SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE UN ORGANISMO DE INTELIGENCIA HÁBIL EN LA ARGENTINA

 

por Dr. Juan de Dios Romero (*)

 

Carta Argentina  -  www.cartaargentina.com.ar

 

 

Quizás, muchos especialistas opinaron sobre el tema del titulo, a puertas cerradas.-El motivo: el sigilo .

 

La prudencia expuesta, se me antoja propia de un claustro cuyos miembros se consideran sólo ellos hábiles para estas cosas,.aunque miles de ediciones de miles de autores, se ocuparon en decenas de idiomas (pero, en otros países y no de entre casa) de las cosas importantes y, se ocuparon, seguramente, también de Argentina y de nosotros, como comunidad o sujetos.-

 

No existe un registro de éxitos o fracasos en la materia. Si en otros países. Tampoco nadie intenta hacerlo, quizás por temor a ser señalados como gente rara o que suda desconfianza, salvo que se trate de  un extranjero, que entonces es escuchado con cierto respeto, porque aquí en Argentina estas cosas no ocurren... Quizás. Y es tranquilizador verlo de esta forma porque no quedan interrogantes para guardar o sostener.- Es un tema tabú, marginal, propio de gente distinta o rara, cuya vida no es posible imaginar sin medirse uno mismo respecto a ella. Y, esto es inquietante.

 

Me preocupan estos temas porque salvo en muy contadísimas oportunidades alguien expone estas inquietudes y no se conoce de ningún lugar d estudios donde desarrollar seria y metódicamente el rubro.

 

A mi siempre me ha dado la impresión de que las personas que se dedican a esto por un sueldo, inicialmente rumbeaban para otros lados y las circunstancias los empujaron a ser este tipo de empleados sin ser ello un proyecto de vida. Salvo el caso de alguno que otro idealista, que todo indica no existe en Argentina y a nadie le importa.-

 

Por lo que he leído durante décadas, en países muy industrializados o poderosos - para decirlo en forma directa -, las personas que están a cargo de este tipo de responsabilidades duran en las mismas mucho más que lo que mide el cargo de cualquier legislador, sea éste nacional, provincial o municipal, situación molesta e inquietante porque da la idea de una perdurabilidad a la que el almanaque no toca.-

 

Pero para que ello ocurra debe haber algo más sólido que esa permanencia, que es lo que la posibilita. En mi opinión, ese “algo” es un proyecto de país ya terminado de elaborar como tal por quienes disponen cómo hacerlo y cómo mantenerlo, cualesquiera sean los cambios muy esenciales de la vida pública en la comunidad que contiene ese proyecto.

 

Se me antoja que este proyecto, en realidad, tiene varias dimensiones. Una temporal, otra espacial y otra coyuntural y de allí se infiere posiblemente lo que se considera vital para hacerlo permanente, o bastante permanente, lo que contribuye luego a poder medirse cual es la extensión y densidad de algunas prioridades sin que éstas estén sujetas al sufragio publico cotidiano o periódico de la gente. Porque de otra manera no se podría construir. No se podría construir ni el propósito de su abordaje.-

 

La extensión de los intereses se infiere de la anticipación de oportunidades y problemas próximos (cuanto menos próximos, mejor, si se tiene bastante certeza) Y ello implica  llegar a conocer cómo le es útil a los argentinos que determinados tipos de conflictos o problemas, quizás geográficamente lejanos, deban resolverse según los propios intereses. Y ésto es un grave problema: Para nosotros, no para ellos.-

 

No conozco en Argentina ninguna obra  que contenga el núcleo de las experiencias más centrales de quienes alguna ves se ocuparon de manejar estos temas en una máxima jerarquía dentro del organigrama de gobierno. Quizás se deba a que los partícipes no han tenido voluntad para perduran o para someterse a una disciplina que va mucho mas allá de lo domestico y su política pública.-

 

El común de las personas dibujan a alguien de aspecto sombrío o reprochable si tuvieran que describir a un jefe de inteligencia. No es así en países con tradición dominante. Precisamente porque lo dominante, para serlo, se ha nutrido de ésta actividad que todo el mundo se empeña en negar y devaluar. Los que ejercen el dominio, no.-

 

Sin un proyecto de nación perdurable, soportable y perfeccionable en el curso de su vida, la actividad de inteligencia está destinada a lo pasajero, está destinada a agotarse en el inicio de su desarrollo, porque nadie jugará todo el destino de toda su vida a costa de sólo una situación pasajera.- 

 

Lo que si ha quedado claro en casi todo el mundo, es que ningún sistema o máquina puede reemplazar a una persona. Sobre todo si esa persona está más que convencida de lo vital de su actividad y, para ello deben existir motivaciones fuertes que perduren mas allá de su vida alimentando a otros que le sigan.

 

Esto está aún en pañales en nuestro país.-Pero nada impide hablar sobre ello, sobre todo porque puede ser que alguien lea lo que se dice y reflexione con mayor potencia de análisis y esto a su vez motive luego el carácter y el temperamento y las cualidades de otros que sí pueden construir lo que una Nación necesita en estos temas.-

 

Las personas más interesadas en que los argentinos no hablemos de esto, son los que ya lo tienen. Y no lo tienen por malvados o mas inteligentes, lo tienen porque han partido por ese camino hacia la construcción de una idea: la de que ellos son mejores !.-

 

Así de simple lo veo, y aunque peligroso, se que todo esto es un monólogo, que algún día podría será una discusión o al menos un diálogo, sobre todo entre políticos orgullosos de serlo; quizás arribemos alguna vez a ello y este tema sea algo en el que la violencia no sea un común denominador.-

 

 

(*) Abogado, articulista, funcionario de la Comisión Nacional de Comunicaciones

 

 

Ver además: "La Comisión Nacional de Comunicaciones en el marco territorial federal, tecnológico y cultural" y otros artículos de Juan de Dios Romero