ISRAEL EN LA PICOTA PÚBLICA

Fuente: Yadira Cruz, Agencia Prensa Latina - México

 

Denuncias de entidades humanitarias colocaron al gobierno israelí en la estacada como máximo violador de los derechos humanos en el año último y lo que va del actual.

Las afirmaciones se basan en los crímenes de guerra, torturas y ataques de Tel Aviv, aparecidas en un documento de Amnistía Internacional (AI), una agrupación de la cual no puede sospecharse que tenga antipatías conceptuales con Estados Unidos e Israel.

Las matanzas en Sabra y Shatila, en la Franja de Gaza, Cisjordania y la reciente agresión contra el Líbano son expresión de una política, llevada de conjunto con Estados Unidos y ante cuya impunidad la opinión pública mundial ha quedado atónita.

Varias denuncias y condenas de la ONU y la comunidad internacional han resultado impotentes para detener la agresividad israelí, que, valga decirlo, salió mal parada de su aventura libanesa el verano (boreal) pasado.

La manifestación más reciente de esa estrategia son los ataques aéreos y terrestres en la Franja esta última semana, los arrestos masivos de miembros de Hamas y asesinatos selectivos contra personalidades nacionalistas.

Días atrás, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y otros funcionarios de su Gobierno amenazaron de manera reiterada con ultimar al jefe político del movimiento islámico en el exilio, Jaled Mechal, y al jefe de gabinete palestino, Ismail Haniye.

No sería la primera vez en el caso de Mechal, a quien el Mossad trató de liquidar en un atentado con gas letal cuando el dirigente de Hamas residía en Jordania, lo que ocasionó una crisis diplomática entre el reino hachemita y Tel Aviv.

El reporte alude asimismo a los deliberados ataques contra zonas civiles durante la invasión contra el Líbano en julio de 2006.

Las fuerzas del Tsahal bombardearon durante 34 días de manera indiscriminada y desproporcionada, con fósforo blanco y bombas de racimo cerca de 170 poblados libaneses; no se descarta que, incluso, hayan empleado armas cargadas con uranio empobrecido

Meses después de terminado el conflicto decenas de personas siguen siendo víctimas de los proyectiles de racimo sembrados en el sur del país por la aviación israelí.

Al menos mil 187 muertos, cuatro mil 60 heridos y 256 mil desplazados fue el saldo mas trágico de la guerra, amén de cuantiosos daños materiales.

Cerca de 660 palestinos, entre ellos 141 menores, murieron en Cisjordania y la Franja de Gaza en el 2006 por la acción represiva de las tropas del Tsahal, confirmó Betselem, una organización humanitaria israelí.

Más de nueve mil, entre ellos 345 adolescentes, están internados en cárceles de Israel y son víctimas de torturas físicas y psicológicas, según testimonios dignos de crédito.

El reporte de Betselem va más allá y avala denuncias en el sentido de que los prisioneros son golpeados y humillados para "ablandarlos", antes de que el Shin Beth, la policía política interna, los interrogue.

Una información del influyente diario israelí Haaretz, reveló que los interrogadores disfrutan al aplicar las torturas.

La realidad de hoy en la Franja de Gaza no difiere de la de 2006 cuando Israel lanzó la operación "Lluvias de verano" que causó el mayor número de víctimas de ese año y triplicó la cifra del anterior.

Sólo en los últimos nueve días 37 personas perecieron y centenares resultaron heridas por el fuego artillero y bombardeos de la aviación israelí en la Franja, según el Centro Palestino de Derechos Humanos.

El Comité Internacional de la Cruz Roja, que observa el cumplimiento de la ley humanitaria según la Convención de Ginebra de 1949, acusó a Israel de una "indiferencia general" hacia sus obligaciones respecto la ley humanitaria internacional.

En un informe sobre la situación en Jerusalén Este publicado en el diario The New York Times, el Comité afirmó que Tel Aviv actúa como potencia ocupante al favorecer los intereses de su población en detrimento de la del territorio ocupado.

Con la construcción de un muro de separación y el establecimiento de asentamientos más allá de sus límites, Israel provoca el aislamiento de palestinos que viven en Jerusalén y dificulta el acceso de estos a los servicios básicos, añade el texto.

Según datos de la ONU en la actualidad existen 546 puestos de control, 44 por ciento más que en noviembre de 2005, cuando se firmó el Acuerdo de Movimiento y Acceso entre ambas partes.

El pasado 13 de mayo, durante una ceremonia por el 40 aniversario de la ocupación de Jerusalén Este, Olmert declaró: "fundaremos nuevos barrios y extenderemos el control sobre la Ciudad Santa y esperamos que sea reconocida como la capital del Estado".

Durante 40 años, cerca de 200 mil israelíes se han mudado a los vecindarios construidos en los territorios ocupados de esa ciudad; 20 mil viviendas serán construidas en los próximos meses, anunció el gobierno.

Líderes palestinos consideran esa política otro obstáculo para el estancado proceso de paz, basado en el plan de paz árabe propuesto por Arabia Saudita en una cima de la Liga Arabe en el 2002 y retomado durante la cumbre de Riad el pasado mes de marzo.

El esquema parte del principio de tierra por paz e implica el reconocimiento del Estado Israelí por los países árabes a cambio de la restauración de las fronteras anteriores a la guerra de junio de 1967.

El ministro de Información palestino, Mustafa Barghuti, denunció las violaciones por Israel de las leyes internacionales y la impunidad con que ha actuado durante años.

Si no se sintiera protegido nada de esto pasaría, dijo.