Revista Siempre!, 25 de junio de 2006.

(Habrá que instalar muchas papeleras? :) ....

Dar lustre a la democracia
Papel higiénico a quien vote en el DF

Por José Luis Ontiveros

En el aluvión de información sobre la diosa democracia y sus predilecciones, que se caracterizan por su volatilidad y fluctuación, lo que no deja de ser paradójico, pues se trata al fin de cuentas de hacer valer por el igualitarismo a la idiotez con la inteligencia, punto que ya destaca Platón, se han perfilado nuevas prebendas por la autoridad electoral del Distrito Federal, que bien pudieran favorecer con sus beneméritas medidas no sólo a los habitantes de Chinlangostitlán sino de la aldea Tenochca.

Al parecer, a falta de multar a los ciudadanos remisos por no creer en las virtudes teologales de la diosa democracia, como suele ocurrir en democracias coactivas, donde se condena la objeción de conciencia sobre el montaje de que el número determina quién es el mejor o el menos malo, se ha pensado en recompensar simbólicamente a los ciudadanos cumplidores de su deber cívico como el hecho de ir a una urna y depositar papeletas con propiedades taumatúrgicas.

Así que entre las promociones para quien muestre su credencial con las marcas exigibles y su dedito con la tinta indeleble, infalsificable y virginal, ya que por milagro se mantiene, así pese a los muchos dedazos que se le den, ya que resiste cualquier tentación, se le darán rebajas en los restaurantes, en diversas tiendas y quizá hasta en el cine, con chamois y refrescos.

Todo ello es laudable y cDEFANGED_Onmovedor, así que propongo que se haga una rebaja general del papel higiénico, artículo de uso necesario y diario, pese a los estreñidos, para que el cumplimiento con los deberes que implica la diosa democracia, pueda tener un final feliz que es garantizar el lustre, brillantez y limpieza de esa parte secreta de cada personalidad, tan íntima como que el voto es secreto.

Ya el genial Quevedo, que ha sido uno de los más destacados estudiosos de la escatología como su célebre y muy justificado Elogio del culo —lectura que debería ser obligatoria para los demócratas de tiempo completo, dada sus inmejorables lecciones que mucho pueden servir al civismo, materia que ha sido relegada por la anticivil derechona— explica que el culo es importante tanto para plebeyos como para príncipes, para villanos e hidalgos, para iletrados y doctos, en fin, es un bien común democrático, mas no intercambiable.

Cuando cada ciudadano cuide el que le corresponde dándole resplandor, habremos avanzado mucho en materia democrática y su diosa ya no necesitará tener que esconderlo de sus ingratos detractares.