Los nuevos cambios en nuestras Fuerzas Armadas

 

ARGENTINA MUJER

 

por Marcos Ghio  -  jevola@ciudad.com.ar

 

 

"¿Cuáles son las metas de la mujer? la reproducción de la especie... o el reposo del guerrero." (Nietzsche)

 

 

a) El feminismo diferencialista

 

Cuando el actual presidente mujer insistió en que fuese calificada su función con el nombre de 'presidenta' quedamos muy perplejos aquellos que estábamos acostumbrados a las viejas consignas del feminismo. En la medida que dicho movimiento, surgido en el siglo XIX, había bregado por la conquista de la igualdad entre los dos sexos, su consigna había sido, contrariamente a lo que acontecía en este caso, la de eliminar hasta los mayores extremos toda discriminación de género como rasgo distintivo en el ejercicio de las distintas funciones sociales. Y en tanto se consideraba que no existían diferencias esenciales entre los sexos, reputaba como totalmente secundario poner el acento en cuál de los dos fuese el que las estuviese ejerciendo.  Así pues, en especial en las funciones más altas,  un embajador, un general o un presidente, podían ser indistintamente tanto un hombre como una mujer ya que las diferencias entre ambos eran reputadas como irrelevantes.

 

Pero a fines del pasado siglo el feminismo ha efectuado un vuelco sustancialmente significativo, en especial a través del contacto e influjo de las corrientes postmodernas en boga, las que, tal como hemos dicho en otra oportunidad (1), no son la negación sino la estereotipación más plena de los valores de la modernidad. Así pues, en contraste con el primero que bregaba por la conquista de los mismos derechos por parte de la mujer en relación al hombre, ha surgido en los últimos tiempos un movimiento en apariencias opuesto que ha dado en denominarse el feminismo diferencialista. La mujer, dicen las diferencialistas, luego de un siglo entero de intensas luchas, ha logrado por fin conquistar el mismo lugar que ocupaba solamente el hombre y hoy goza de sus mismos derechos, pero esto que se nos ha presentado como una verdadera adquisición, en el fondo no ha sido sino más bien una claudicación que ha consistido en haber renunciado a desplegar las propias posibilidades latentes para terminar cayendo en la trampa que el hombre le habría tendido al haberla hecho adherir, con la excusa de una pretendida igualdad, a su propio mundo representado por sus símbolos y valores.

 

En determinar lo propio de la naturaleza femenina como sustancialmente distinta de la masculina es aquello en lo que consiste el diferencialismo. Existe según el mismo una mirada femenina diferente de ver las cosas que no es igual a la del hombre; no hay una naturaleza común entre ambos, sino que se trata casi como de especies distintas. Lo cual podría quizás haber sido algo positivo y hasta compartido por una concepción tradicional, salvo que el diferencialismo no quiere dar el último paso en contra del mundo respecto del cual se quiere 'liberar' adhiriendo a los valores de un universo distinto, cayendo así  una vez más en la 'trampa' que el hombre le habría tendido. Y el problema consiste en que el nuevo feminismo, si bien acepta un universo de diferencias, no quiere sin embargo renunciar al principio de la igualdad que ha sido propio también de su anterior manifestación. No quiere por lo tanto un mundo desigual de castas y de jerarquías, en donde se es diferente, pero ocupando cada uno una función que le resulta propia, consistiendo la excelencia en obrar en consonancia con la misma, sino en cambio desea un ámbito en donde simplemente se respeten las peculiaridades con independencia del valor que éstas posean y del lugar que deban ocupar. Esto era lo que según ellos no sucedía en el período anterior.

 

Existía allí un igualitarismo, pero la crítica no es en cuanto a sus principios sino en tanto que éste no era pleno y total y por lo tanto consecuente consigo mismo, sino apenas un simulacro, un anzuelo con el cual el hombre, con contenidos fachistas y autoritarios encubiertos que en el fondo lo caracterizan, sometía a la mujer haciéndole creer que era libre porque ocupaba su mismo lugar. En realidad tal feminismo considera que lo masculino es esencialmente desigualitario y como concesión solamente ha sido capaz de otorgar un igualitarismo a medias encubridor de una desigualdad esencial consistente en un mundo en el que los valores masculinos seguían imperando escondidos detrás de un simulacro. Por ello la consigna de las diferencialistas es que "la igualdad era apenas un comienzo, pero no una meta", esta última consiste en plasmar la esencia femenina. Se trataría entonces de hacer triunfar ante la pretendida igualdad que quiso imponer el hombre la verdadera solamente posible a través del triunfo de los símbolos y valores de la mujer. Manos a la obra entonces.

 

b) El diferencialismo militar

 

La revolución diferencialista, es decir aquel movimiento que intenta implantar la democracia plena e igualitaria en el orden social, debe ocuparse especialmente por desbaratar aquellas instituciones en las cuales se asienta la sociedad androcrática, a través de las cuales el hombre somete a la mujer, principalmente a través de aquella corporación paradigmática en donde, al decir de Nietzsche, se manifiesta mejor lo propio del varón, su espíritu guerrero y militar.

 

Dentro de tal contexto el pasado 25 de febrero el diario español El País nos ha dado a conocer algo sumamente trascendente que inverosímilmente no es mencionado por ningún medio argentino. Nos hace saber que en nuestro país, luego de una casi unánime votación parlamentaria con apenas dos votos en contra, se acaba de derogar el código de justicia militar estableciéndose un mismo fuero civil también para las Fuerzas Armadas. Es decir que, en el mismo momento en que los argentinos estábamos entretenidos con las andanzas de nuestros políticos, entre bastidores se cocinaban grandes cambios sustanciales. Con tal nueva norma será la justicia civil la que juzgará los hechos militares en forma generalizada y sistemática, suprimiéndose las situaciones de excepción. Por lo tanto en lo sucesivo no existirán más medidas tales como la pena de muerte para aquellos que traicionen a la patria en situación de guerra, ni para el que entregue las armas al enemigo o venda secretos militares. La justicia de Zaffaroni por lo tanto será entonces la encargada de juzgar a tales personas y situaciones y como siempre, más que condenar, se remitirá a explicar e interpretar las razones familiares y sociales por las que éstas así lo habrían hecho, evitando así las penas que son las que producen a los delincuentes. Y en tanto que la meta principal de tal revolución consiste en democratizar a la Fuerza y, tal como se verá, es indispensable  en función de ello incluir un cupo cada vez más creciente de mujeres, se implantará de aquí en más en tal esfera la ley de acoso sexual por la que la soldada (sinónimo de presidenta) podrá acusar libremente y hacer condenar al superior abusador. Del mismo modo que en la sociedad civil, no habrá discriminación hacia los homosexuales, los que con el tiempo también podrán tener su cupo en la Fuerza, del mismo modo que la mujer ya lo tiene en el Parlamento. Habrá así generales, generalas ...

 

Y también en aras de una coherencia en tales objetivos de democratización, el diferencialismo, no solamente se ha impuesto a través de una ministro mujer (ministra según los diferencialistas), sino que, en aras de tal proyecto realmente transformador, la mayor parte de los funcionarios principales de tal ministerio pertenecen también a dicho 'género'.

 

Así pues la formación de nuestra oficialidad -y a fin de extirparle su fachismo consuetudinario- ha quedado en manos de la joven antropóloga Sabina Frederic quien en el matutino Página 12 nos explica la nueva forma de disciplina democrática que de aquí en más se inculcará en los Institutos militares. Por ejemplo, según el nuevo método, un subordinado no está obligado a acatar una orden que repute como injusta y 'violatoria de los derechos humanos'. Existe de aquí en más el derecho a debatir y rebatir cuando un superior da una indicación autoritaria. En una guerra el general por lo tanto, a fin de evitar tal peligro grave, mucho peor que el de ser derrotado, deberá votar democráticamente con sus soldados y soldadas si ataca o no un objetivo enemigo, si defiende o no a la patria. Nos agrega también que para que estos principios democráticos puedan prosperar será muy importante incrementar el ingreso de mujeres a las Fuerzas Armadas. Pues, tal como dijéramos, la mirada femenina, a diferencia de la masculina, es más auténticamente democrática. Estamos pues ante una manifestación amazónica de la sociedad matriarcal.

 

Debemos agregar la presencia como funcionario de la también joven abogada Ileana Arduino, además que miembro del Inadi, y que detenta el cargo de Directora de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa.

 

En su calidad de 'estratega' Arduino nos explica cuál es la función principal de las Fuerzas Armadas en la Democracia. No es la de defender la soberanía nacional, tal como creíamos hasta ahora, sino la de preservar la paz en el mundo a fin de erradicar las guerras y la violencia. Por tal razón resulta fundamental enrolarlas en las distintas misiones que la ONU organiza en función de tal fin. Aunque bien sabemos al respecto -y países como Sudán, Afganistán, Somalia y tantos otros son ejemplos palpables- que tales empresas 'pacificadoras' y 'humanitarias', son meras coberturas falaces para consolidar la tiranía materialista y democrática en el planeta, y por lo tanto, a pesar de lo sustentado en contrario, son habitualmente violentas y producen verdaderas carnicerías especialmente entre poblaciones civiles que no comparten los principios democráticos de los 'diferencialistas'.

 

Podemos agregar también que ante la nueva revolución militar consistente en un incremento cada vez mayor de soldadas en nuestras Fuerzas Armadas es indispensable el funcionamiento de un nuevo organismo, de un 'Observatorio' que vigile la integración de la Mujer y evite que se la maltrate o acose. Para ello se la ha nombrado a Carmen Colazo que cumple tan indispensable función. Pero no queremos aburrir más con esta interminable enumeración de funcionarios mujeres(funcionarias), considerando que como muestra hemos ya dado suficientes botones.

 

c) Conclusión

 

Lo repetimos, nosotros también en esta temática somos 'diferencialistas' en tanto consideramos que es verdad que la mujer, al haber querido acceder a las mismas funciones tradicionalmente efectuadas por el hombre, ha degrado su propia naturaleza, a la que consideramos diferente. Pero ello ha sido porque el hombre al que ha tratado de imitar ha sido alguien incapaz de ejercer adecuadamente su función de ordenador y jefe en la sociedad, es decir que se ha tratado de un hombre degradado, por ello el paso siguiente y consecuente de tal proceso de decadencia ha sido justamente el feminismo diferencialista que no es sino el nombre moderno que hoy recibe lo que fuera antiguamente la sociedad matriarcal, hasta con expresiones ya manifiestas de amazonismo en la esfera militar, la que sobreviene siempre históricamente cuando la sociedad patriarcal, ordenada por el hombre, sucumbe y se encuentra al borde de su colapso. Pero, insistimos, ello no ha sido porque la mujer haya desplazado al hombre de su liderazgo, sino porque ha sido éste previamente, en el mismo momento en que ha sucumbido ante el primer feminismo, en haber renunciado al ejercicio normal de su función. Por lo tanto el hoy denominado diferencialismo, lejos de ser una corriente expresiva de la naturaleza propia de la mujer, no es sino aquel movimiento que ha asumido los valores igualitarios producidos por un hombre decadente no representando así una superación, tal como pretende, del período anterior, sino simplemente su plasmación más extrema, aquello hacia lo que conduce naturalmente el mundo moderno una vez que se han quebrado las jerarquías propias del orden social. Del mismo modo también que, a nivel militar, las sucesivas rendiciones efectuadas por nuestras Fuerzas Armadas junto a la manifiesta asunción del pacifismo burgués tras el "¡Queremos la paz!" inculcado por el papa Wojtyla en su visita a la Argentina y luego con la adhesión y práctica plena de la democracia, son el claro antecedente del diferencialismo que hoy vive especialmente tal corporación. (2)

 

(1) Puede verse el capítulo "Una derecha postmoderna", en nuestra obra En la Era del Paria, Buenos Aires 2007, en la que hacemos notar cómo un movimiento autocalificado en su momento como de derecha, como el del francés Alain de Bénoist, adhería sin embargo a la postmodernidad en su rechazo por el concepto de desigualdad y reivindicación de la diferencia como pretendida oposición al igualitarismo, de la misma manera que el movimiento feminista aquí mentado.

 

(2) Seríamos sumamente injustos si solamente le asignáramos a Cristina Kirchner la responsabilidad de haber organizado todo esto. La estructura del ministerio de Defensa venía de la época misma del anterior ministro nombrado por su marido, quien indudablemente comparte con ella su diferencialismo, aunque se haya esforzado vanamente en todo este tiempo por mostrarse sumamente viril al querer señalar a cada instante que es el que maneja el gobierno y a su esposa en las decisiones públicas. El día que no esté más en tal función será muy interesante escribir una obra sobre su peculiar psicología, preocupada en exceso hasta enfermizo por la opinión de los demás. Algunos han llegado a decir que la decisión de elegir como sucesora a su señora esposa ha sido tomada para contrarrestar la opinión generalizada de que era ella la que lo gobernaba desde los bastidores. Ahora, por contraste, su función ostensiblemente asumida de eminencia gris (en todos los sentidos) que toma las grandes decisiones le ha servido para contradecir tal rumor. Pero una vez más se equivoca. La persona física podrá ser un varón, pero los símbolos y valores asumidos son los de la mujer insubordinada a través del diferencialismo.