TORTURADORES DE EEUU ASESINAN EN AFGANISTAN E IRAK

por Dahr Jamail

 

21 muertes aparecen como homicidios en documentos desclasificados de 44 autopsias realizadas a prisioneros de EEUU en Afganistán e IraK, obtenidos por la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act, FOIA) y difundidos por la Unión Americana para las Libertades Civiles (American Civil Liberties Union, ACLU), el 25 de octubre de 2005 en Nueva York. Las autopsias fueron hechas por los propios militares estadounidenses.

La documentación muestra que los detenidos murieron durante y después de los interrogatorios de los servicios de inteligencia estadounidenses Navy SEALs, Military Intelligence y "Other Government Agency", OGA (Otras Agencias Gubernamentales [no identificadas]). "Estos documentos presentan evidencia irrefutable de que los agentes norteamericanos torturaron a los detenidos hasta causarles la muerte durante el interrogatorio", dijo Amrit Singh, abogado de la ACLU. "El público tiene derecho a saber quién autorizó el uso de técnicas de tortura y por qué se han encubierto estas muertes".

El Departamento de Defensa (Pentágono) desclasificó los informes de las autopsias atendiendo reclamos FOIA formulados colectivamente por la ACLU, el Centro para los Derechos Constitucionales, Médicos para los Derechos Humanos, Veterano para el Sentido Común y Veterano para la Paz. (Hoy el Pentágono está adquiriendo inmunidad del Congreso para anular el imperio de la ley FOIA: Ver historia Proyecto Censurado Nº 08).

Perversidad estadounidense

Uno de los 44 informes de las autopsias militares estadounidenses reza textualmente lo que sigue: "Último Informe de la Autopsia: DOD 003164. [El detenido] murió como resultado de asfixia (falta de oxígeno en el cerebro) debida a estrangulación, como lo evidencia el hueso hioideo recientemente fracturado en el cuello y la hemorragia del tejido suave que se extiende hacia abajo, al nivel del cartílago tiroideo derecho. La autopsia reveló la fractura del hueso, fracturas de costillas, contusiones en el medio abdomen, parte de atrás y nalgas que se extienden al ijar izquierdo, abrasiones en nalgas laterales. Contusiones detrás de piernas y rodillas, abrasiones en las rodillas, en dedos izquierdos y envolviendo a la muñeca izquierda. Laceraciones y cortes superficiales en 4º y 5º dedos derechos.

También, lesiones romas de fuerza, contusiones (cardenales) en el torso y extremidades bajas predominantemente recientes. Abrasiones en la muñeca izquierda consistentes con el uso de restringentes. Ninguna evidencia de lesiones de defensa o enfermedad natural. El tipo de muerte es homicidio. Centro de Detención Whitehorse (Whitehorse Detainment Facility), Nasiriyah, Iraq".

Otro informe difundido por la ACLU indica: "Un varón Iraquí de 27 años murió mientras era interrogado por la Navy Seals el 5 de abril de 2004, en Mosul, Iraq. Durante su encierro estuvo encapotado, encorvado, privado del sueño y sujeto a condiciones medioambientales calientes y frías, incluyendo el uso de agua fría sobre su cuerpo y cabeza. La causa exacta de muerte fue ''no-determinada' aunque la autopsia declaró que la hipotermia pudo haber contribuido a su muerte".

Una aplastante mayoría de las "muertes naturales" encubiertas por las autopsias se atribuyeron a "enfermedad arteriosclerótica cardiovascular" (ataque cardíaco). Las personas sometidas a tensión extrema y al dolor pueden sufrir ataques cardíacos como resultado de las circunstancias de sus arrestos.

Silencio de los medios

La agencia de noticias Associated Press (AP) distribuyó la historia de la ACLU en el servicio a sus clientes. Sin embargo, una revisión completa de las bases de datos electrónicas realizado por LexisNexis y ProQuest, utilizando las palabras clave "ACLU" y "autopsia", mostró que por lo menos el 95% de los periódicos de EEUU no se molestó en recoger la historia. The Angeles Times cubrió la historia en la página A4 con una nota de 635 palabras titulada "Autopsias Apoyan Reclamos de Abusos".

Menos de una docena de periódicos aludió al tema y una media docena de cubrió realmente la historia, incluyendo los diarios: Bangor Daily News, Maine, página 8; Telegraph-Herald, Dubuque, Iowa, página 6; Charleston Gazette, página 5; y Advocate, Baton Rouge, página 11. The Pittsburgh Post-Gazette y The Seattle Times sepultaron la historia entre las noticias de Iraq y artículos generales. USA Today publicó la historia solamente en su sitio web. La cadena de TV MSNBC envió la historia a su website, pero al parecer no la consideró lo bastante digna como noticias para difundirla por televisión.

Janis Karpinski, brigadier general americano comandante de la Brigada 800 de la Policía Militar, quien estuvo a cargo de 17 instalaciones habilitadas como prisiones en Iraq durante el escándalo de Abu Ghraib en 2003, testificó el 21 de enero de 2006 en Nueva York ante la Comisión Internacional de Investigación de Crímenes contra la Humanidad Cometidos por la administración Bush.

Karpinski declaró: "El general [Ricardo] Sánchez [comandante de las fuerzas de la Coalición en Iraq] firmó un memorándum de 8 páginas autorizando una lista de técnicas ásperas de interrogación que incluyó el uso específico de perros y amordazando a los perros con su permiso directo".

Karpinski siguió declarando que el General Mayor Geoffrey Miller fue "específicamente seleccionado por el Ministerio de Defensa para ir a la Bahía de Guantánamo y ejecutar las operaciones de interrogación" y fue enviado a Iraq por la administración Bush para "trabajar con el personal de inteligencia militar enseñando nuevas y mejoradas técnicas de interrogatorio". Cuando se le preguntó ¿cuán lejana a la cadena de mando era la responsabilidad sobre las torturas inflingidas en Abu Ghraib?, Karpinski respondió: "El Ministerio de Defensa no las habría autorizado sin la aprobación del Vicepresidente [Dick Cheney]."

Actualización de Dahr Jamail

Esta historia, publicada en marzo de 2006, fue meramente una instantánea de la continua y empeorada política de la administración Bush respecto a la tortura. Y no es la única, porque hay otras instantáneas que muestra lugares donde también se aplica la política delictiva en Iraq de la administración actual, como Bahía de Guantánamo, en Cuba, la Base Bagram de la Fuerza Aérea, en Afganistán, y otros centros "secretos" de detención militar norteamericanos en los países europeos orientales. Todos son ejemplos físicos de una política continuada que abre una brecha en la ley internacional y en nuestra propia Constitución.

Pero romper la ley internacional y doméstica no ha sido una preocupación para una administración conducida por un "presidente" que ha exigido "la autoridad" para desobedecer más de 750 leyes aprobadas por el Congreso. De hecho, cuando este mismo individuo hace cosas como firmar una orden confidencial en 2002 autorizando a la Agencia de Seguridad Nacional para violar la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera (Foreign Intelligence Surveillance Act) grabando los teléfonos de ciudadanos norteamericanos y –entonces– continúa para permitir la colección confidencial de las grabaciones de teléfono de decenas de millones de estadounidenses, la tortura es una porción de este cuadro corrupto.

Ésta es una historia crítica continuada, no sólo porque viola la ley internacional y doméstica, porque este estado que legitimó la brutalidad, la quiebra de cualquier moralidad y decencia, ya regresa próximamente a casa para frecuentar a los norteamericanos. Cuando se capture a soldados norteamericanos en Iraq u otro país extranjero, ¿qué base tiene ahora EEUU para pedir su tratamiento justo y humano? Y con la brutalidad policíaca y draconiana de las medidas" de seguridad" que se hacen más reales dentro de EEUU con cada día que pasa, ¿por qué no desean estas políticas los ciudadanos norteamericanos?

Mientras la tortura apenas se vislumbra, de vez en cuando, en los grandes medios de comunicación como The Washington Post y Magazine Time, nosotros debemos continuar confiando en los grupos como el Center for Constitutional Rights en Nueva York, American Civil Liberties Union, Human Rights Watch y Amnesty International, quienes cubren el asunto persistentemente, completamente, y al contrario, claro, que cualquiera de los grandes medios de comunicación corporativos.

Desde que escribí esta historia, aún sigue apareciendo un diluvio de información y pruebas de que la administración Bush continúa e, incluso, ensancha su política de tortura, convirtiendo en una ciencia la tortura a prisioneros en otros países. Todo esto, a pesar del hecho de que las leyes norteamericanas prohíben absolutamente la tortura, estableciendo claramente que por siempre, jamás, será permitida, incluso en tiempo de guerra.

 

Traducción y versión en castellano de Ernesto Carmona.