Ni los muertos escapan de la miseria en Cuba

GUANTANAMO, agosto - Desde que cayó el llamado socialismo real, allá en Europa del Este, también se cayó más del 80 por ciento de los mercados donde el gobierno de Cuba compraba lo que le hacía falta. En ese preciso momento, 1989, comenzó un rosario de vicisitudes, escaceses y crisis general cuya magnitud barrió hasta con las aspirinas de producción nacional. A esto se une otro problema no menos grave: la ineficiencia del sistema político, económico y social impuesto por el Partido Comunista en la isla.

Ni siquiera intentaré un análisis económico, ya que basta con echar un vistazo a la situación en que sobrevivimos hace más de una década. Por tanto, me centraré en nuestros muertos. Sí, no se sorprenda el lector, pues ni los muertos escapan de la miseria en Cuba.

Quiero hablarles del Campo Santo de la ciudad Guantánamo. Si de la capital cubana se dice que "no aguanta más", de nuestro cementerio municipal San Rafael se puede decir que está como Ciudad La Habana, porque sufre el deterioro de joyas arquitectónicas y esculturales de fino mármol, las que podrían desaparecer por las inclemencias del tiempo y el abandono oficial, entre otros problemas.

Guantánamo es la quinta capital provincial más poblada del país pero, contradictoriamente, posee un cementerio de apenas 300 metros cuadrados por lo cual urge la construcción de otra instalación de este tipo. Las fosas comunes son insuficientes ante la cantidad de muertes, los terrenos particulares están abarrotados de restos y los viejos carros fúnebres, destartalados por el paso de los años y por el uso excesivo, parece que están en coma y a veces se niegan a trasladar a los difuntos hasta su última morada.

La Dirección Provincial de Servicios Comunales ordenó hace diez años la construcción de tres fosas comunes debido a la alta demanda, pero su deficiente arquitectura y lo inapropiado del sitio donde se construyeron causan que se inunden frecuentemente. Muchos de los que en vida no pudieron o no quisieron practicar la natación como deporte, sus restos practican ahora la inmersión pues yacen bajo las aguas porque las citadas tumbas colectivas siguen inundadas pese a que ocasionalmente carros cisternas extraen algunas cantidades del líquido con potentes motobombas.

Como es de esperar, el proceso de constante humedad ocasiona que los restos humanos se descompongan antes del plazo establecido por la ley natural, por lo que en muchas ocasiones deben ser extraídos antes de tiempo y trasladados a los osarios si se quieren preservar.


Juan Gonzalez Febles

Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.