destruir a nuestro Tiempo, este tiempo de los judíos.

       ¿Qué esperamos? ¿Al tiempo? ¡¡¡Si el Tiempo es nuestro enemigo!!!