NO TENEMOS TODO EL TIEMPO DEL MUNDO…

     Denes Martos se preguntaba cuál era el plan del gobierno Kirchner, concluyendo que pareciera que el “plan” es no tener un plan en absoluto. Decía entonces Martos: “en las acciones del gobierno se observa tan sólo una política puntual orientada a coyunturas puntuales…la política de Kirchner parece más un proyecto personal que un proyecto nacional. Es una acción política que actúa sobre temas específicos descartando lo conceptual que serviría de marco contextual para esos temas específicos. Consecuentemente…el plan es no tener plan. Esto, ciertamente, permite una gran elasticidad y una gran capacidad de maniobra. Pero, al mismo tiempo y por desgracia, impide realizar cualquier política de real envergadura.”De todos modos, esto, en sí mismo, puede que circunstancialmente no sea malo, en tanto y en cuanto el Conductor del gobierno sea un verdadero Estadista, ya que en tiempos de excepción como los actuales, la Política necesita tener más de Arte que de ciencia; y el Arte necesita más de genial inspiración que de raciocinio estructurado y planificado. 

¿CUÁL ES EL VERDADERO KIRCHNER? 

Resulta razonable que el presidente Kirchner haya invertido tiempo y esfuerzo en los primeros ocho meses de su gobierno para construir su Poder. Sólo así podrá independizarse de las estructuras de poder ajenas que lo catapultaron al Gobierno en Abril pasado y le permitieron arrebatarle la presidencia - ¡esta vez sí por knock-out! - al despreciable Carlos Menem. Los índices actuales de popularidad del Gobierno son bastante alentadores por cuanto una amplia mayoría de la opinión pública mantiene una actitud optimista y expectante en torno al presidente y su equipo de colaboradores. Sin duda, Kirchner hoy cuenta con un verdadero voto de confianza que, más allá de cualquier circunstancial encuesta, se “palpa” entre la gente. Y todo esto Kirchner lo logró reservándose para sí mismo la mayor cantidad de opciones, flexibilidad y radio de acción. En buena hora; pues lo viene haciendo bien, y su figura ha crecido y se ha consolidado, mientras que algunos parámetros macroeconómicos internos y políticos parecieran haber mejorado substancialmente, al menos en el corto plazo. Ahora, nos queda por ver si lo logrado por Kirchner cuenta con la solidez necesaria para transformarse en mejoras permanentes, o si, contrariamente, la improvisación está llegando a su límite, con lo que el futuro se avizoraría como sumamente incierto. Nos preguntamos entonces, si tendremos “Kirchner para rato”, como merecido premio a sus éxitos en la gestión de gobierno; o si veremos a un Kirchner desorientado entre los laberintos geoestratégicos y políticos de un mundo crecientemente complejo, que a menudo él y sus colaboradores parecieran no comprender del todo; o si, en un más oscuro escenario futuro, veremos a un Kirchner cayendo, producto de la erosión de su estilo e imagen, la que pudiera ser una caída lenta y controlada como la de Menem, o brusca y catastrófica como lo fueron las de Alfonsín en 1989 y de De la Rua en 2001. Estas son preguntas fundamentales que, en este principio de 2004, todos los argentinos debiéramos hacernos. Necesitamos saber – y muy pronto, por cierto – cuál de estos Kirchners es el que vive en la Casa Rosada. Y eso lo podremos lograr siguiendo de cerca sus acciones y las de sus colaboradores, para ir proyectando y previendo futuros desenlaces y resultados, favorables o desfavorables. Todos tenemos la obligación de ayudar al gobierno para que no equivoque su rumbo. Nosotros mismos, desde el MSRA – Movimiento por la Segunda República Argentina - lo hicimos aportándole amplio y valioso material en carta entregada el pasado 23 de diciembre a Kirchner en la Casa de Gobierno. Desde luego que no debemos caer en la fácil tentación del exitismo efímero, tan caro a los porteños, ni tampoco en un lúgubre pesimismo derrotista. Seamos pragmáticos y optimistas; estemos alertas y expectantes. Pero tampoco nos olvidemos del pasado y de las nefastas experiencias vividas con los Alfonsín, Menem, De la Rúa, “Chacho”, Cavallo, Angeloz y demás capitanes de derrotas catastróficas. 

LOS TIEMPOS DEL GOBIERNO K. 

Una cosa que sí podemos decir con absoluta certeza es que ni Néstor Kirchner ni la República Argentina tenemos todo el tiempo del mundo. Eso ya no corre más. Pues, el mundo – o mejor dicho los poderosos que planifican, gerencian y manejan este Nuevo Orden Mundial que padecemos – no nos van a permitir que nos “re-encontremos con nuestro destino”, en un ámbito generoso que nos deje tomarnos “todo el tiempo del mundo” para lograrlo. En estos tiempos alocados en los que vivimos, las cosas cambian permanentemente. En especial en el marco externo regional y mundial, que se han transformado en algo crecientemente peligroso. De manera que, somos optimistas y confiamos que probablemente hoy estamos ante el fin de una primera etapa del Gobierno Kirchner, que abarcaría sus primeros diez meses de gestión hasta fines del próximo mes de marzo. En la misma, el Dr Kirchner, hábil político como pocos, supo sacarle la mayor ventaja a su “muñeca” política, empatía personal, estilo de conducción - contundente y rápido, tan necesario después del trauma de la indecisión patológica delarruista - y a la Diosa Fortuna que parece acompañarlo. Al menos hasta ahora. Dentro de unas pocas semanas, sin embargo, el Gobierno Kirchner tendrá que comenzar a hacerse cargo de una Realidad que ya comienza a apretar fuertemente. Seguir operando sin un plan propio a la vista, significará que cada vez más, el “plan” que regirá sobre la Argentina será el plan de otros. O sea, si Kirchner decide seguir gobernando sin un verdadero Plan Político, integral e integrador; sin un Proyecto Nacional Argentino que planifique según la escala de tiempo de las naciones – o sea, a dos, cinco, diez, o más años – entonces, todos - él y nosotros – muy pronto vamos a encontrarnos en serios problemas. 

¿DÓNDE ME SIENTO, SEÑOR? 

Hasta ahora, digamos que se viene “zafando” pues, incluso los poderosos querían tomarse algún tiempo para “medirlo” a Kirchner; para “junarlo” un poco más, como decimos en el barrio. ¿Cuán “zurdo” es? ¿Seguirá siendo tan díscolo si le torcemos el brazo? ¿Será un nuevo Chávez o Fidel? ¿O podremos amoldarlo en una suerte de “Lula del Plata”? Creemos que las respuestas a estas preguntas se están perfilando para los poderosos de este mundo. Claramente, a Néstor Kirchner le han abierto una puertita al Club de los poderosos del Nuevo Orden Mundial. No como miembro activo o plenario; es más: ni siquiera como miembro en absoluto. Pero al menos, le abrieron la puerta y se encuentra parado en el vestíbulo. Un poco como a un nuevo aspirante al que se lo atiende con algún asadito de bienvenida. Pero no nos engañemos. Si se sigue por ese camino, cuando el Gobierno haya convencido a los poderosos de su voluntad de alinearse al Nuevo Orden Mundial ocupando el lugar que realmente se nos tiene reservado, entonces ocurrirá lo inevitable: ¡nos colocarán en el lugar que nos tienen reservado! Y eso no será bueno… Pues es ahí donde tengo mi gran problema y duda con el presidente Kirchner: ¿comprenden él y sus íntimos, o al menos intuyen, cuál es ese lugar que nos tienen reservado? Ahí surge, a mi juicio, la pregunta clave respecto de Néstor Kirchner: ¿Se está “dejando llevar”, por así decirlo, para engañar un poco a los poderosos y así ganar tiempo y, luego, en el momento oportuno dar el esencial golpe de timón en los asuntos clave que hacen a la Soberanía Nacional? Me refiero a esa clase de decisiones fundamentales y fundacionales de un nuevo país, que siempre han contado con el apoyo espontáneo de millones y millones de nuestro pueblo y han electrizado a todo el continente sudamericano. ¿Sabrá Kirchner conducir nuestros destinos como verdadero Estadista y ganarle algunas partidas clave y definitorias a los poderosos, utilizando genialmente las Artes del auténtico Estadista, a menudo necesariamente maquiavélicas? Como aquella espinosa pregunta periodística a la que alguna vez respondió el propio fundador del partido gobernante, el Gral. Juan Domingo Perón – Gran Estadista, por cierto – sobre si él era “de izquierda o de derecha”. Perón, con su clásica sonrisa y guiñándo un ojo, pícaramente dijo “y, vea, m’hijo: yo pongo el guiño a la izquierda y doblo a la derecha…”. Si Kirchner nos demuestra que es un Estadista, pues entonces confiemos en él y dejemos que él mismo determine en qué momento esbozará un verdadero plan de gobierno. Un auténtico Proyecto Nacional que restaure al Estado Soberano, recupere la Moneda Soberana y renegocie/investigue la Deuda Externa, precondiciones éstas fundamentales para promover al Bien Común entre nuestro pueblo y defender el Interés Nacional ante los poderosos que ya hoy nos están avasallando. 

QUO VADIS, KIRCHNER?

Un signo seguro de esta voluntad de recuperar los ejes Soberanos del Estado Nacional Argentino lo comprobaremos también cuando veamos al presidente impulsar recambios esenciales en ciertos puestos clave del gobierno. Pues, una Argentina Soberana no podrá nunca esbozar un Proyecto Nacional a favor del Pueblo, mientras se le confía la gestión de la economía y las finanzas a un Roberto Lavagna, miembro fundador del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, banco de cerebros local que opera como sucursal del poderoso CFR, Council on Foreign Relations de Nueva York, auténtico “cerebro del mundo” – el discurso fundacional del CARI durante el “Proceso” fue dado por Henry Kissinger; entre sus fundadores también hallamos a Roberto Alemann, Mariano Grondona, Fernando de la Rua, Rodriguez Giavarini, Jorge Wehbe, Rosendo Fraga…); el Banco Cemtral a un Alfonso Prat-Gay, operador de la JP Morgan Securities de Londres y del gobernador Edward George del Banco de Inglaterra; la representación diplomática argentina en Washington a un José Octavio Bordón, miembro del Inter-American Dialogue, rama del CFR y de la Internacional Socialdemócrata (también son miembros 36 directivos del CFR y los políticos locales Raúl Alfonsin, Graciela Fernandez Meijide y José Dagnino Pastore); y la vicecancillería y el ministerio del interior a íntimos colaboradores del menemismo como Martín Redrado y Gustavo Beliz. O que, incluso, insulte a un gran pueblo hermano y amigo de Colombia que hoy corre peligro inminente de invasión por las fuerzas del Imperio Sionista estadounidense, enviándole como embajador a un general repudiado por todos los hombres dignos y sanos de nuestras Fuerzas Armadas y por el pueblo en general, como el ultramenemista y proimperialista Martín Balza. No, no. No se puede bailar al mismo tiempo con Museta y con Mimí. En algún momento hay que tomar decisiones de fondo… Y ese momento está llegando muy rápido para Néstor Kirchner. En estos primeros seis números de “El Traductor”, hemos venido describiendo los alcances en el mediano y largo plazo que tendrán las medidas que viene tomando el Gobierno y – lo que es mucho más grave – de las medidas que NO se vienen tomando en la Argentina. Nos referimos, notoriamente, a la voluntad contundente puesta de manifiesto por todos los gobiernos a partir de “regreso de la democracia”, desde Raúl Alfonsín hasta el actual gobierno de Nestor Kirchner, de no investigar los gigantescos fraudes de los que Argentina ha sido víctima en torno a la deuda externa pública. Particularmente, aquellos tramos que le dieron origen y que fueran generados ignominiosamente por el gobierno de facto usurpador, entre 1976 y 1983. Kirchner, como fiel exponente de la “Tercera Vía” de Blair-Clinton-Gonzalez-Schroeder-Lula-Lagos, pareciera haber hecho suyo el respetuoso (para el Imperio, se entiende), “de eso, no se habla…” Bien, Dr. Kirchner, de “eso” vamos a tener que hablar tarde o temprano. Pues, sino la Argentina va derecho hacia su desintegración territorial y entonces todos tendremos que lamentar que usted también habrá sido tan responsable de semejante catástrofe como ya lo son Jorge Videla, Eduardo Viola, Reinaldo Bignone, Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, para citar sólo a las cabezas visibles de casi treinta años de entregas, traiciones y cobardías. De “eso”, Dr. Kirchner, los argentinos exigimos que “se hable”. Que se grite, llegado el caso. Dios quiera iluminarlo a usted, para que los argentinos podamos hablar de “eso” con voz muy, muy fuerte, a todo el mundo, urbi et orbi, y que lo tengamos a usted, Presidente, como máximo vocero de un Pueblo que rechaza las cadenas invisibles con la que estamos prisioneros por esa deuda fraudulenta, genocida, monstruosa. Con sus farsas de planes Brady I y II, blindajes financieros, megacanjes I, II y III (el tercero es el que firmaron Lavagna, Nielsen y Prat-Gay hace poco más de cuatro meses), comisiones, cometas, usuras, déficits cero, tablitas, convertibilidades, pesificaciones, corralitos, corralones, nacionalizaciones de deudas de empresarios y bancos, salvatajes, y recontra-salvatajes (siempre de empresas y empresarios locales y foráneos; jamás del sufrido y doliente pueblo)... En fin, Presidente, aunque usted quizás no tenga un plan de gobierno, y aunque toda la “clase dirigente” – la suya, la de la oposición dentro y fuera del PJ, en los partidos políticos de izquierda, derecha, adelante, atrás y los opinólogos mediáticos de alto vuelo salarial – no tengan idea de qué es el Planeamiento Político, queremos alertarle que los poderosos que conducen este Nuevo Orden Mundial desde esa red que conforma el Cerebro del Mundo – el CFR, la Trilateral Commission, Americas Society, el CARI - están permanentemente planificando las medidas políticas, económicas, financieras, mediáticas, militares, comerciales y geopolíticas necesarias para promover con gran fuerza sus intereses. Y esos intereses del Imperio Mundial decididamente abarcan a la Argentina y a todo el continente sudamericano (sino, no sería un imperio mundial, ¿no?). Así que, vayámoslo sabiendo. Tengamos los argentinos – tenga Kirchner – un plan o proyecto nacional, o no; los poderosos sí lo tienen. Y lo vienen ejecutando desde hace décadas, procurando siempre que hubiera gobiernos locales cuya principal característica fuera un alineamiento irrestricto con sus intereses (a la Jorge Videla, Carlos Menem y Fernando de la Rua), y que ninguno jamás, jamás tuviera un auténtico “Plan de Gobierno” centrado en promover el Bien Común de nuestro pueblo y defender del Interés Nacional de nuestro país. Hoy, ese “plan Argentina” de los poderosos del mundo tiene muchas facetas, pero su eje se centra en un objetivo político, claro y terrible: arrastrar a la Argentina hacia sucesivas y crecientemente incontrolables “crisis de deuda externa” hasta que algún día no muy lejano, no nos quede otra opción que aceptar – mansamente, por cierto – que debemos canjear “deuda por territorio”. En una de esas, canjear deuda externa por toda la Patagonia. Y, entonces, la Argentina de la que usted hoy es presidente, no será más. Por más que usted sí quizás podrá entonces – digamos alrededor del año 2014 – usted pueda, digo, postularse para ser presidente de la flamante “República de Patagonia…” 

La palabra, Presidente, la tiene usted.

 Adrian Salbuchi, en el No. 5 de “El Traductor”