YO TENÍA UN CAMARADA: JUAN QUERALTÓ

por Federico Rivanera Carlés

 

El sábado 8 de agosto de 1987, fallecía de cáncer Juan Queraltó, a los 75 años. El legendario Jefe de la gloriosa Alianza Libertadora Nacionalista es, sin duda, el más grande organizador de la época fundacional del Nacionalismo Argentino, así como uno de sus más sacrificados luchadores.

En setiembre de 1937 Queraltó fundó en un humilde local cedido por la Legión Cívica Argentina (honesta pero reaccionaria organización de carácter seudofascista), la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios. En pocos meses UNES se desarrolló de manera tal e incorporó a numerosos jóvenes trabajadores, que hubo que cambiar su denominación por el de Alianza de la Juventud Nacionalista.

El primero de mayo siguiente Queraltó decidió quebrar el monopolio rojo y llevó a cabo en Av. Santa Fé, la Marcha del Trabajo Nacionalista, la que constituyó un éxito rotundo. Queraltó quería realizarla en Av. de Mayo, pero se lo prohibió el jefe de policía para evitar choques con los izquierdistas.

El movimiento se extendió por todas partes, pues el pueblo argentino advirtió que el Nacionalismo, social y revolucionario, era la única bandera de su liberación. El primero de mayo de 1943 -ya con su famoso nombre de ALIANZA LIBERTADORA NACIONALISTA-, efectuó la mayor concentración nacionalista de todos los tiempos: 100.000 patriotas desfilaron desde Coronel Diaz hasta Plaza San Martín, mostrando al mundo que nuestro pueblo había despertado y luchaba por su libertad. Pocos días despues, el 4 de junio, caía el sistema oprobioso y cipayo. El Nacionalismo se disponía a marchar sobre Roma....

Lamentablemente no fue así. Surgió Perón y prometió a Queraltó que realizaría la anhelada Revolución. Lo demás es conocido: el peronismo tomó algunos puntos básicos del ideario aliancista y los realizó en forma parcial y defectuosa. No fue revolucionario sino reformista.

Más allá de ese error, Queraltó, un gigante de diminuta talla, quedará en la historia grande de la Patria Argentina. Por su entrega absoluta al Ideal, su militancia sacrificada y heroica y por sus sobresalientes dotes de organizador incansable.

Con Juan Queraltó se fue un período glorioso del Nacionalismo. En este tiempo de verborrágicos y cobardes sabihondos, nos conformaríamos que surja un hombre -sólo uno- del temple de Juan Queraltó. Que estará PRESENTE en el corazón de todos los nacionalistas de ley, "hasta que la muerte nos separe de la lucha y nos una en la Eternidad". El único homenaje que puede aceptar Queraltó desde la Gloria, es que combatamos hasta la muerte por los sacrosantos postulados de la Revolución Nacionalista, es decir, de la libertad de nuestra Argentina.