por el Prof. Pedro Godoy P.

El 24 de octubre de 1842, desterrado en el Perú, murió el gran patriota americano don Bernardo O’Higgins Riquelme. Al prócer lo empequeñece un pedestal puramente local. Su estatura es iberoamericana. 

En Chile representa la tesis que, después de la gesta emancipadora, se denomina bolivarismo. Como estadista juzga la Independencia un proceso continental. De allí su aplauso a la liberación del archipiélago de Chiloé y el mandato en orden a controlar el Estrecho de Magallanes. 

Como militar ostenta máximos grados en los Ejércitos de Chile, Argentina y Perú. Siempre conserva gratitud por los tercios rioplatenses que posibilitan los triunfos de Chacabuco y Maipú. Su camaradería con el gaucho San Martín es emblemática. En el rol de gobernante gestiona la alianza del Cono Sur con la Gran Colombia. 

En el ostracismo acude a cerrar fila en torno a la bandera del generalísimo Bolívar. Apoya la Confederación Perú-Boliviana oponiéndose a la guerra impulsada desde Santiago por Portales. Asesora al Supremo Protector Andrés Santa Cruz y solidariza con el espíritu de Paucarpata. 

Contribuye a financiar la gira de difusión integracionista del mexicano Juan de Dios Cañedo. Jamás acepta que le confisquen la condecoración confederal que le otorga Palacio Quemado. El afectuoso refugio limeño lo impulsa a proclamar: "soy chileno por nacimiento y peruano por gratitud". 

Por lo mismo que es hondamente criollo es properuano, proargentino, proboliviano, en suma, iberoamericanizante. Su nacionalismo nutrido de semilla y de futuridad no es miope ni mocho, sino visionario y ecuménico.