LA POLÍTICA ES EL ARTE DE HACER POSIBLE LO NECESARIO

por Alberto Buela

 

Desde Gottfried Leibniz(1646-1716), el último sabio completo que dio Occidente, pues se destacó con aportes e invenciones originalísimas en teología, filosofía, matemática, física, biología, derecho, geología, astronomía, ingeniería, ciencias de la información, historia, filosofía.

De este último gran sabio, quien totalizó el saber de su tiempo en una sola  persona, repetimos a menudo su definición de la política como el arte de lo posible.  

Los manuales al uso de esta nueva ciencia: la politología, practicada por los cientistas políticos o politólogos la dan como un hecho cierto, como una verdad que cae por su propio peso. Como algo sabido, como evidente y sin mayores consideraciones.

Tuvieron que pasar casi 250 años para que un pensador político de fuste, hoy demonizado, como Charles Maurras (1868-1952), revisara críticamente dicha definición, y  así propusiera definir la política como el arte de hacer posible lo necesario.

Es que Maurras piensa la política como ciencia arquitectónica de la sociedad, la piensa como el saber anterior a todo otro saber y fundante, su expresión más conocida es politique d´abord, la política antes que nada.

Observemos como la categoría de lo necesario, esto es, aquello que no puede ser de otra manera, agregada a la de posible,  libera a la política de su carácter idealista o ilustrado para trasladarla hacia un realismo político, encarnando sus acciones en los problemas y en las cosas mismas.

En Argentina Evita supo realizar un juicio similar al declarar públicamente: Allí donde hay una necesidad hay un derecho.

Y este es el fundamento último de todo realismo político, la vinculación de lo posible a lo necesario.

Este anclaje de lo posible en lo necesario, esta búsqueda de dar satisfacción a aquello que se necesita, este tener en cuenta las condiciones real-concretas del fenómeno político es la norma que guía a todo el denominado realismo político que ha tenido en el siglo XX expositores de la talla de Schmitt, Morgenthau, Freund, Maranini, Miglio, Fernández de la Mora, Waltz, Arón, Maffesoli, entre otros.

Un estudioso destacado y brillante sobre estos temas, Alessandro Campi ha definido el realista político así: “no es conservador ni reaccionario, no defiende el status quo y mucho menos añora el pasado. El verdadero realista utiliza la historia no solo para comprender mejor el pasado sino también, y sobre todo, para representarse mejor el futuro y posee la conciencia de que nada es eterno en política" (1)

Es que la política como el arte de hacer posible lo necesario para una comunidad nos está obligando a realizar las acciones conducentes y no simplemente declamativas o ilusorias.

El filósofo español no conformista, Gustavo Bueno, nos ilustra con su último libro Zapatero y el pensamiento Alicia acerca de esta distinción fundamental entre política realista e ideología ilustrada.

Esta discriminación  nos obliga a pensar a partir de nuestras necesidades y de la necesidades de los otros. No podemos diluirnos en un accionar inoperante en vista a utopías tan caras a la modernidad y la mentalidad ilustrada.

Otro filósofo, Max Scheler, sostuvo que sabemos de la existencia de la realidad por su impulso de resistencia. Está ahí  y no nos deja pasar. Así la necesidad en política es aquello que está ahí, que reclama nuestra acción para poder sobrellevarla y superarla. Y en eso consiste la política “en hacer posible lo necesario”, de lo contrario nos podemos quedar y demorar en la sola y mera posibilidad de lo posible.

Es cierto que el llamado a la necesidad recorta en la acción política a la utopía pero, también es cierto, que esta necesidad es la que le da encarnadura a esa misma acción.

La vinculación entre lo posible y lo necesario, la dependencia de la primera categoría respecto de la segunda es una de las intuiciones más geniales de la politología contemporánea, debida al genio del penseur de Martigues. (2)


[1] Campi, Alessandro: El realismo político ante la crisis de estatalidad, en revista Empresas Políticas N° 2, Murcia, 2003, p.19

[2] Quien desee profundizar el tema está obligado a consultar el libro del silenciado filósofo Pierre Boutang: Maurras, la destinée et l´oeuvre, Plon, París, 1984