En estos días que se festeja el día del periodista hemos podido recatar para Internet pasándolo a computadora un viejo texto escrito en 1994 en homenajea e Enrique P. Osés el periodista director de los diarios Crisol, El Pampero y El Federal que fuera el máximo teórico del "nacionalismo popular revolucionario". AB

ENRIQUE OSÉS:  UN HOMBRE CONTRA EL RÉGIMEN

por Alberto Buela (*)

 

Noticias bio-bibliográficas

Nace Enrique Pedro Osés en la ciudad de Buenos Aires el 29 de junio de 1899. Hijo de Juan Osés y de Regina Cassina. Tuvo dos hermanos Ángel y Sara Beatriz. Desde su primera juventud como crítico de arte actividad que cede paso, paulatinamente, a su labor de periodista combativo. Se casa con Manuela Suárez sin tener descendencia.

Osés se destaca con todo su esplendor en la década que va de 1931 a 1941. En este período funda y conduce los Crisol, El Pampero y El Federal, además de otros menores como La Maroma.

Su obra escrita se destaca como producción de denuncia y anunciación de la Revolución del 4 de junio de 1943.

Sus escritos son: Medios y fines del nacionalismo (1941) y Cuadernos nacionalistas (1941), que incluyen sus artículos más memorables como: Esto se acaba; Antes que la constitución fue la nación; La vuelta de la noria; Qué imbéciles pluscuamperfectos y Cuando la patria grite ¡Ahora yo!.

A partir del triunfo de la Revolución Nacional por él tantas veces anunciada, Osés se retira a la actividad privada destacándose como empresario papelero a través de la compañía Celulosa Río Segundo S.A.

En uno de sus últimos escritos, la respuesta al diputado Santander aparecida en el periódico Firmeza el 20/9/50, Osés da las razones de su alejamiento: “El régimen actual (el peronismo) que no se halla en discusión ahora, concretó en realizaciones muchas de las ardientes campañas de El Pampero”.

Fallece en la ciudad de Buenos Aires el 11 de diciembre de 1954, sus restos fueron despedidos por el poeta catamarqueño Juan Oscar Ponferrada.

 

Sus trabajos y sus luchas

Conmemorar a un hombre como Enrique P. Osés no es tarea fácil. (1) Y dos son los motivos principales la empresa que nos proponemos. Primero su lucha y su prédica afectaron muchos y poderosos intereses. Y segundo, la tarea de silenciamiento y de ocultamiento de su persona y su obra por parte de esos grandes enemigos. Pruebas al canto, no existe ninguna necrológica de Osés, salvo la del Instituto Juan Manuel de Rosas llevada a cabo casi un año después de su fallecimiento. Pero no nos detengamos en los que están próximos, no es nuestra intención avivar brasas. Vayamos al grano.

Enrique P. Osés es el fundador del nacionalismo popular en Argentina. Y lo funda desde sí mismo, a través del rescate del pasado hispano criollo de nuestro pueblo y sus luchas.

Osés analiza críticamente a la democracia de la Década Infame porque ella era en nuestro país,  tal como se encontraba estructurado, un mecanismo de dominación. Él propone el “Nacionalismo popular Revolucionario” como cambio total de las estructuras e instituciones del Estado demo-liberal argentino. (2)

El nacionalismo adquiere en Osés dimensión política en tanto se lo entiende como revolucionario. Esto quiere decir que propone el cambio de un régimen político por otro. El que propone Osés es de neto corte comunitario y social. 

Se ha dicho, con acierto, que El Pampero fue el diario de la Revolución del 4 de junio de 1943, y Osés, siendo su director, alentó con todas sus fuerzas el pronunciamiento militar. Pero como observara Mirabeau: “la revolución como Saturno se devora sus hijos”. Así Osés fue lenta y paulatinamente devorado por la revolución que alentara. Claro que en este caso el protagonista se deja devorar porque ve cumplidos los objetivos de su lucha político periodística. La Revolución   y sobre todo el gobierno peronista (1946-52) le devora los objetivos, como explícitamente lo hace notar él mismo en su carta a Santander mencionada anteriormente: “La recuperación de nuestros medios de vida propios – energía, servicios públicos, transportes- por la absorción de las deudas y empréstitos con el exterior, por la reconquista de nuestros elementos de producción, por el control de nuestro mercado interno, por la elevación del standard de vida de los argentinos. Eso solo justifica los cinco años del Pampero y que el actual gobierno ha realizado. Y lo que resta realizar no hará sino completar la justificación”.

Afirmamos de entrada que conmemorar a Osés  no es tarea fácil. Las colecciones de Crisol, El Pampero y El Federal, diarios fundados por él, prácticamente han desaparecido. Se estiman entre 2.600 a 2.800 artículos los publicados por Osés o bajo su pseudónimo. En cuanto a los Cuadernos Nacionalistas han corrido igual suerte, salvo dos: Esto se acaba y Antes que la Constitución está la nación. Como publicación hoy accesible tenemos sólo Medios y fines del nacionalismo editada en 1941 y reeditada en 1968. En realidad ésta es su Diario de la cárcel a la manera del nacionalismo rumano Cornelius Zelea Codreanu.

Brevemente podemos decir que Crisol representa la etapa docente, doctrinaria, la de los planteos fundamentales de “la revolución nacionalista”. Va plateando una a una las razones nacionales que motivarán una política revolucionaria: la dominación imperialista, la complicidad oligárquica, la falacia del régimen y sus partidos, el envilecimiento de las leyes y de las instituciones, el mito farisaico del cuarto poder servidor de los intereses ajenos al país, la falsificación de la historia, el fariseísmo de los mentores espirituales del pueblo, el abandono del hombre argentino, la acción de las logias internacionales, la incuria administrativa, el fraude político, y todas y cada una de las calamidades nacionales que entonces, como ahora, se encarnaban en hombres y en intereses poderosísimos. Todos ellos van a ser atacados por este nuevo Quijote que pluma en mano, desde las dos páginas apretadas de Crisol se lanza contra la Prensa. Destapa la terrible e ignorada verdad oligárquica, pulveriza a Sarmiento, a la escuela laica, al liberalismo. Denuncia la complicidad de los curiales, se yergue frente a la justicia y la Suprema Corte , frente a los gabinetes entreguistas de Justo, frente al pacifismo megalómano de Saavedra Lamas, frente a la entrega ignominiosa de la Corporación de Transportes. Y lo que es más importante, promete a las nuevas generaciones una revolución verdadera, una revolución profunda que ha terminar con estas lacras de una vez y para siempre. Y en esta acción recibe el testimonio de la cerrada enemistad del régimen que llega a encarcelarlo oprobiosamente. Estos mismos poderosos enemigos que él, y luego el gobierno de Perón doblegaron, son los mismos que lo demonizaron como nazi después de muerto (3), cuando él sólo fue el teórico más vehemente que tuvo la “revolución nacional”.

El Pampero, a su vez, señala la maduración política del movimiento nacionalista. Un diario que se extiende a cien mil lectores, cifra inmensa para la época, y que apoyándose en el comentario de los hechos cotidianos va precisando la doctrina nacional.

Las consignas nacionalistas ganan así la validez de lo multitudinario, el Movimiento se reproduce incansablemente hasta en los más lejanos rincones del país, y a todas partes viaja Osés, llevando con su palabra el fuego de los ideales nacionales que enciende fogones por toda la Patria.

Se apoya la campaña a favor de la neutralidad en la Guerra Mundial. Se denuncian los negociados y las tropelías del régimen, y así los partidos "palomarescos y cajistas" (4) señalados, inventan una persecución democrática, un comité investigador de las actividades antiargentinas, que se defiende de las acusaciones lanzando el mote de nazis a todos los argentinos revolucionarios. En esta acción Enrique P. Osés es perseguido por la justicia. Se le acumulan juicios por desacato, por calumnias, por injurias. Se lo quiere quebrar. Todo resulta inútil. Se acumulan procesos para que no salga más de la cárcel pero la justicia puede más que el odio y Osés recupera la libertad. Y en un multitudinario y apoteótico acto en el Teatro Nacional los estigmatiza para siempre a los hombres del régimen cuando comienza su pieza oratoria: “¡ Qué imbéciles pluscuamperfectos!”, los que desde hace ya años y con una saña que va centuplicándose a medida que se acerca el fin, se han dado a la tarea de perseguirnos”.

Finalmente El Federal significa el disconformismo intransigente con el nuevo mundo, el mundo de postguerra, sometido a la férula de las potencias anglosajonas.

Enrique Pedro Osés es el definidor exacto del Nacionalismo Popular desde la tradición hispano criolla. Cuando en los años 1932 al 36 el movimiento nacionalista sufre las consecuencias de la imprecisión doctrinaria, y los grupos supérstites de la desdichada revolución septembrina de 1930 manejan un discurso exclusivamente patriotero y anticomunista sin proponerse finalidades nacionales más amplias, ni pretender otra revolución que un golpe de Estado autoritario por el autoritarismo mismo, es Osés, quien empeñado en polémica memorable con "Bandera Argentina" (5), pone en claro la esencia revolucionaria del nacionalismo argentino.

Ante el triste espectáculo de la bautizada por José Luis Torres, otro ilustre silenciado, como la Década Infame , Osés afirma: “El nacionalismo camaradas no tiene otra misión que la que se ha impuesto. Ha proclamado que deben cambiarse las instituciones de la República , y no puede aceptar ingresar en ellas, cuando ya están cayéndose a pedazos, par salvarlas. Ha proclamado que debe darse vuelta todo el sistema económico del país y no puede ahora, apuntalar un sistema que está dando sus últimas boqueadas. Ha proclamado que deben concluir todos los partidos políticos, absolutamente todos, y no puede ahora acollararse con ninguno. Ha proclamado que tiene una fuerza popular, que tiene un elenco de hombres nuevos, que tiene su conducta, que tiene la solución integral a los males de la Patria y no puede colaborar con el pasado ni con el presente, porque eso sería traicionarnos a nosotros mismos y traicionar la integridad de nuestra doctrina. No necesitamos alianzas con nadie”.

 

 (*) alberto.buela@gmail.com   www.disenso.org


(1) Este trabajo fue escrito y publicado en 1994, cuando se creó la Comisión de Homenaje a instancia de sus viejos amigos supérstites entre los cuales se destacó Horacio Bordo.

(2) En 1942 aparecerá la crítica politológica más demoledora de la literatura argentina al Estado de derecho liberal- burgués en la obra homónima de Arturo Sampay, el padrino del constitucionalismo social.

(3) Un perverso y miserable Daniel Lvovich, su apellido lo vende, ha sostenido la falacia de que a Osés le pagaban los nazis cuando lo que tuvo siempre Osés fue una solemne pobreza.

(4) Se refiere al negociado de la venta de tierras públicas del Palomar, origen de la fortuna de Roberto Noble y, por ende, del diario Clarín y al negociado de la Chade que con las coimas se compró la casa Radical.

(5) Periódico dirigido por Juan Carulla sostenedor de un nacionalismo mussoliniano y septembrino.