Para
          no “olvidarnos” que Argentina es ese lugar en el mundo en donde se
          fagocita la memoria, el presidente de la Nación ha propuesto al ex
          vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez para ejercer la
          titularidad de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur
          (Mercado Común del Sur).
          
          Álvarez se fue del gobierno de la Alianza (UCR + Fre.Pa.SO) -fundada
          dos años antes- a los 300 días de haber asumido, en medio de la
          explosión del escándalo de coimas en el Senado Nacional del cual era
          su presidente. Algunos recordamos ese discursito mendaz y de ocasión
          -incluidos los abrazos de su mujer- de aquél 6 de octubre del 2000,
          como también recordamos que fue el mismo Álvarez uno de los mentores
          de aquella trapisonda de compra de voluntades tan solo ocho meses
          antes, de la instigación para que los diputados frepasistas voten la
          ley de reforma laboral o bien para que se retiraran de sus bancas para
          no votar en contra y de la mirada atenta de los directivos de Techint,
          la SIDE y del inimputable presidente Fernando de la Rúa.
          
          Después de cinco años Álvarez vuelve al centro de la política de
          la mano de quien siempre ha considerado a cualquier frepasista como un
          enemigo, y que si además estaba en Santa Cruz era pasible de las más
          terribles críticas como también de bloquearle cualquier tipo de
          participación e iniciativa política. Me refiero, claro está a Néstor
          Kirchner, que por estos tiempos le ha agarrado un enamoramiento por
          los ex Fre.Pa.So. que solamente resiste el análisis desde el barato
          oportunismo político. Un simple atrapatodo, sin más.
          
          Cuando Álvarez abandonó la vicepresidencia dejó atrás suyo sin
          miramiento ni contención alguna a todos los militantes que habían
          confiado en ese espacio, para sumergirse en su recoleta posición
          hasta que el inconsciente colectivo le permita, como ahora, mostrarlo
          nuevamente subido a las prerrogativas de la política. Un desfachatado
          total sin dudas.
          
          Cómo si en la Argentina no hubiera sucedido nada desde aquel octubre
          del 2000 ahora vuelve a aparecer en la cancha grande de la politiquería
          y vaya a saber uno con qué intenciones, porque si miramos la táctica
          arribista demostrada en el pasado solamente falta esperar el día y la
          hora en que abandonará el barco kirchnerista, como ya lo hizo en
          otros encuadramientos políticos.
          
          Por supuesto que mientras todo esto sucede sigue creciendo el
          pensamiento y convencimiento de que la clase política no tiene límite,
          ética ni moral alguna, en ese corto camino que va desde la lucha por
          el poder hasta los negociados que ese poder otorga a ese grupúsculo
          de elegidos por la democracia representativa. Por cierto bastante
          ordinaria.
          
          La realidad es que ahora con Álvarez se va completando el libro de
          pases políticos. Como desde hace tiempo atrás otros tantos
          frepasistas se han apurado a mover sus embarrados pies para subirse a
          la transversalidad como ministros, embajadores, legisladores,
          secretarios, etcétera y se han olvidado de los ciudadanos que otrora
          confiaron en ellos. Por supuesto que la lucha contra la corrupción
          también ha sido devorada con el correr del tiempo.
          
          Así estan las cosas en nuestra Argentina que pierde la memoria tan rápidamente
          como los inmorales pierden la vergüenza y el respeto por la ciudadanía.
          Hugo
          Alberto