Si las barras de combustible nuclear ya utilizado arden debido a la falta de refrigeración, el intenso calor producido va a alzar la radiación hasta altas capas de la atmósfera, esparciéndola a lo largo de todo el planeta. Ese es el peor escenario posible, una pesadilla de nubes de material radioactivo inundando durante meses el planeta con toxinas letales para todo tipo de vida.

FUKUSHIMA: UN ESCENARIO APOCALÍPTICO 

por Mike Whitney

 

Las condiciones en la planta nuclear de Fukushima Daiichi se están deteriorando por momentos, y la posibilidad de entrar en un escenario apocalíptico cobra fuerza. El domingo los directivos de Tokyo Electric Power Co. (TEPCO) informaron de que los niveles de radiación detectados en el agua de mar alrededor del reactor número 2 eran 100.000 veces más altos de lo normal, y la radiación medida en el aire llegaba a una altura 4 veces mayor que el límite legal establecido por el gobierno. Debido a ello, los equipos de emergencia tuvieron que ser evacuados y llevados a un lugar seguro alejado de la planta. La perspectiva de una fusión completa del núcleo de alguno de los reactores, o de una catástrofe ambiental de incalculables proporciones, aparece ahora más real que nunca. La situación está claramente empeorando.

Si las barras de combustible nuclear ya utilizado arden debido a la falta de refrigeración, el intenso calor producido va a alzar la radiación hasta altas capas de la atmósfera, esparciéndola a lo largo de todo el planeta. Ese es el peor escenario posible, una pesadilla de nubes de material radioactivo inundando durante meses el planeta con toxinas letales para todo tipo de vida. Y según el Instituto Central de Meteorología y Geodinámica de Viena, ese nefasto proceso de hecho ya ha empezado. Sus técnicos declararon a New Scientist que:

"La planta nuclear dañada en Japón ha estado emitiendo yodo y cesio radiactivo a unos niveles parecidos a los que se detectaron justo después del accidente de Chernobyl en 1986. Los investigadores austriacos han utilizado una red de medidores de radiación de alcance mundial –diseñada para detectar pruebas de armamento nuclear clandestinas- para demostrar que se están emitiendo diariamente niveles de yodo-131 del orden de un 73% de los observados tras el desastre de 1986. Y la emisión diaria de cesio-137 que sale de Fukushima Daiichi equivale aproximadamente al 60% de la emitida por Chernobyl (New Scientist, marzo 24 – del artículo de Michael Collins "Dijeron que no era como Chernobyl y estaban equivocados").

Así pues, partículas radioactivas volátiles están ya subiendo hasta los corredores aéreos que utilizan los aviones, y por lo tanto están siendo esparcidas por todos los continentes. Pero la diferencia en este caso es que las cantidades son mucho mayores de lo que eran en Chernobyl, y por lo tanto el peligro es también mucho mayor. Según el mismo grupo de científicos, “la planta de Fukushima tiene alrededor de 1.760 toneladas de combustible nuclear nuevo o ya usado” mientras que “el reactor de Chernobyl tenía sólo 180 toneladas”. Los problemas generados en una única instalación nuclear están pues poniendo en peligro a los seres humanos y otras especies de todo el planeta. ¿Es esto a lo que se refería Obama cuando tildó la energía nuclear de “segura y sostenible”?

El siguiente extracto es de la CNN:

"Las autoridades japonesas informaron el viernes de que era posible que hubiera una grieta en la vasija de contención del reactor número 3 en la central nuclear de Fukushima Daiichi dañada por el terremoto, lo que son muy malas noticias en la lucha por evitar una fuga de radiación a gran escala”.

Y este del New York Times:

"Un alto directivo del ámbito de la energía nuclear, que insiste en permanecer en el anonimato pero que tiene amplios contactos en Japón, ha declarado que hay una larga grieta vertical que baja por el lateral de la vasija de contención del propio reactor. La grieta llega hasta debajo del nivel del agua y por ella se han estado filtrando fluidos y gases. Según sus propias palabras:

“Hay sin duda una grieta en la vasija – va de arriba a abajo y es bastante grande. Y el problema con las grietas es que nunca se hacen más pequeñas” (información obtenida de Washington's Blog).

Así que hay una grieta en la vasija de contención y hay materiales radioactivos que se están liberando al mar, matando peces y al resto de la vida marina y transformando las aguas costeras en un erial radioactivo. Según el Kyodo News:

"Una problemática más es el creciente nivel de contaminación en el mar alrededor de la planta... En una muestra de agua marina que se tomó el sábado a unos 330 metros al sur de las instalaciones, cerca del sistema de drenaje de los 4 reactores afectados, contenía yodo-131 radiactivo en una concentración 1.850,5 veces mayor que el límite legal permitido, comparado con las 1.250,8 veces más que se habían detectado el viernes, informa la agencia.

Nishiyama dijo en la conferencia de prensa de la mañana que no podía negar la posibilidad de que haya materiales radiactivos filtrándose continuadamente al mar. Más tarde afirmó que el agua hallada en la base de los edificios de las turbinas es improbable que haya llegado al mar y generado contaminación” ("Se suceden las malas noticias sobre el agua radioactiva en la planta nuclear”, Kyodo News).

Como era de esperar, los medios de comunicación han pasado a una actitud del estilo “vertido de crudo de BP”, haciendo todo lo posible por minimizar el desastre y tranquilizar a la opinión pública con medias verdades y desinformación. El objetivo es ocultar la magnitud de la catástrofe y proteger a la industria nuclear. Se trata de otra caso de “los beneficios por delante de las personas”. Pero aún así, la verdad está ahí para quienes quieran entreverla tras las mentiras. Ha aparecido radiación en el suministro de agua en Tokyo, las importaciones de leche, verduras y fruta procedentes de cuatro distritos cercanos a Fukushima han sido prohibidas, y el radio de la zona de evacuación alrededor de la planta se ha ensanchado hasta los 25 kilómetros.

Además, los sensores han detectado minúsculas partículas radioactivas que han salido de la zona del reactor y han viajado por el Pacífico hasta los EEUU, el Atlántico y Europa... según Reuters: “Es cuestión de días que se disperse por todo el hemisferio norte”, dijo Andrea Stahl, uno de los principales científicos del Instituto Noruego de Investigación del Aire”.

Y lo siguiente lo comenta Brian Moench, de MD:

"Los portavoces de la Administración no dejan de repetir que “no supone una amenaza” el que la radiación haya alcanzado los EEUU desde Japón, igual que hicieron con la hemorragia de petróleo en el Golfo. Tal vez deberíamos todos silbar un "Don't worry, be happy" al unísono. Sin embargo una mínima reflexión científica lleva a una segunda interpretación.

Que la radiación esté siendo liberada a 7.500 km. de distancia no es tan tranquilizador como parece... Cada día, los flujos de aire de los corredores aéreos traen contaminación de las nubes de humo y polvo asiáticas del desierto de Gobi hasta nuestras costas occidentales, contribuyendo entre el 10% y el 60% al total de contaminación que respiran los californianos, según la época del año que sea. El mercurio posiblemente sea la segunda sustancia más tóxica que se conoce después del plutonio. La mitad del mercurio que hay en toda la atmósfera de los EEUU se origina en China. Es decir, también a 7.500 km. de distancia. Una semana después de que se hiciese un ensayo de armamento nuclear en China, se halló yodo-131 en las glándulas tiroides de los ciervos de Colorado, a pesar de que no había podido ser previamente detectado en el aire o en la vegetación circundante” (Washington's Blog).

Los restos humeantes de Fukushima son una permanente máquina de muerte que envenena todo a su alrededor – el mar, el cielo y el suelo. Un fragmento del artículo de Collins:

"…La contaminación en el suelo es realmente alta. En el suelo a 40 kilómetros de distancia... los niveles de contaminación eran muy altos – de hecho, mil veces más yodo de lo normal, 4.000 veces el estándar de cesio. Y acabamos de recibir un informe del Dr. Tetsuji Imanaka del Instituto de Investigación en Reactores de Kyoto, donde explica que aunque tiene que estudiar con más detalle las muestras del gobierno japonés, según como estén hechas esas muestras el nivel de contaminación puede ser el doble del que hizo obligada la evacuación alrededor de Chernobyl. Aileen Mioko Smith, 24 de marzo (del artículo de Michael Collins "Dijeron que no era como Chernobyl y estaban equivocados").

Ya hay el doble del que había en Chernobyl, y el desastre posiblemente siga durante meses. La situación está empeorando, está empeorando mucho.

El gobierno japonés ha estado minimizando la crisis para que parezca que tiene la situación bajo control, pero es todo una farsa. No controla nada. La misión de rescate fue un fracaso desde su mismo inicio y ahora la cosa está a punto de estallar. Las medidas de emergencia han sido sobrepasadas por los acontecimientos y ahora es ya sólo cuestión de esperar y ver qué pasa. Nos acercamos a un final definitivo.

Pero entonces, ¿porqué encubrirlo? ¿Porqué tratan los medios de comunicación de suavizar los verdaderos efectos de una catástrofe nuclear? ¿Cree realmente el gobierno japonés que va a hacer mejor las cosas manejando estratégicamente sus relaciones públicas? Deberían centrarse en salvar vidas y dejarse de “gestionar la percepción del público”. Lo que sigue puede encontrarse en la página web de la Union of Concerned Scientists:

"Nuestra valoración es que el gobierno japonés está desaprovechando la oportunidad de iniciar una evacuación ordenada de una gran área alrededor de la planta – especialmente de la población más vulnerable, como los niños y las mujeres embarazadas. Está potencialmente desperdiciando un tiempo precioso al no estar llevando a cabo ya ahora una mayor operación de evacuación”.

El gobierno japonés trata de proteger al poderoso lobby nuclear. Y lo mismo hace Obama, quien sigue promoviendo la energía nuclear incluso mientras Fukushima escupe radiación. No está pensando en el interés público; se está preocupando de los generosos donantes que llenan los cofres de sus campañas electorales.

Y los trabajadores japoneses se están jugando sus vidas para recuperar el control de la central averiada, pero con escaso éxito. La probabilidad de que haya otro incendio, otra monstruosa explosión, o de que se funda el núcleo de algún reactor aumenta cada día. El desastre de Fukushima se acerca y pone en peligro a decenas de miles de personas, para quienes aumentará drásticamente el riesgo de contraer cáncer de tiroides, leucemia infantil y otras enfermedades mortales.

El sábado, el primer ministro japonés Naoto Kan dijo que la situación en la planta nuclear de Fukushima era “seria”. Eso puede que se convierta en la frase más desafortunada del siglo.