A LA BÚSQUEDA DEL RUMBO PERDIDO

 

por  Juan Gabriel Labaké  -  jglabake@telviso.com.ar

 

Mi último Mensaje a la Red tiene fecha 09-06-08. He guardado silencio en estos dos meses porque, luego de haber escrito la primera parte de aquellas “Reflexiones al borde del abismo (o del manicomio)”, y en vista del cariz que tomaba la increíble “pelea” del gobierno con una buena parte de la sociedad nacional, temí que el título de  la segunda parte fuera “Reflexiones desde el abismo (o desde el manicomio)”. Un oportuno viaje me permitió dilatar dos semanas más mi “saludable” silencio. Ahora puedo escribir o reflexionar ante un nuevo panorama, porque gracias a Dios (… y a Cobos y a una veintena de senadores y diputados peronistas que todavía conserva alguna capacidad de rebeldía ante el absurdo) el país tiene aún una oportunidad de volver a la sensatez, es decir de encontrar (o reencontrar) el rumbo perdido. No es que fantasee con que lo lograremos con seguridad y menos con facilidad, al contrario, creo que nos espera un camino muy espinoso. Pero al menos aún respiramos, todavía  hay esperanzas. Con esta nota trato de aportar mi grano de arena para que esa esperanza crezca hasta fructificar.

 

El primer paso a dar en ese camino es convencernos todos (incluida la Sra. de Kirchner y su esposo) de que el actual gobierno debe terminar su legítimo mandato constitucional el 10 de diciembre de 2011. Ni un día antes.

 

El segundo paso es percatarnos de que, tal como vamos, será muy difícil que lo termine en esa fecha.

 

El tercer paso es sincerarnos y volver a pisar tierra: ningún país puede sobrevivir (no ya progresar y desarrollarse) si la gente está enfrentada con su gobierno y el gobierno enfrenta a la gente por autismo, por empecinamiento o por lo  que fuere; si el capricho no deja lugar a la grandeza de espíritu y a la sensatez; si el deseo de diálogo es sólo una pose ante la prensa, mientras se cargan los cañones para la batalla; si las concertaciones se desconciertan y se dividen y subdividen y, en el colmo del autismo,  siguen llamándose concertaciones; si el organismo encargado de contar los porotos de la economía inventa y tergiversa los datos (es decir, se miente a sí  mismo, y patológicamente cree su propia mentira); si el radicalismo ya no es yrigoyenista, el peronismo se olvida de ser peronista y prefiere cumplir con la formalidad vacía de los mitos y no con el pensamiento político de su fundador, el socialismo cree más en la mano invisible del mercado que en la utopía, los gremialistas esperan la lisonja presidencial con más fervor que la aprobación de sus bases, y los empresarios se apresuran a  resfriarse a coro cuando algún ministro estornuda. En otras palabras, no se trata de echarle toda la culpa al gobierno para dormir tranquilos. Si hemos descendido hasta el noveno círculo del infierno, es porque la falla anida en muchos y variados lugares, no sólo en la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, aunque es justo reconocer que el forúnculo tiene su epicentro en los despachos oficiales.

 

De ahí en más, necesitamos dedicarnos a analizar y resolver los verdaderos problemas y a mirar hacia el futuro, porque el mundo nos está pasando por encima, y lo más grave es que no lo percibimos. En los últimos tiempos me ha tocado en suerte conocer China, pasar por los Emiratos Árabes Unidos (Dubai), y volver una vez más a Europa. Es otro mundo, que cada día nos deja más atrás en la historia. Al contemplar el abismo que se está creando entre ese nuevo mundo y nosotros, y comprobar que, a pesar de ello, seguimos mirándonos el ombligo, la convicción se afirma: no sólo el gobierno muestra peligrosos síntomas de autismo, sino también muchos otros sectores de la dirigencia argentina.

 

Quizás hoy más que nunca sea indispensable crear un Consejo Nacional de Estrategia, que alerte periódicamente a los gobernantes, políticos, empresarios, gremialistas, etc., sobre el rumbo por donde discurre el futuro del planeta, del cual no podremos evadirnos. Hace al menos 25 años que lo propongo a los más diversos sectores. Siempre, aún hoy, la respuesta tipo que he recibido puede sintetizarse en la gastada frase: “Ahora no, porque estamos absorbidos por la coyuntura. Dejálo para más adelante…” Recuerdo que a finales de la década del ’80 me visitaron los dirigentes de la Unión Industrial de un partido del conurbano bonaerense. Les hablé de este tema. Uno de ellos fue muy gráfico: “Eso está muy lindo, pero ahora debemos concentrarnos en lograr una cambio competitivo frente a Brasil”. Y se fueron en  busca de algún funcionario que devaluara el peso para salir del paso… Igual que hoy.

 

Hablamos mucho del ”milagro brasilero”. No hay ningún milagro, es todo natural: hace más de 40 años sus dirigentes adoptaron la clarividente estrategia nacional concebida por el  general Golbery da Couto e Silva, y desde entonces la aplican a rajatablas los militares y los políticos supuestamente de “izquierda” y los de “derecha”, los Lula y los Cardozo. 

 

El autismo de la dirigencia y la falta de una estrategia nacional (que son, al fin y al cabo, las dos caras de la misma moneda), han permitido que en estos días:

 

1.- Nuestro mejor amigo nos cobrara la usuraria tasa del 15% para comprarnos bonos estatales por mil millones de dólares, y debiéramos aceptarlo porque nadie más quiere comprarnos bonos de ninguna naturaleza

2.- Nos viéramos obligados a emitir esos bonos porque estamos entrando en zona de turbulencia para cumplir con los compromisos de la deuda externa… a menos de  cuatro años de haberla solucionado “para siempre”.

3.- El riesgo país superara largamente la barrera de los 1.000 puntos, a pesar de tener una reserva de 47.000 millones de dólares en el Banco Central.

4.- La inflación real esté ya entre el 25% y el 30% anual, a pesar de que el INDEC del señor Guillermo Moreno jure que no pasa del 8%.

5.- Ya comenzaran los aumentos de tarifas de los servicios públicos (justos o no,  ése es otro tema) lo cual ayudará a la inflación tal como lo hace un balde de nafta con un incendio.

6.- La economía se esté “enfriando”, la construcción haya tenido una baja del 6,5% en el último trimestre, los gremios sientan el impacto de la inflación (ésa que para el INDEC no existe) y se apresten a pedir otro indispensable aumento salarial… Otro balde de nafta inevitable.

 

El autismo puede soplarnos al oído que esas son cifras dadas por  los grandes bancos y las  consultoras internacionales.  Por la oligarquía internacional. Y nosotros le creeremos a nuestro autismo para no alterar la siesta, sin darnos cuenta de que no interesa quien es el cartero, sino si el contenido de la carta es real o no. Desgraciadamente lo es, aunque ello nos disguste y corte nuestra digestión.

 

Cuando el autismo general anida en el peronismo, las cosas empeoran más aún. Guste o no, sea bueno o malo, lo cierto es que difícilmente la Argentina pueda ser gobernada por un largo tiempo sin el peronismo. Los militares (Lonardi, Aramburu, Rojas, Onganía, Lanuse, Videla, Massera, Viola, etc.) y los radicales (Frondizi, Alfonsín y De la Rúa) lo comprobaron a un costo altísimo.

 

De modo que, cuando fallan los peronistas, las consecuencias las sufren, no sólo ellos, sino el país todo. Hoy la situación es más delicada: ha fallado la dirigencia peronista, y también la radical y la “progre”.

 

Ante los papelones de la dirigencia “populista”, la “derecha” económica espera su turno. Conviene no olvidarlo, ni negarlo en un nuevo acto de autismo irresponsable.

 

Del Viso, 9 de agosto de 2008.