ACERCA DEL SANTO GRIAL …          Parte I          

por el Ing. Luis Javier García Mata


 
                   El Grial es un augusto y misterioso tema pleno de resonancias infinitas. ¿Como abordarlo sin caer en la presunción?
 
                 
                     Primero deberíamos establecer  con que tipo de  ciencia, con que categoría de “escalpelo intelectual” afrontaremos la disección  del misterio…(Pero tal vez no deberíamos diseccionar sino venerar,   tal vez el problema  no es intelectual sino vital y espiritual,  tal vez no haya que emplear un “escalpelo”sino una espada, tal vez el sitio de tal indagación no es  el gabinete del estudioso sino el castillo secreto donde silenciosos guerreros custodian el  Santo Grial con quien sabe que oculto fin….)
 
                
                         Pero será mejor dejar de lado el paréntesis (aunque escrito queda y no lo retracto)  para volver al primer enfoque. Por supuesto que es posible hablar del Grial desde múltiples perspectivas. Probablemente todas aportan algo, todas son válidas. La primera, desde luego, es la Literatura o, más  en general, el Arte. El Grial ha inspirado multitud de poemas épicos y místicos, óperas, novelas, sagas, películas, fraudes (“Código Da Vinci” de Brown), estudios eruditos (“El misterio del Grial” de Évola) y, tal vez, hasta cruzadas (y no me refiero a la “Ultima Cruzada” de Indiana Jones).  Hay, de hecho, una “materia del Grial” entrelazada con la  “materia de Bretaña” (Arturo es  un monarca griálico) que conserva su poder de atracción y sugestión desde el Siglo Trece a nuestros  días. Esta materia llena bibliotecas  enteras. Podríamos hablar de Wagner y Parsifal, de Wolfram  von Eschenbach,  de Kiot  (que probablemente no existió), de Chrétien de Troyes, etc, etc. Podemos rastrear influencias, fuentes y derivaciones, etc, todo en el campo de la Literatura.
 
                     
                      También podemos hablar del Grial desde la Teología, probablemente católica.  También podemos estudiarlo desde la Metafísica, probablemente en el sentido guenoniano de la palabra. ¿Y el celtismo? Parece ser que los druidas mucho tenían que decir acerca del Grial, parece ser que hubo un Grial precristiano y se dice que fué buscado por los nazis en Montsegur. Pero los druidas han desaparecido y su doctrina se ha perdido como se ha perdido la poción mágica de Panoramix (la de la superfuerza). Ahora bien,   ¿realmente han desaparecido? ¿Y si se hubieran prolongado hasta nuestros días quizá bajo la forma de sociedad secreta? De semejante manera hay quien afirma que el Grial está actualmente  en un búnker antiatómico bajo la Patagonia protegido por misteriosos  guerreros, tal vez templarios supervivientes. Pero el Grial es un tema poético y tal vez lo mejor fuera poetizar sobre él. Pero para ello habría que ser poeta y tal vez fuera trivializarlo (aunque mucho depende del poeta). Y todavía hay mas caminos, tal vez divergentes, tal vez opuestos. Pero también los rayos de una rueda son divergentes y algunos opuestos pese a lo cual todos  convergen en el cubo; punto central que da sentido a la rueda. ¿Cuál sería, entonces, el  enfoque central, “cúbico”, holístico y totalizador que integrase todas las visiones parciales y las fundiera en  una sola visión total,  como los colores del iris se funden en la rueda de Newton, para formar un disco blanco y fulgente que nos recuerda la Hostia lo cual tal vez nos remite a que el Grial fue el primer cáliz?... El programa esbozado en tal pregunta es demasiado exigente y no dudo en confesar que me supera por completo. Pero  tal vez no supere al lector y por ello  no lo borro: el guante queda arrojado y esperemos que, muy  pronto, algún lector lo recoja. Mientras tanto haremos algo más humilde pero, tal vez, más práctico: en un campo tan inmenso y vario ¿Cuáles  son los hechos claros e indubitables, aquellos que nadie puede negar? Busquemos tales hechos como un fundamento sólido sobre lo cual, tal vez, podamos edificar…
 
                  
                         Nuestro primer hecho será que existe una “historia” del Grial en el sentido de una  narración. “El cuento del Grial” como se decía en la Edad Media. Y no es difícil resumir tal historia. Es cierto que parece  que existió una versión precristiana pero casi no ha dejado huellas.

                    La versión tradicional dice que el Grial fue la copa empleada por Jesús en la Última Cena, o sea, el primer cáliz, el primer recipiente inanimado que contuvo la Sangre del Señor (y digo inanimado porque, mucho antes, ya María fue un cáliz viviente durante nueve meses y luego Cristo lo fue  durante toda su vida terrena y lo es ahora junto al Padre y lo será cuando vuelva en gloria para beber del Grial por segunda vez, como se profetiza en Lucas 22 17). Después José de Arimatea (o bien María como se muestra en la Cruz de Schoenstatt) habría recogido, en ese mismo cáliz, la sangre que manaba del costado del Señor. Luego el cáliz habría sido llevado a las Islas Británicas (concretamente a Glastonbury) para, finalmente, esfumarse en el misterio como lo hizo  el Arca de la Alianza. Actualmente está en “algún lugar” (¿quizá en una caverna secreta bajo una meseta de la Patagonia argentina?) y siempre ha habido quienes lo han buscado. Pero tal búsqueda (“QUEST” en inglés, “QUESTE” en francés, “DEMANDA” en castellano) sería ardua, difícil y, además, muy peligrosa aunque no se aclara bien el porqué del peligro….
 
             
                     Tal sería en su versión tradicional el “cuento del Grial”. La existencia de esta historia en la Literatura es nuestro primer hecho indubitable: se  podrá tacharla de patraña absurda y hasta peligrosa pero no se puede negar su existencia.
 
             
                      Estas últimas palabras aluden  a nuestro segundo hecho indubitable; del mismo modo que, en la  cristiandad, siempre hubo buscadores del Grial (aunque mas no sea soñando con él y escribiendo sobre él) siempre hubo y hay quienes condenan tal búsqueda tachándola de inútil y peligrosa. Digamos de inmediato que tal posición abunda ente  prelados y clérigos. Ahora bien: ¿cuales serían los argumentos de estos negadores? Porque poseen  argumentos y son poderosos, al menos en apariencia, y tal vez no solo en apariencia. Veamos por tanto esos argumentos.
 
                  
                     Estos negadores  no discuten la existencia del  primer cáliz sino la importancia  que nosotros le asignamos  a la que clasifican de exagerada e indemostrable. ¿Es el Grial el gran mito salvífico del Occidente o es una especulación ociosa que aleja las mentes de lo realmente importante que es  la Sangre del Señor, o sea, la Eucaristía?   Un místico  chino ha dicho: “cuando  el dedo señala la Luna el sabio contempla la Luna, no analiza el dedo”. Si un medicamento cura mi enfermedad debo tomar el  medicamento y no venerar la caja que lo contuvo. Y si esa caja se ha perdido debo conseguir  otra caja y  no  iniciar una dramática  búsqueda de una caja vacía. Y esto sigue siendo cierto aunque esa caja sea la primer caja  de tal medicamento que  produjo la compañía farmacéutica. Si creemos que la Última Cena tuvo lugar y que en ella el Señor consagró pan y vino por primera vez, entonces es forzoso que haya empleado una copa para contener ese  vino. Y esa copa fue el primer cáliz y si deseo llamarla el Santo Grial ¿quién me lo va a prohibir y porqué? Pero además de ser el primero fue el único en el cual  consagró el mismo Cristo y no su representante (el sacerdote legítimamente consagrado  por un apóstol o por su sucesor). Y fue el único  tocado por los labios del Señor. Todo esto sumado a su gran antigüedad transforma al Grial en una valiosísima reliquia al nivel de la Santa Síndone o la Verdadera Cruz hallada por Elena  y ahora dispersa por el mundo en multitud de venerados fragmentos. Será una  reliquia valiosísima pero no es mas que eso.  La diferencia con  la Santa Síndone y la Vera Cruz  es que éstas no  se han perdido y el Grial sí. Pero también se ha perdido la lámpara de aceite que alumbraba el Cenáculo.  Y  la alcuza que contenía el aceite con la que se cargó la lámpara. Y la almazara que prensó las olivas que produjeron ese aceite. Y el pesebre donde comía el burro que propulsaba la almazara. Y el martillo que usó el carpintero cuando  fabricó el pesebre en donde comía el burro que propulsaba la almazara que prensó las olivas que lanzaron el aceite que llenó la alcuza que cargó la lámpara que alumbró a Cristo.  ¿Vamos a decir por ello que ese martillo es  un talismán prodigioso dotado de poderes taumatúrgicos cuya búsqueda  (quest) es la gran tarea  de la Cristiandad? ¡Es  una broma pesada!. Tales podrían ser  los argumentos de los que niegan tanta importancia al Grial y tratan de peligrosa leyenda su búsqueda milenaria; peligrosa porque aleja la atención de lo realmente importante que es la Santa Misa.
 
                  
                      Nuestro tercer hecho indubitable es que casi todos los que  sostienen esta posición son sacerdotes o prelados. Eclesiásticos, en una palabra. Hombres de Iglesia. Uno de ellos fué quien le dijo al fundador de  Delphos “me daría lo mismo consagrar en un vasito de vidrio que en el Santo Grial” ¡Formulación extrema de una posición muy común entre los clérigos!
 
                
                      Pero maticemos esto con nuestro cuarto hecho indubitable: en la Catedral de Valencia se custodia una antiquísima copa que sería el Santo Grial. Y ahora bien; cuando hablamos de clérigos ¿quién mas clérigo que el Papa? Pero  Juan Pablo Segundo viajó a Valencia solo para celebrar Misa  con el Grial valenciano (que no sería el autentico primer cáliz según  el grupo Delphos). Y recientemente Benedicto, nuestro actual pontífice, hizo lo mismo. O sea que esta posición antigrial (pero no antigripal, no confundamos) será  común ente los clérigos pero la cabeza se ha alejado de ella; corresponde asentar el hecho aunque resta dilucidar su significado.
 
               
                      Prosigamos;  nuestro quinto hecho indubitable es que “el cuento del Grial” tiene un inmenso atractivo. De alguna manera resuena con fuerza en nuestras entrañas, inflama nuestra imaginación y nos impele a soñar  con grandes hazañas,  augustos misterios y  expediciones a  tierras lejanas mas la extraña convicción de  que todo esto  (que es el tema del tesoro  perdido, base de  tantas novelas de aventuras) es algo más que una historia de capa y espada, que tiene un inmenso peso espiritual  y encierra un camino hacia la santidad definida como virtud heroica (definición católica de santidad) pero un camino que es el del caballero y el  del guerrero, no el del monje o el del cura. Y quizás por ello  el Grial despierta la animadversión de los clérigos. Y quizás también por ello el ciclo arturiano de Camelot, o sea, la materia de Bretaña, está íntimamente enlazado con el ciclo del Grial. Quizá también por ello lo Orden del Temple,  en cierto sentido la realización histórica de la Tabla Redonda, despierta resonancias semejantes. Y  hasta parece ser que el Temple tuvo que ver con el Grial. Sea como fuere es  indudable ese extraño atractivo del gran tema del Grial. Y ahora bien, si esto es verdad (¡y es verdad!) significa que el el Grial incide  fuertemente en nuestro psiquismo, que entra en resonancia con algún  recóndito arquetipo junguiano; no me extraña en lo más mínimo que la mujer de Jung dedicara toda su vida a estudiar el Santo  Grial. Pero eso tuvo una mala consecuencia: que Jung, también muy atraído por el tema, renunciara a trabajar sobre él  “para no invadir terreno de  mi mujer”. Pero que el tema lo trabajaba es  indudable; recordemos el extraño “sueño griálico” que narra en “Recuerdos, sueños, pensamientos”, su autobiografía intelectual. En resumen; si el tema del Grial nos impacta de  tal manera ello solo puede ser  posible si  hay algo en nuestra  alma que puede ser impactado  con tal fuerza. Y si esto es así (¡y es así!) entonces deberíamos hacer el trabajo que Jung no hizo y determinar porque el Grial nos impacta como lo hace. ¿Qué hay en nuestra alma acorde con el Grial? ¡Este es el tema de nuestra  indagación! Y desde luego, es muy difícil….Pero la clave no está en alguna lejana caverna inaccesible y secreta sino oculta en nuestro propio pecho. Por lo tanto…¡No hay excusa! ¡Manos a la obra, caballeros del Grial! ( aquí llamo”caballeros del Grial” a todos los que sueñan con  el Protocáliz  Perdido). O sea, en pocas palabras; algo hay en nuestra alma que es como un altar preparado para el Grial. Ahora  bien: ¿Que es ello?.....este es o debiera ser (a mi juicio) el primer  tema de nuestra indagación y la respuesta debiera ser tan clara que se constituya en nuestro sexto hecho indubitable.
         
                                                                                                                      (continuará)