EL ANÁLISIS DE FEDERICO PERALTA RAMOS

por Correo de Buenos Aires   -  http://www.correodebuenosaires.com.ar/

 

Argentina, según dicen muchos, se encuentra convulsionada. Para peor, la Casa Rosada cree una vez más, como desde seis años a la fecha, que existen grupos con intenciones golpistas aunque ahora es más fino, delicado, decir "destituyentes". Insistimos con eso de que para comprender lo que sucede en estas latitudes hay que vivir aquí. "Acá", diría Federico Peralta Ramos que después de escribir su Poema a la Bicicleta sería el más capacitado para analizar la actual realidad argentina. Esa obra, quizás señera del realismo mágico tenuemente latinoamericano, decía: "He decidido no andar más en bicicleta porque no me cabe en el taxi".

Así el país tiene, debido al proceso inflacionario, dos Presidentes esposados y un vice 125 que es opositor a la pareja y se encuentra enfrentado a los dos aunque debería estarlo con uno. Ahora, a uno de los dos Presidentes que luego de la derrota electoral del 28 de junio renunciara desde la clandestinidad a la presidencia del Partido Justicialista, los restantes miembros del consejo directivo le han rechazado la defección por unanimidad, demostrando que las renuncias en política son totalmente declinables y descartables.

Al mismo tiempo los magistrados se convierten en parte del espectáculo a pesar de que el juez decano de la Corte Suprema ha repetido en más de una oportunidad que los jueces sólo hablan por sus sentencias (deberían hablar por sus sentencias). El último acto de este gran talk show fue la presentación televisiva en vivo y en directo de la jueza Servini de Cubría, Eduardo Duhalde y Elisa Carrió en un estrecho estudio de televisión que en mucho se parecía a un depósito de pepeles. Si el "Cuartito azul de nuestra primera pasión" en el que se retractaron y ratificaron retractaciones y rectificaciones anteriores después de desdecirse de lo que no habían querido decir cuando lo dijeron y se vieron obligados a pedir perdón pero no mucho; si ese Cuartito era el despacho de una eterna jueza federal, que a su vez maneja el juzgado electoral más importante del país; si uno de los que estaban despatarrados sobre un sillón era un ex Presidente de esta nueva y seca nación bolivariana que según dicen sacó hace siete años a la Argentina del infierno, y la otra persona era una ex diputada, diputada electa, ex candidata presidencial un par de veces y abonada privilegiada al testamento de los dichos más oscuros de Casandra; si eso fue así y los tres personajes de la dirigencia argentina se prestaron a publicitar lo que debían guardar en la órbita de lo privado, vox populi, con su eterna sabiduría exclamaría: "Estamo' en el horno, estamo".

Pero el show debe seguir porque a veinte años de la caída del Muro de Berlín, los ex comunistas argentinos, actuando hoy bajo un mal disfraz liberal de "progresistas" antikirchneristas, han salido a comentar los horrores del estalinismo como si ellos no hubiesen estado involucrados treinta años atrás en implantar aquí ese régimen bajo la pátina "revolucionaria" del castroguevarismo. Como antaño siguen ocultando su identidad y no han dado para la fecha muestras de arrepentimiento, el mismo que como comentaristas o simpatizantes a sueldo de los Derechos Humanos subsidiados pedían de parte de los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, juzgados y encarcelados por haberlos derrotados en el campo de las armas.

Como camaleones del subdesarrollo mental han cerrado su boca para evitar que la población, en especial la más joven, conozca que en tiempos de la Guerra Fría, cuando aún no se les habían oxidado las ideas, fue patente su genuflexión hacia gobiernos extranjeros, como el de la isla cárcel del Caribe. Ahora que defienden tanto las instituciones y se rasgan las vestiduras por la democracia que quisieron conculcar a sangre y balas, bien podrían solicitarle con los aceitados contactos que aún deben mantener que el tirano barbudo pague los 4.000 millones de dólares que le debe a Argentina en el transcurso de los últimos treinta y seis años.

¡Éramos tan jóvenes en la década del 70! Y a más de tres décadas la situación no ha cambiado mucho, en lo importante, se entiende. Eran los tiempos en que los dos Kirchner gritaban por patrias extrañas: "Perón, Evita, la patria socialista" y "Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical", mientras que los sindicalistas de la CGT hacían suyo el "Perón, Evita, la patria peronista" (pregúntenle a José Ignacio Rucci y sus 23 agujeritos).

Enfrentados a los itakazos ayer, hoy ambos grupos están unidos en el poder repartiendo utilidades. Sin embargo, quienes por edad se privaron de combatir con las armas a gobiernos constitucionales y no entienden de componendas (hasta que las realizan) quieren la personería gremial que los pactos internacionales les aseguran. Lo de siempre. Si se da, otro Ezeiza en ciernes, mientras, el país sigue atrasando.

Al desorden actual en las calles le corresponde idéntico desbarajuste en todas los Poderes y áreas del gobierno nacional, provinciales y municipales. Hace mucho que hay cortes, agresiones, robos, asesinatos, sandeces políticas e ineficiencia estatal, pero la falta de dinero las ha acrecentado y los "negocios" están a la orden del día porque "Todos piden pan y no les dan", o se da en cómodas cuotas y tarde.

Parece haber llegado a su fin la era dorada del "modelo nacional y popular con inclusión social". Pero sólo parece porque puede ser una ilusión óptica. Todavía quedan muchas empresas por estatizar: subtes, LAN, teléfonos, eléctricas,. y muchas promesas para apuntar y no cumplir desde la Cadena Nacional de la Radiodifusión Feliz que seguirán ocultando y deformando los periodistas, "intelectuales" y "artistas" complacientes que prestan servicios al Gobierno.

Hasta aquí, diría Tato Bores, "Vermú con papas fritas y good show". No es divertido lo que pasa. Mucho menos cuando se ignora lo que sucede con la seca que afecta a gran parte del país y que hiere de gravedad la principal producción del país. A los hombres y mujeres del campo, una vez más nuestro respeto y admiración porque por fin se han dado cuenta que nadie, y mucho menos los funcionarios harán algo por ellos, salvo intentar que pierdan sus propiedades. CORREO DE BUENOS AIRES desea hacerles saber a sus lectores que este último párrafo es el que en verdad le interesa. Lo demás, con el debido perdón de Federico, ha sido un relleno insoportable.