No responde a las exigencias sociales
Me importa un carajo la democracia

La historia reciente del país ha mostrado de manera más clara que el sistema democrático, en el mundo, y en particular, en pueblos con culturas ancestrales e identitarias, no responde a las exigencias de la comunidad, sino al poder del dinero y a un tipo de tiranía mediática fundada en la usurocracia, término con que el gran poeta Ezra Pound describe la unión de los intereses dinásticos de los detentadores del capital con el poder político ilegítimo que surge del tal bastardaje, y al que suele llamársele democracia.

Los partidos políticos que son los vampiros de los pueblos, que viven a sus expensas y que clavan sus colmillos para succionar la poca sangre que va quedando a un organismo exangüe, ello resguardando la noble labor literaria gótica-vampírica, cada vez entra en una etapa de mayor descomposición, en que sólo luchan por sus canonjías y prebendas, encubriéndolas con un lenguaje afectado y falsario como el de nación, economía, seguridad.

Mas el hecho de que la porcachona democracia nonata en el país, resulte una onerosísima carga para el pueblo, la convierte en sí misma en un símbolo de opresión social, de discriminación política y de dictadura del pensamiento único.

El fascismo histórico como el marxismo organizó a las masas en estructuras con alma propia, cada uno con métodos distintos e ideas-fuerza antípodas, pero que resultaban la expresión de lo genuinamente popular, lograron romper con los dos siglos de abyección democrática y de sus principios inmortales, según la sanguinaria Revolución Francesa.

La partidocracia que no atiende el ser profundo del hombre, está agónica, cada vez el abstencionismo es una demostración que no representa al conjunto de la comunidad, sino a los partidos que, además, ofrecen lo mismo, en un amasijo mimético indestingible, en una putrefacción generalizada, en un simple cambio de excusados.

La política versus la partidocracia se plantea el quid de la cuestión: ¿es ésta capaz de cambiar el interior del hombre o simplemente una fachada mercadotécnica de ideas recicladas? El Che Guevara dice que el verdadero desafío de la guerrilla es que ésta genere un heroísmo cotidiano, en el comportamiento social. El fervor, el sacrificio y la lucha incondicional por una serie de principios, y agrego la frase de Ernst von Salomón, gran amigo de Jünger: ¿Es esto nacionalismo o socialismo? Llámalo como quieras, ¡me importa un carajo!.

José Luis Ontiveros

robinsonliterario@prodigy.net.mx