GENERAL MANUEL N. SAVIO: PIONERO DE LA INDUSTRIALIZACION ARGENTINA

11 de Octubre - Día de la siderurgia argentina

por ACCIÓN POPULAR NACIONALISTA


El general Manuel N. Savio fue uno de los promotores más destacados de la industrialización del país, en particular de sus industrias pesadas. Su medio fue el Ejército Argentino, y su circunstancia el país que vivió. Pero un país real, no el del discurso académico o la celebración protocolar.

'La industria del acero es la primera de las industrias y constituye el puntal de nuestra industrialización. Sin ella seremos vasallos. Rechazar la implantación de una industria porque no cuenta en el país con todas las materias primas que ella requiere, es una arbitrariedad, es obrar con ligereza, sin fundamento, puesto que son innúmeros los casos contrarios de florecientes resultados. No nos dejemos engañar: hagamos la propia experiencia'.  (Manuel N. Sávio)

En 1944 decía: 'Necesitamos barcos, ferrocarriles, puertos y máquinas de trabajo, y no nos podemos detener a la espera de milagros, y si desfavorablemente no fuese posible aunar nuestro justo propósito con los intereses momentáneos de los que nos pueden ayudar, lo haremos solos, porque es un mandato de la argentinidad, porque lo requiere nuestra soberanía'.

Quería como Alejandro E. Bunge, Julio V. González y Raúl Scalabrini Ortiz, sacudir la Argentina agrícola-pastoril. Quería, movilizar a un país demorado en su avance técnico- industrial, por la desidia de una clase dirigente que actuaba de espaldas a los intereses nacionales.

No había cumplido los diecisiete años, el 3 de marzo de 1909, cuando ingresó al Colegio Militar de la Nación. Y a lo largo de su carrera profesional sintetizó, amalgamó, su vocación militar con su espíritu de servicio al bien público.

Cubrió el escalafón militar desde el egreso de subteniente en 1910, a teniente en 1913, teniente 1º. En 1915, capitán en 1920, obteniendo el diploma de oficial ingeniero militar el 18 de julio de 1931, el grado de coronel en 1936, general de brigada en 1942 y general de división el 31 de diciembre de 1946.

Savio supo unir la capacidad profesional con una sólida preparación intelectual, y eso le llevó - preocupado por la formación de militar, a crear la Escuela Superior Técnica, el 6 de noviembre de 1930. En cuanto a su obra escrita debe mencionarse: Movilización industrial (1933) , Política argentina del acero (1942), Política de la producción metalúrgica argentina y Conceptos que fundamentaron el proyecto de la ley de Fabricaciones militares (1944). Además, fue autor de la ley de creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares (Ley 12.709), del Plan Siderúrgico Argentino (Ley 12.987); del plan de producción de caucho natural y sintético; del proyecto de ley de protección y fomento de las industrias de las materias básicas.

La Segunda Independencia

La de Savio fue una lucha ardua, fundamentalmente porque tuvo que arremeter contra intereses muy concretos que querían impedir el desarrollo independiente del país. Porque debió luchar contra la inercia, el derrotismo, la ineficiencia, de muchos hombres del régimen. Frente al 'nosotros no podemos realizar esto o aquello', el 'no estamos en condiciones', o 'no es el momento', el militar de estirpe sanmartiniana prefirió la respuesta concreta, contundente de las realizaciones. Puede decirse que aún hoy, después de muerto, Savio sigue luchando contra esos intereses antinacionales que paralizan al país y le impiden la senda de su liberación económica y su desarrollo independiente.

La última conflagración mundial lo conmovió todo. Un mundo se derrumbaba y nuevas esperanzas, tras la derrota del nazifascismo en los campos de batalla, hacía surgir un mundo nuevo. También tambaleaban los antiguos imperios coloniales y nuevas realidades anunciaban un mundo que ampliaba sus fronteras. Sus horizontes sociales, políticos, económicos y culturales.

Savio fue de aquellos visionarios que, a fines de la década del treinta, advirtieron el nuevo realineamiento mundial y el papel de la Argentina tendiente a lograr su segunda independencia.

El 11 de mayo de 1938 se dirigió a las autoridades militares formulando una propuesta a propósito de la defensa nacional. Era su concepto de 'movilización industrial', no sólo para el caso de guerra, sino para posibilitar el desarrollo de las estructuras productivas nacionales. El 9 de octubre de 1941 obtendrá la sanción de la ley 12.709 de creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares. Advertía en aquellos años: 'El Estado debe determinar cuanto antes la condiciones de aprovechamiento de los yacimientos más interesantes, y luego dar lugar a su explotación directa o indirectamente, regulando su intensidad dentro de la política económica general, utilizando en parte los mismos procedimientos financieros empleados para los cereales, cuya cosecha nadie ha pensado reducir. En el caso de las materias primas básicas , no se trataría de la defensa de los saldos explotables, como ocurre con las cosechas, sino de la defensa de la producción de las cantidades mínimas requeridas por el mercado propio. Circunstancias bien distintas por cierto. El grado de nuestra gravitación económica estará dado por nuestra capacidad en los elementos económicos que más bien han de pesar; es decir, en materias primas; las que acrecen su valor si se complementan por una mayor diversificación y se ajustan entre sí, aunque sea modestamente, para promocionarnos cierta libertad de acción dentro de las exigencias impuestas por las grandes unidades político- económicas del mundo, algunas de las cuales fatalmente deberemos integrar'.

Autonomía de decisión

El ilustre militar planteó claramente a través de su ideario y su acción pública, la necesidad de crear y desarrollar una economía independiente que diera a la Argentina posibilidades de autonomía económica frente a los grandes centros de decisión mundiales. 'El propósito que inspiró todos los trabajos y estudios para la creación de Fabricaciones Militares -decía Savio-, consistió en alcanzar lo más pronto posible la propia capacidad para producir en el país las armas y las balas indispensables para mantener la soberanía y el honor nacionales; liberándonos a ese respecto de la dependencia del exterior. Confiar en que en cualquier momento podremos contar con materiales de otra procedencia que no sea la propia, significa conspirar contra la seguridad de la Patria'.

Para Savio la industria siderúrgica era fundamental y la consideraba indispensable, como la libertad política. A los derrotistas, muchos de ellos encubiertos gestores del capital extranjero, les decía: 'rechazar la implantación de una industria porque no se cuenta en el país con todas las materias primas que ella requiere, es una arbitrariedad, es obrar con ligereza, sin fundamentos: puesto que son innúmeros los casos contrarios de florecientes resultados. No nos dejemos engañar, hagamos la propia experiencia. La industrialización del país significa una mayor capacidad de consumo que, lógicamente, debe computarse en productos nacionales y extranjeros, de manera que no nos deben impresionar los fantasmas librecambistas a ultranza si tomamos el cuidado de proceder con prudencia; pero, eso sí, con toda decisión'.

En esta misma línea, Savio contribuyó a dar impulso a la industria química pesada, organizando los grupos químicos de Río Tercero, José de la Quintana y Tucumán; propició una política de permanente intercambio científico y tecnológico con entidades de la industria mecánica nacional; impulsó decididamente la explotación minera, con la exigencia de que la demanda argentina debía ser cubierta con recursos del subsuelo nacional.

Designado director general de Fabricaciones Militares, su primera preocupación fue el desarrollo de los yacimientos ferríferos de la Sierra de Zapla en el norte argentino. El 20 de setiembre de 1945, procedió a encender personalmente el horno número uno de Altos Hornos de Zapla y el 11 de octubre de ese mismo año, al obtener la primera colada de arrabio señaló: 'Allá en Jujuy, en un pueblecito lejano, un chorro brillante de hierro nos ilumina el camino ancho de la Argentina. Que su luz no se apague nunca: ¡Sigamos su luz!'.*

Al recordar hoy a Savio recordamos aquella consigna patriótica: ¡Que no se apague la luz producida por el acero argentino! Esa luz es tan importante como nuestra bandera.

* Cuando el 11 de Octubre de 1945, dias antes del glorioso 17 de Octubre, se logra la primera colada de arrabio en Jujuy, el ingeniero encargado del alto horno remite un telegrama en clave al gral. Savio. La clave se debe a que las presiones internacionales que pretendian que la Argentina no produjera acero eran tan grandes, que ambos tomaron este recaudo, hasta saber que decidian las autoridades ante el hecho consumado El pueblo les ahorró a los gobernantes la decisión, comenzando la Nueva Argentina el 17 de Octubre.

El telegrama rezaba: "El bebé ha nacido"


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