O´HIGGINS RIQUELME EN  LA MIRA

por el profesor Pedro Godoy P.

Centro de Estudios Chilenos CEDECH  -  www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com

 

Nuestra miopía chauvinista siempre presenta al prócer con pedestal disminuido. Lo guisan para el consumo interno y, por ende, sin la estatura que posee. Porque, igual que la mayoría de los libertadores con la excepción luciferina de Santander, visualiza  nuestra América como una Patria Grande. Pensamientos, sentimientos y actuaciones se impregnan de "nacionalismo continental" para usar la feliz expresión acuñada por Joaquín Edwards Bello. Hubo -confirmando la regla excepciones- y Carrera denuncia a O´Higgins de proargentino.Lo es y su admirable amistad sin sombra con San Martín así lo verifica. También es properuano y proboliviano. Esas tres simpatías conosureñas no invalidan, sino vigorizan su condición de chileno chilenísimo. No hay incompatibilidad, sino complementación entre el genuino patriotismo chileno y otro de amplitud hispanoamericana. 

La trayectoria del prócer ofrece comentarios no tradicionales. No se trata de reiterar lo ya anotado en los textos escolares de Historia Patria, sino de reflexionar sobre detalles que son curiosos y, al mismo tiempo, significativos. Si un jefe de Estado -por el motivo que fuere- es derrocado, se habla de "destitución", "deposición", "dimisión", "defenestramiento" o, simplemente, "renuncia". O´Higgins es el único que, según se expresa, "abdica". Se alude entonces como segmento de su biografía el teatral acto de abrirse la guerrera y ofrecerse para que lo juzguen. Lo cierto es que enfrenta un golpe de Estado "blando", es decir, incruento. La "fronda aristocrática" lo liquida. No sólo eso, arrestado es conducido a Valparaíso. Allí custodiado "bala en boca" y -apenas es posible- embarcado en el primer velero  rumbo a Callao.

Insuficientemente reseñado es su triunfo en la Capital. En un país centralista emblematiza la victoria de un provinciano sobre el círculo dorado de la oligarquía santiaguina. No sólo eso, también representa un temprano embrión de los sectores medios que reclaman preponderancia en los asuntos públicos. Poco se comenta que es único soldado que ostenta los más altos rangos en tres Ejércitos. En el chileno es capitán general, en el argentino, brigadier y mariscal en el peruano. Se comenta sucintamente que apenas está en Lima acude a poner su espada al servicio de Bolívar. Si hay una referencia al respecto es para manifestar que el héroe  caraqueño desdeña su servicio. Lo cierto es que no se registra desaire alguno para el ilustre desterrado y la batalla de Ayacucho la capitanea Antonio José de Sucre.

Nuestros docentes, autores de textos e incluso historiadores ignoran dos decenios de la vida del libertador. Dan por finalizada toda referencia en 1823 con la ya referida "abdicación". Después O´Higgins para el estudiante y el ciudadano se evapora. Adquiere la condición de un zombie. Eso quizás derive de imaginar a Chile como el ombligo del mundo. Lo cierto, es que fallece en 1842 y hay dos decenios en los cuales se mantiene activísimo y en con escenario continental. Aplaude a Freire -ello pese a sus discrepancias con ese militar- por la liberación de Chiloé. Será un crítico  sostenido del régimen pelucón que se instaura después de Lircay y Ochagavía. Defenderá el derecho  a integrarse que poseen los "Perúes", es decir, adhiere a la Confederación Perú-Boliviana y es asesor de Andrés Santa Cruz.

Este capítulo de un O´Higgins adversario de Portales y de Prieto es ocultado. En Santiago, como réplica, se le califica de "huacho maldito" dada su condición de hijo ilegítimo. Se opone a las maquinaciones bélicas del pluriministro estanquero y mueve todo su influjo por la concordia entre Santiago y La Paz. Deplora el estallido de las hostilidades y apoya con energía el Tratado de Paucarpata suscrito entre el jefe expedicionario Manuel Blanco Encalada y el líder confederal. Nuestra cancillería -siempre tan "respetuosa" del Derecho Público Internacional- declara "insanablemente nulo" el  documento. Desintegrado  el ensayo integrador en Yungay el general Gamarra convertido en Presidente del Perú ordena la confiscación de insignias, medallas y condecoraciones confederales. Una está en el pecho del héroe de Chacabuco... Se niega a entregarla y afronta las potenciales sanciones.

De su bolsillo financia gira de un conferenciante mexicano Juan de Dios Díaz Cañedo que promueve la tesis bolivariana. Eso no es todo, insiste en vida y hasta en su lecho de muerte en ocupar el Estrecho de Magallanes. Ello no -como algún patriotero diría- para adelantarse a Argentina, sino para evitar que ese estratégico paso entre ambos océanos sea ocupado por una potencia extracontinental. Recuérdese que entonces los barcos están impedidos de surcar el mar de Drake y que aun no está abierto el Canal de Panamá. Ante este huracán de peruanofobia aquí y de chilenofobia allá es nutritivo recordar que apenas desembarca es recibido como hijo predilecto por Perú y los peruanos. Se le obsequia confortable caserón solariego en Lima y la hacienda "Montalbán". De modo reiterado manifiesta: "Soy chileno por cuna y peruano por gratitud".