MALVINAS: VOLVEREMOS !!

El último 2 de abril se cumplieron el vigésimo tercero aniversario de la guerra anticolonial que libró la Argentina contra el Imperio Británico y su aliado norteamericano. La propaganda yanqui e inglesa intentó (y lo intenta aun hoy) presentar aquella guerra como un enfrentamiento entre la ‘democracia’ británica y la dictadura argentina. Se trata de una trampa argumental que debe ser desenmascarada para las jóvenes generaciones de patriotas latinoamericanos. Hoy en día se repite esa mentira: "O la democracia occidental al estilo estadounidense o la barbarie musulmana en Irak". Los años pasan, pero las mentiras continúan intactas.

Las tropas británicas que asesinaron a más de mil soldados argentinos no pretendían reinstalar las libertades democráticas en nuestro país sino simplemente recuperar un enclave colonial vital para sus intereses estratégicos en el Cono Sur. La prueba de ello es que la dictadura incompetente que gobernaba Argentina desde el año 1976, era sostenida por la usura internacional, el FMI, el Departamento de Estado y por los propios intereses británicos lanzados a la reconquista de las islas.

"Somos los mejores amigos de EU" declaraba el general Galtieri poco tiempo antes de la ocupación de Malvinas. El ministro de Economía de la dictadura era por entonces Roberto Alemann, una de las más prominentes figuras del liberalismo argentino y varias veces insultado en la vía pública por ahorristas estafados en el famoso corralito de Cavallo.

El pueblo argentino apoyó masivamente la recuperación de las Islas Malvinas, a pesar de que ella fue encabezada, como queda dicho, por un gobierno antipopular que dos días antes había sido repudiado en la calle por el movimiento obrero. Los derechos argentinos sobre Malvinas constituían una reivindicación nacional de larga data, consagrada por innumerables pronunciamientos de la ONU e ignorada por la diplomacia británica, de forma tal que esa aspiración soberana trascendía las motivaciones políticas de quienes conducían al país en ese momento. La guerra de Malvinas debe ser concebida como un capítulo más en la guerra de emancipación nacional de un país pobre por su integridad territorial conculcada por una gran potencia imperialista. Los miles de ex-combatientes que periódicamente se reunen en el sur argentino para recordar a sus hermanos caídos, tienen muy presente la diferencia entre la legítima lucha de Malvinas y las intenciones más o menos aviesas de quienes dirigieron a las tropas argentinas de entonces.

La propaganda imperialista, que como es usual encuentra un inmediato eco entre los medios de comunicación y los estratos sociales acomodados de la Argentina, tejió una vulgar leyenda en torno a Malvinas intentando tergiversar el sentido histórico de la lucha, para transformarla en un pequeña maniobra política de las cúpulas liberales de las fuerzas armadas argentinas. Los ex-soldados combatientes denunciaron la falsificación desde el primer momento y supieron captar el significado profundo de la gesta, emparentada con las luchas centenarias de Latinoamérica por su emancipación nacional del yugo imperialista.

Por eso es necesario reconocer al lobo detrás del disfraz. Aun cuando pretenda justificarse detrás de frases pomposas y grandilocuentes que invocan la ‘democracia’ y la ‘libertad’, los acontecimientos de Malvinas enseñaron que el imperialismo no es un retórica de panfleto sino una realidad de sangre y de muerte. Por tal razón, hoy, a 23  años de la gesta patriótica, los militantes del Nacionalismo Revolucionario Argentino hacemos nuestra la consigna: MALVINAS, VOLVEREMOS !

Carlos Conde