AYOHUMA

El 24 de Septiembre de 1.812, tuvo lugar la Batalla de Tucumán, en que el Ejército del Norte bajo las órdenes de Manuel Belgrano, unido al heroico pueblo de Tucumán, derrotó al Ejército realista de Pío Tristán, superior en número de soldados, armamento y profesionalismo.

Luego del Exodo Jujeño (23 de Agosto de 1.812) y del Combate del Río Las Piedras (3 de Septiembre de 1.812), Belgrano desacató las órdenes del Triunvirato de replegarse hasta Córdoba, decidiendo enfrentar a los realistas en la Ciudad de San Miguel de Tucumán, donde la población demostró la férrea voluntad de unirse al Ejército del Norte.

La Batalla de Tucumán, se libró en el antiguo Campo de las Carreras, un lugar desparejo y escabroso en el que hoy está la Plaza Belgrano, en pleno Barrio Sur.

Belgrano, un abogado que por imperio de la necesidad debió ponerse al frente de un ejército, encomendose a nuestra Patrona, la Virgen de la Merced, venerada por el auténtico pueblo tucumano. Cuando un grupo de mujeres se dirigía al templo, Belgrano les dijo: “Pidan al Cielo milagros, que de milagros vamos a necesitar para triunfar”. Sin embargo, no bastaba la ayuda Divina para realizar la hazaña. Se necesitaba de un pueblo valiente y decidido, identificado con la tierra en la que habitaba para salvar el proceso emancipador.

La misma devoción, valentía y arraigo de aquellos antiguos tucumanos es lo que necesitamos actualmente para desterrar a la escoria partidocrática liberal y progresista que hunde a nuestra provincia en un pozo de miseria y corrupción.

¡GLORIA AL GENERAL BELGRANO Y A LOS RECLUTAS DE INFANTERIA DE LA QUEBRADA DEL VOLCÁN (JUJUY) Y QUEBRADA DEL TORO (SALTA)!

“Cuando la masa del Ejército del Norte llega a Tucumán, los naranjos pintan de rojo y los azahares dejan escapar el perfume, mas los patios umbrosos en las siestas provincianas recogen el eco del chocar de sables y del pulir de moharras. Es que un pueblo de valientes, en el que campea el coraje hispánico forjado a fuego y sangre, unido a la altivez india, no se rinde, no escapa, solo sabe de incar su rodilla ante Dios y sino, prefiere la muerte”.

José Javier de la Cuesta Avila

“Cuando el General Belgrano pidió la colaboración del Pueblo de Tucumán para hacer frente al enemigo, la ciudad respondió en pleno. Hasta los elementos y los animales respondieron a su llamado. El viento anduvo ese día cambiando de dirección, soplando con sospechosa coincidencia, siempre a favor de las tropas patriotas, hasta las langostas, que en los papeles oficiales y en los libros de texto cambia su prosaico nombre por el mas sonoro de voraz acridio, también nos dio una manito el 24 de Septiembre en el Campo de las Carreras”

P. Juan Vece